Cuando gobernadores como DeSantis se postulan para presidente, la historia muestra que es un acto de malabarismo difícil

Una tarde a finales del mes pasado, Ron DeSantis el gobernador y Ron DeSantis el candidato presidencial estaban teóricamente haciendo dos cosas diferentes a la vez.

Su oficina anunció que había firmado ocho proyectos de ley; a continuación, compartió la documentación que se presentó al mismo tiempo que DeSantis estaba encabezando un evento en un granero a más de mil millas de Tallahassee, en Pella, Iowa. (Su oficina aclaró más tarde que DeSantis firmó los proyectos de ley “antes de la presentación”).

Históricamente, la gobernación ha sido el camino más popular hacia la presidencia. Pero la historia reciente muestra que los gobernadores en ejercicio que han montado campañas nacionales han tenido dificultades. Ninguno ha sido elegido desde 2000.

Sus experiencias ofrecen una vista previa de lo que los floridanos pueden esperar y las lecciones de lo que DeSantis debería evitar mientras el zumbido de su anuncio de campaña es sustituido por los meses agotadores de apretones de manos, cenas con donantes y ferias estatales. Él es el primer gobernador en ejercicio de la Florida que se postula para presidente.

DeSantis ya ha sido criticado en repetidas ocasiones por sus ambiciones políticas. Grupos de vigilancia y demócratas han presentado denuncias acusándolos a él y a sus aliados de infringir la ley de financiación de campañas o de difuminar ilegalmente la línea entre el deber oficial y la operación política.

DeSantis tendrá que manejar cuidadosamente su agenda, así como apoyarse en gran medida en sus aliados mientras está fuera para evitar que parezca que no está centrado en la Florida, dijeron expertos políticos.

“El gobernador DeSantis sigue sirviendo a la gente para la que fue elegido”, dijo Jeremy Redfern, portavoz de la oficina del gobernador, antes de enumerar algunas de las acciones de DeSantis la semana pasada, incluida la firma de docenas de proyectos de ley y el anuncio de que la Florida estaba demandando a la administración del presidente Joe Biden sobre las acreditaciones universitarias.

El candidato presidencial republicano y gobernador de la Florida Ron DeSantis, y su esposa, Casey DeSantis, son presentados durante la recaudación de fondos anual Roast and Ride para la senadora federal Joni Ernst, el sábado 3 de junio de 2023, en el recinto ferial del estado de Iowa en Des Moines, Iowa. Joseph Cress/Iowa City Press-Citizen / USA TODAY NETWORK

Si otras campañas sirven como advertencia, DeSantis tendrá que retocar el plan de juego que usó en su aplastante candidatura a la reelección estatal para reconocer que lo que funcionó en la Florida no está garantizado que funcione en otros rincones del país.

“Uno piensa que es difícil dirigir un estado grande, diverso y dinámico”, dijo Ray Sullivan, que fue jefe de gabinete del ex gobernador de Texas Rick Perry y trabajó en los equipos de campaña de Perry y George W. Bush, otro ex gobernador. “Postularse para presidente es mucho más difícil”.

El acto de equilibrio entre gobernar y hacer campaña

El entonces gobernador Chris Christie pasó 261 días en 2015, 72% del año, fuera de Nueva Jersey mientras se postulaba para presidente en el ciclo de 2016, según un artículo de The Wall Street Journal de la época. Pasó 56 de esos días en Nueva Hampshire, donde se celebraron las primeras primarias.

Patrick Murray, director de The Monmouth University Polling Institute en Nueva Jersey, dijo que estas ausencias más una caída en las propuestas políticas de Christie en el estado llevaron a sus electores a resentirse con él y su aprobación comenzó a “estancarse”.

El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, pronuncia un discurso de apoyo al gobernador Rick Scott durante una escala de campaña en Ormond Beach, Florida, el 27 de octubre de 2014. Joe Burbank/Orlando Sentinel/MCT
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, pronuncia un discurso de apoyo al gobernador Rick Scott durante una escala de campaña en Ormond Beach, Florida, el 27 de octubre de 2014. Joe Burbank/Orlando Sentinel/MCT

“Había una sensación de que ahora que había decidido postularse para presidente ya no necesitaba a Nueva Jersey”, dijo Murray. “[La gente sentía] que había un vacío en el estado porque básicamente había cedido la dirección del gobierno estatal”.

Ben Dworkin, director del Instituto Rowan de Política Pública y Ciudadanía de la Universidad Rowan en Nueva Jersey, dijo que cualquier ansiedad contra Christie en ese momento se vio agravada por su candidatura a un cargo más alto, un peligro que DeSantis también podría enfrentar.

En el mes transcurrido desde que saltó formalmente a la contienda, DeSantis ha pasado al menos la mitad de sus días fuera de la Florida.

“En la situación del gobernador DeSantis, habrá cobertura diaria de él en Iowa o Nueva Hampshire ... entonces se va a hacer notar”, dijo Dworkin. “Y cada vez que alguien tenga una queja, se va a magnificar porque [pueden decir]: ‘Y ese tipo ni siquiera está en la ciudad haciendo su trabajo’”.

