Georgina Barbarrosa recordó a su mamá: "Pude estar con ella hasta el último momento"

El 29 de agosto, Georgina Barbarrosa vivió uno de los momentos más tristes de su vida cuando se murió su mamá, Susana, quien tenía 91 años. Sentada en la mesa de Almorzando con Mirtha Legrand, la actriz se emocionó al recordar a la mujer que la trajo al mundo y los últimos días juntas. Además, la artista contó como atraviesa esta época tan difícil.

"Es la primera vez que vengo a un programa. Me tomé flores de Bach antes, porque tengo como una puñalada acá en el pecho", dijo ni bien comenzó la emisión. "Es difícil, tenía que venir acá pero es raro, ¿sabés?, es raro".

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"El otro día estaba ensayando y digo, 'voy a agarrar el teléfono', porque siempre estaba pendiente del teléfono para ver si la vieja necesitaba algo. Es inenarrable, solamente lo puede entender la gente que perdió a su mamá", explicó sobre su día a día en las últimas semanas. "Además hacía 11 años que mamá vivía conmigo".

Susana, que había quedado ciega hace unos años, estuvo viviendo en las casas de sus hijos, quienes la ayudaban en sus tareas. "Al principio estaba con mi hermana, después un poco con mi hermano que está en Córdoba, y esta temporada en Carlos Paz, tuvimos madre compartida con él. Iba mucho al teatro, a ella le encantaba", contó.

"Era una divina, creo que la persona más culta que conocí en mi vida. Una persona de una dignidad y de una templanza muy grande, porque quedarte ciego de la noche a la mañana y seguir siendo una señora educada no es fácil", explicó. "Al principio le costó, tuvo que ir a la escuelita de ciegos en donde le dijeron que no iba a aprender braille a los 80 años. Todos tuvimos que aprender, yo sigo aprendiendo", destacó Georgina.

Hoy en día, Barbarrosa convive todo el tiempo con esa ausencia que se nota en el hogar. "Es muy duro. Ahora estamos con Lucía, mi sobrina, pero antes la casa que estaba llena de gente con mamá, las señoras que la cuidaban y López, que es el perro. López se la pasa todo el día en la cama de mamá, y yo le digo, 'López, mamá no está acá ahora, está por acá, pero no está', y cierro la puerta y López se queda del otro lado".

"Es difícil este momento, pero no imposible de sobrellevar", analizó mientras se consolaba diciendo que la muerte es inevitable para todos. "Nosotras lo hablábamos siempre, le preguntaba si le daba miedo morirse y me decía que no, yo le decía que tenía miedo de sufrir y ella también".

Gracias a una autorización especial, a pesar de la pandemia Georgina pudo acompañarla en el hospital. "Pude estar con ella hasta el último momento. Estaba en casa y cuando se descompuso hablé con una doctora y la llevamos al Hospital Naval, que era como su casa porque trabajó ahí como enfermera voluntaria en la época de Malvinas. Yo quería estar con ella, porque no podía dejarla sola siendo ciega", contó emocionada.

"Pude estar a su lado todo el tiempo abrazándola. Gracias a los teléfonos, mi hermana desde Sevilla y mi hermano desde Córdoba pudieron estar conectados siempre. Ella habló con todo el mundo y se despidió, porque se daba cuenta. Estuvimos juntas, le dije que la amaba, la apretujé, la besé y la toque", agregó.

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