Gastaron miles de dólares para ver la final de la Copa América, pero el caos los dejó fuera. Ahora las demandas

Isabel Quintero compró dos entradas de $1,000 para la final de la Copa América en el Hard Rock Stadium de Miami Gardens. Se enfrentaban Argentina y Colombia y ella quería invitar a su padre, quien vive en Colombia, a una celebración tardía del Día del Padre.

Pero los festejos terminaron con su ingreso denegado; fue empujada, pisoteada y golpeada contra objetos –dicen sus abogados– por una multitud descontrolada que inundó las puertas del estadio, incluso colándose por los conductos de ventilación.

Quintero es ahora una de al menos cinco poseedores de entradas para la Copa América que presentaron una demanda después de que la estampida inundara el estadio antes del esperado partido del domingo por la noche. Tras la avalancha de aficionados al fútbol sin entradas, los guardias de seguridad cerraron las puertas, dejando fuera a cientos y posiblemente miles de aficionados con entradas, lo que significa que se avecina una avalancha de demandas.

La acción nombra como demandados a South Florida Stadium LLC, que opera el Hard Rock Stadium y a la CONMEBOL, la confederación sudamericana de fútbol. La demanda de Quintero, presentada el jueves por los abogados Khristopher Salado y Judd Rosen, culpa a los organizadores de las lesiones de la mujer, citando “la total falta de capacitación, preparación y/o protocolo de seguridad por parte de los miembros de seguridad”.

La demanda también afirma que el local y los organizadores deberían haber contratado suficiente personal de seguridad, capacitado a personal bilingüe y aplicado medidas de seguridad, mientras añade que los trabajadores del evento deberían haber prestado ayuda a los heridos y expulsado a los “clientes problemáticos”.

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Los demandados “omitieron negligentemente cualquier procedimiento... para expulsar a los clientes revoltosos, alborotadores y/o problemáticos que se impusieron a la supervisión y/o seguridad de sus instalaciones; o, alternativamente,... sí tenían procedimientos que rigen la supervisión y/o seguridad de sus instalaciones, pero aplicaron dichos procedimientos de forma descuidada y negligente”, dice la demanda.

En el estadio, Quintero sufrió lesiones externas significativas –y posibles lesiones internas– al ser pisoteada, aplastada y empujada por la multitud, según Rosen. Su cuerpo está cubierto de hematomas.

“Lo triste es que el estadio intenta culpar a los fanáticos”, dijo Rosen. “Pero el estadio y los promotores estaban a cargo de la seguridad... Las personas con entradas válidas podían haber estado animando a su país y a sus equipos favoritos en lugar de estar literalmente luchando por sus vidas en la estampida en la entrada del estadio”.

Rosen destacó que los fallos de seguridad podían haber sido peores, ya que muchos de los aficionados sin entradas no pasaron por los detectores de metales.

“Tenemos que establecer un estándar de seguridad para los acontecimientos deportivos”, dijo el abogado. “Este caso es más acerca de hacer que los eventos deportivos sean seguros que del dinero”.

Jacqueline Martínez compró cuatro entradas por más de $4,000 para asistir al partido con su esposo, Nicolás Osorio, y sus padres, Marta Pintos y Eduardo Martínez. A la familia, sin embargo, se les impidió la entrada al estadio debido a la turba.

“La entrada ilegal de personas en el estadio era una consecuencia previsible de la incapacidad de los demandados para aplicar medidas adecuadas de control de multitudes, protocolos de seguridad y procesos de verificación de entradas”, dice la demanda, presentada el lunes por el abogado Leonard Caracappa.

La familia recurrió a los tribunales, solicitando un reembolso por sus gastos y por la angustia que experimentaron durante las tensas refriegas, dijo el abogado Irwin Ast.

“Ahorraron durante años para ir a este partido”, dijo Ast. “Algunos sacrificaron no las vacaciones de este año, sino las de los tres últimos para poder permitirse estas entradas”.

En lugar de eso, se vieron atrapados en un tumulto que podía haberse evitado fácilmente con medidas de seguridad, dijo el abogado.

“Pensaban que iban a ver un acontecimiento único en la vida”, dijo Ast. “Se puede comparar con tener entradas para el Super Bowl [y que la gente] entre corriendo en el estadio, sentándose en tu asiento”.

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