Giuseppe Conte apuntala su creciente popularidad con su triunfo europeo

Roma, 22 jul (EFE).- Hace apenas dos años Giuseppe Conte era un completo desconocido en Italia. Una pandemia y mil desvelos después, la popularidad del primer ministro sigue al alza tras el éxito del acuerdo europeo, aunque su lugar en la historia dependerá de cómo maneje las adversidades que se ciernen en el horizonte.

Cuando a finales de mayo del 2018 recibió el encargó de formar un gobierno, todos corrieron a buscar información sobre este jurista de 54 años de tono dócil y próximo al Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

Su arduo papel inicial fue unir la problemática coalición entre el M5S y la ultraderechista Liga, esfumada el pasado verano por los envites de un Matteo Salvini crecido por las encuestas.

Sin embargo, inmediatamente después, la política italiana, siempre creativa, halló una solución: dar a Conte un segundo mandato, esta vez como cabeza de la unión entre el M5S y el Partido Demócrata.

En todo este tiempo de desvelos, tensiones y pulsos partidistas Conte no solo se ha mantenido en Palacio Chigi - residencia del jefe de Gobierno - sino que ha aumentado su popularidad a pesar de estos tiempos difíciles, con una pandemia que amenaza con generar la mayor crisis desde la posguerra.

"Nadie lo habría dicho hace año y medio pero ahora es evidente que tiene buenas posibilidades de seguir en el poder", resume a Efe Salvatore Vasallo, director del centro de estudios Cattaneo.

EL ACUERDO EUROPEO, UN GALÓN EN SU CARRERA

El experto cree que su popularidad empezó a crecer con el cambio de Gobierno el pasado verano, al mostrarse como un líder "creíble", y se ha consolidado con la gestión de la pandemia y con el reciente acuerdo europeo para la recuperación económica tras el coronavirus.

En efecto el "Fondo de Recuperación" comunitario sitúa a Italia como la mayor beneficiaria, también por haber sido especialmente azotada por la pandemia, pero este logro ha acabado como una medalla en el pecho del "abogado del pueblo", como él mismo se presentó.

Al cierre de las negociaciones era el político mejor valorado del país y un estudio de este martes del instituto Ixè apunta que el 56 % de los italianos se fían "mucho" o "bastante" de él.

De hecho en Italia, un país acostumbrado a la gresca, solo una persona se ha atrevido a criticar sin sonrojo el acuerdo: Salvini. Ni siquiera la ultraderechista Giorgia Meloni encontró razones para arremeter contra él y reconoció que "había salido en pie".

CONTE FRENTE A LA PANDEMIA

En estos meses el jurista ha tenido que hacer frente a la mayor crisis que se recuerda: la expansión de un virus que ha contagiado a casi 245.000 personas, matado a 35.000 y puesto de rodillas a la ya de por sí lenta economía del país, pero tercera potencia del euro.

Conte no dudó en declarar el estado de emergencia para actuar por decreto y durante los dos meses y medio de confinamiento acompañó a los italianos con sus comentadas comparecencias por televisión.

"La opinión pública apreció que fuera una figura poco politizada la que garantizaba la seguridad en el país", opina Vasallo.

El experto del Instituto ISPI Carlo Altomonte cree que la crisis le ha reforzado gracias a "a su decisión indispensable de centralizar" las decisiones para contener la pandemia.

Ni siquiera parece haber frenado su ascenso aquella mañana en la que tuvo que testificar ante la Fiscalía para aclarar por qué no aisló desde el principio dos pueblos ya afectados por el virus.

A esas alturas poco o nada quedaba de aquel Conte dubitativo que al comienzo de su andadura pedía permiso a su vicepresidente para hablar en el Parlamento o de quien todo el mundo se reía cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, le llamó "Giuseppi".

En sus discursos en tiempo de cuarentena Conte mostró una "nueva versión" de sí mismo, mucho más firme. Incluso no dudó en reprender públicamente a Salvini y Meloni cuando estos no cejaban en su empeño de desgastarle aprovechando la emergencia: "Este Gobierno no trabaja con el favor de las tinieblas" es ya una de sus frases estrella.

EL FUTURO, UN ETERNO INTERROGANTE EN ITALIA

El Gobierno de Conte, a menudo divergente en muchas cuestiones, tiene ante sí el difícil reto de "escribir un plan de reformas creíble" para atrapar las ayudas europeas, sostiene Vasallo.

Y será un aspecto crucial no solo por la dimensión de la crisis (algunas previsiones indican una contracción del 10 % del PIB) sino también por el "riesgo concreto" de que se abra una grieta en la coalición por las políticas a implementar.

Mientras, el primer ministro, siempre celoso de su intimidad, va poco a poco dejándose querer y dando a conocer más aspectos de su vida. Por ejemplo hace algunas semanas sorprendió al acudir con su novia, Olivia Paladino, a un cine de verano en Roma.

El profesor Altomonte cree que en efecto detrás de todo esto hay una estrategia de mercadotecnia para crear "una figura política" que trascienda la institucional, técnica, de primer ministro.

Porque en Italia la gran pregunta que sobrevuela su intrigante mundo político es cuánto durará el viento a favor y si Conte tendrá el valor de ponerse al frente de un partido.

El politólogo Oreste Massari subraya que una de las razones de este dulce momento de Conte es que directamente no hay alternativa a su Gobierno pero advierte de que el damero del poder italiano muchas veces deriva en auténticas arenas movedizas.

"Lo que ahora es popular y relativamente fuerte puede debilitarse en muy poco tiempo", avisa, a modo de presagio.

(c) Agencia EFE