El apretado calendario político de DeSantis ya ha limitado su visibilidad en la Florida. En una semana este mes, hizo escalas en Nevada, California, Carolina del Sur y Washington DC. Por lo general, después del período de sesiones legislativas, DeSantis celebraría conferencias de prensa casi a diario para promocionar la firma de proyectos de ley o proyectos financiados por el estado. En cambio, recientemente firmó varios proyectos de ley de alto perfil en privado, incluidos una ley que permite a las personas portar armas ocultas sin licencia y un paquete de reducción de impuestos que DeSantis menciona con frecuencia en la campaña.

Varios expertos políticos hicieron hincapié en que si bien el público generalmente tolera cierto ausentismo durante las grandes campañas, los gobernadores deben estar en su estado cada vez que ocurre un desastre o una controversia importante. DeSantis tuvo una muestra de esto cuando viajó fuera del estado y luego al extranjero en una misión comercial internacional pocos días después que Fort Lauderdale sufriera inundaciones récord en abril.

“Fort Lauderdale está bajo el agua y DeSantis está haciendo campaña en Ohio en lugar de ocuparse de la gente que sufre en su estado”, escribió entonces Donald Trump Jr. en las redes sociales.

DeSantis “tomó un vuelo de 19 horas a Japón, pero no pudo tomar un vuelo de 1 hora y 50 minutos a Fort Lauderdale”, tuiteó el senador estatal Shevrin Jones, demócrata de West Park.

Bill Miller, veterano cabildero de Texas, se refirió al infame viaje de 2021 del senador federal Ted Cruz a Cancún, México, mientras que una tormenta de hielo causaba la muerte de más de 240 texanos, diciendo que si Cruz hubiera sido candidato presidencial en ese momento (como lo fue en 2016), habría sido un escándalo aún mayor.

“Si estás desaparecido en combate, puede ser una herida mortal”, dijo Miller.

Conclusiones políticas

Cuando los gobernadores se convierten en candidatos presidenciales, se aplica un escrutinio adicional a todas sus acciones oficiales, dijeron expertos políticos.

Al día siguiente que DeSantis anunció su candidatura presidencial junto a Elon Musk en Twitter, firmó un proyecto de ley que protegerá a empresas como SpaceX de responsabilidad si los pasajeros de vuelos espaciales o los miembros de la tripulación resultan heridos o mueren, lo que provocó una ola de noticias haciendo la conexión. (Tanto SpaceX como Twitter son propiedad de Musk).

Destacados colaboradores de la oficina del gobernador también solicitaron recientemente donaciones de cabilderos para la campaña presidencial de DeSantis, una aparente infracción de la línea que tradicionalmente separa las campañas gubernamentales de las políticas. En ese momento, el gobernador aún no había aprobado el presupuesto, lo que significa que los proyectos que beneficiarían a los clientes de los cabilderos aún estaban a merced de su veto.

DeSantis defendió a su personal, diciendo que hicieron las peticiones “en su tiempo privado” y no usaron recursos estatales.

“Hay que ser doblemente cuidadoso”, dijo Miller, el cabildero de Texas. “Esa es la diferencia. No se trata [solo] del candidato, sino del gobernador y del candidato”.

Otra lección política que han dejado clara las campañas presidenciales de gobernadores anteriores: las estrategias que ayudan a un candidato a ganar sus elecciones estatales no siempre se trasladan al éxito nacional. Debido a eso, la respuesta política adecuada a un tema en particular en el estado natal de un gobernador podría estar en conflicto con lo que la base republicana a nivel nacional quiere escuchar, señalaron los expertos.

DeSantis parece ser muy consciente de ello. Cuando está en Iowa, DeSantis hace hincapié en la nueva ley de la Florida que prohíbe la mayoría de los abortos después de las seis semanas de embarazo, un cambio notable de su campaña de reelección en la Florida, cuando esquivó repetidamente las preguntas sobre el aborto. (Las encuestas muestran que los floridanos en general apoyan el acceso al aborto, pero los evangélicos son un bloque de electores republicanos clave en Iowa).

Cal Jillson, veterano profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Metodista del Sur de Dallas, dijo que un momento de la fallida campaña de Perry en 2012 ilustró de manera conmovedora esta verdad política.

En un debate en Nueva Hampshire, se preguntó a los candidatos qué estarían haciendo si no estuvieran en el escenario ese sábado por la noche. “Probablemente estaría en el campo de tiro”, respondió Perry, en una respuesta hecha a medida para ganar en Texas.

“La gente de todo el país dijo: ‘¿Qué? Yo estaría viendo películas’”, dijo Jillson.

Aunque DeSantis, nacido en Florida que lleva botas de vaquero con sus trajes, habla a menudo de sus éxitos en la Florida, ha invocado otras geografías para ampliar su atractivo. En su libro más reciente, escribió que su educación “reflejaba a las comunidades de clase obrera del oeste de Pennsylvania y el noreste de Ohio”.

Y cuando DeSantis inició su campaña en Iowa el mes pasado, proclamó que “la Florida es el Iowa del sureste”. La frase puede haber sonado familiar a cualquiera que hubiera escuchado su discurso en una convención del Partido Republicano de Utah aproximadamente un mes antes.

Allí dijo a los republicanos: “La Florida es el Utah del sureste”.