‘La gente ha reducido sus comportamientos a los de los animales’

Por naturaleza, los seres humanos somos enemigos de Dios, amadores de nosotros mismos y esclavos del pecado, ¿cual? Cualquiera que la economía nutra con productos y servicios para satisfacerlos, sostienen algunos teólogos y agnósticos. Entre la mayoría de la población, la ira parece un rasgo inherente a la naturaleza humana, una respuesta irracional que obedece a la frustración o malestar. Bajo ese planteamiento pecaminoso, ¿qué pasaría si un día la ira tuviera que asesinar a los otros seis pecados capitales? Con la novela Jamás serían los siete, el escritor Víctor Escalante Razo plantea el resultado de este homicidio colectivo.

“Todo el que no quiere ver sus pecados, se los echa a la espalda, y los pecados ajenos los pone muy a la vista; no por diligencia, sino por envidia; no para remediarlos, sino para acusarlos, pero de sí mismo se olvida”, enunció durante su época —imperio romano— el escritor y filósofo cristiano Agustín de Hipona.

Con un punto de vista sociológico, Escalante Razo, también autor de La decisión más fácil (febrero de 2022) y La semana previa a un disparo en la sien (junio de 2022), describe en esta autopublicación, a través del sistema Amazon Kindle Direct Publishing (KDP), los cambios económicos, políticos y psicológicos que sucederían ante el asesinato de los otros seis pecados: soberbia, avaricia, lujuria, gula, envidia y pereza. Además, critica la situación actual de muchos productos sociales como el mercado del arte.

UNA HISTORIA PARA AQUELLOS QUE DEJARON DE VIVIR

Con un plano parecido al de la película estadounidense de 1995 Seven, del director David Fincher, donde un par de detectives empiezan a investigar una serie de asesinatos relacionados con los siete pecados capitales, partiendo por la gula para culminar con la ira, luego de que uno de los agentes comete homicidio contra el responsable de las demás muertes al asesinar a su esposa, Jamás serían los siete personifica sus creaciones como “el hombre del techo” o “el hombre del paraguas”, quienes se conocen en una iglesia.

“El hombre del techo se prepara una taza de té y se sienta en la sala a revisar el contenido de la bolsa de plástico. No podemos distinguirlas con claridad, pero se trata de seis fotografías, cada una acompañada por dos hojas de papel. Analiza cada una de las imágenes y documentos”, se describe en las primeras páginas de la novela.

Todo comienza con una vida casi ordinaria, pero afable, del hombre del paraguas, hasta que en unas semanas todo cambia. Su mundo es muy diferente a como solía serlo. Antes estaba plagado de una riqueza de colores, aromas, sabores y texturas. Ahora el aire huele a rancio y los ruidos solo sirven para alertar. Ni qué decir de la temperatura, se reduce al frío y calor más básicos. Sin embargo, este impacto es a nivel global.

En Japón, la industria del pez globo cerró para siempre, mientras que los franceses ya no están dispuestos a pagar por una salsa cuya preparación lleva más de cinco minutos. Los deportes se limitan a ser observados sin ningún aperitivo, bebida o golosina que vuelva más placentera la experiencia, antes se solían comprar nachos con queso derretido o hot dogs.

CRISIS SOCIAL

“La primera clase en los aviones ha dejado de existir como tal, pues los viajantes se han reducido a quienes tienen una auténtica necesidad comercial. Solo el fallecimiento de una persona muy cercana amerita ir a otra ciudad, pero no siempre los lazos de consanguinidad son un argumento válido para justificar el viaje”, y así continúa una larga lista de lo que se ha dejado de hacer, como si todo se remitiera a su función, sin agregados que dan sentido y hacen “invertir” más de lo establecido.

Después de cada asesinato la gente modifica sus hábitos de consumo. En un nuevo caso de homicidio, ahora los psicólogos se angustian porque no hay complejos para curar con terapias de meses o años. El comentario más inocuo negativo es considerado un insulto suficiente para terminar una amistad y retarse a golpes.

Cualquier expectante podría asegurar que se trata de un fin catastrófico. Incluso cuando los gobiernos han prohibido el uso de billetes, la deflación continúa. Sin duda, hay un deterioro de los principales indicadores sociales en cuanto a las condiciones de vida y de trabajo de los sectores.

“La gente ha reducido sus comportamientos a los de los animales: los conejos y los perezosos. Se despiertan para el coito, comen apenas lo necesario, y dormitan todo el tiempo que no están copulando. Los empleos ya no existen, la privacidad tampoco…”, advierte Escalante Razo en su obra, como una crítica de la transición de la sociedad moderna a la primitiva.

“JAMÁS SERÍAN LOS SIETE” DISPONIBLE EN AMAZON

Para el desenlace, Víctor Escalante Razo nos deja entre líneas que ya no queda mucha gente por matar, probablemente la población humana quedará reducida a dos individuos en menos de siete días. Con 74 páginas, el libro publicado de forma independiente está disponible en Amazon desde octubre pasado.

El escritor Escalante Razo nació en la Ciudad de México, en 1975, aunque la mayor parte de su vida ha vivido en el Estado de México. Se describe como un amante de las letras desde pequeño, “excepto cuando son en sopa”.

Entre sus gustos musicales destacan el jazz, el rock y el death metal, pero al momento de escribir opta por Johann Sebastian Bach. Y confiesa que pasaron 35 años para que descubriera dos incisos relevantes: su afición por las corbatas y tomar la decisión de publicar sus textos. N

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