El problema climático invisible del que ni en la COP27 quieren hablar

La ganadería supera en emisiones de gases invernadero al sector del transporte y aún así apenas se menciona en las grandes cumbres climáticas | Imagen Xulio Villarino/Getty Images
La ganadería supera en emisiones de gases invernadero al sector del transporte y aún así apenas se menciona en las grandes cumbres climáticas | Imagen Xulio Villarino/Getty Images

Quedan pocos días para finalice la Cumbre climática de Naciones Unidas en Egipto y los resultados, como viene siendo habitual, han sido decepcionantes a tantos niveles que resulta difícil entender la utilidad práctica de su celebración. Los nuevos datos publicados durante la propia COP27 muestran que, incluso con el actual panorama de crisis climática, las emisiones globales de dióxido de carbono de los combustibles fósiles se están disparando. Se prevé que las emisiones globales de CO2 aumenten un 1% en este año 2022, alcanzando un nuevo récord de 37.500 millones de toneladas. Jamás en la historia el ser humano había emitido tantos gases de efecto invernadero como ahora y, si la tendencia continúa, la humanidad podría añadir “suficiente CO2 a la atmósfera como para calentar la Tierra a 1,5 °C por encima de las temperaturas preindustriales en solo nueve años, echando por tierra todo lo acordado en el tratado de París.

Más allá de la incapacidad de llegar a acuerdos y de ejecutarlos de manera eficaz (que ya tratamos en un artículo hace unos días) existe también un grave problema subyacente a estas cumbres climáticas: ni siquiera se habla de lo que se tiene que hablar.

Los principales sectores responsables de la mayoría de las emisiones ni siquiera se mencionan en estas cumbres. De todos los acuerdos finales resultantes de estas cumbres climáticas desde que comenzaron, los combustibles fósiles tan solo se nombran en seis de ellos y solo uno de esos acuerdos sugiere usar menos combustibles. Por poner un caso reciente, la pasada cumbre climática en Glasgow tan solo sugería reducir gradualmente la quema de carbón, sin decir nada sobre la reducción del petróleo o el gas. En ningún tratado se sugiere siquiera reducir su extracción.

Pero si existe un invitado fantasma, un sector invisible para estas cumbres climáticas es, sin duda, la ganadería. Según los datos más recientes el sector ganadero representa entre el 16,5% y el 28% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Y este abanico porcentual, tan difuso y amplio, es otra clara muestra de la dejadez y descuido de las instituciones: apenas existen estudios que analicen las implicaciones directas o indirectas del sector y su contribución real al calentamiento global. Por su parte, la Organización de Naciones Unidas ofrece una cifra oficial, el 14,5%, pero los expertos coinciden en que es un dato obsoleto que no representa la realidad de la situación.

Pero incluso si diésemos por válido el porcentaje más bajo, seguiría siendo mayor que todas las emisiones procedentes del transporte en el mundo. La propia ONU, hace ya más de 15 años, reconoció que “La ganadería produce más gases contaminantes que el transporte” y el consumo de carne está creciendo a un ritmo inquietante. En las últimas dos décadas, desde 2008 hasta 2018, el consumo mundial de carne aumentó un 58%, alcanzando cifras récord que superan los 360 millones de toneladas anuales.

Aquí llega la gran sorpresa: las cumbres climáticas no solo no abordan el problema sino que apenas lo citan. La ganadería tan solo aparece mencionada en tres acuerdos y la única medida que se sugiere es la “gestión”. En ningún momento se habla siquiera de reducción. “Es como si los negociadores en una reunión sobre no proliferación de armas hubieran decidido no hablar de bombas”, explica George Monbiot en The Guardian.

Los gobiernos de todo el mundo han ignorado, conscientemente, este asunto. Tan solo 12 países en todo el mundo mencionan las emisiones de gases invernadero procedentes de la ganadería dentro de sus compromisos climáticos oficiales… y ninguno busca reducir la producción ganadera. De hecho, esta flagrante omisión puede terminar resultando muy cara porque puede dejar sin efectos el resto de decisiones y acuerdos sobre cambio climático. La tendencia es clara y muy preocupante: incluso si consiguiéramos eliminar, ahora mismo y por completo, todas las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los demás sectores, la tendencia actual en la producción de alimentos nos llevaría a duplicar o triplicar la cantidad de emisiones comprometidas para el año 2100.

Solo el sector de la ganadería sería suficiente para alcanzar el límite estimado de emisiones de gases invernadero para 2100 | Our World in data
Solo el sector de la ganadería sería suficiente para alcanzar el límite estimado de emisiones de gases invernadero para 2100 | Our World in data

No parece un sistema sostenible, y ni siquiera es un sistema eficaz. La ganadería genera el 57 % de los gases de efecto invernadero del sistema alimentario, y sin embargo proporciona solo el 18 % de las calorías… lo que nos lleva a apuntar otro importante punto: el consumidor. A falta de compromisos internacionales, acción institucional y con el olvido intencionado de los gobiernos nacionales, nos queda el complicado recurso de la concienciación social.

España se alza en el segundo puesto como país europeo que más carne consume y su papel ganadero está muy presente ya que es uno de los principales productores de ternera y cerdo. La pandemia de COVID-19 ha incrementado el consumo y el consumo en 2020 se sitúa en 49,86 kilos por persona al año, lo que significa un aumento del 10,2% con respecto al año anterior. Todos sabemos que existen poderosas razones médicas para reducir el consumo de carne. Desde hace décadas cualquier experto nutricionista y todas las fundaciones o instituciones de salud importantes recomiendan reducir el consumo de carne y aumentar el de frutas, verduras o legumbres. Es momento de dejar de rasgarse las vestiduras y añadir también razones climáticas críticas en esa ecuación... pero nada de esto ocurrirá si cada vez que alguien recomienda públicamente reducir el consumo de carne, los más ignorantes de la clase se le tiran al cuello para criticarle. Necesitamos menos carne, de más calidad y con una producción más sostenible.

En definitiva nos encontramos ante un dilema de difícil solución… sobre todo si tenemos en cuenta que ni siquiera se aborda su existencia. Conocemos perfectamente los problemas a los que nos enfrentamos, hemos identificado los sectores responsables y hasta sabemos qué medidas nos ayudarían a combatir el calentamiento global. Sin embargo parece que hemos optado por colocarnos una venda en los ojos celebrando cumbres mundiales del clima que se empeñan en mirar el dedo, en lugar de la Luna.

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Referencias científicas y más información:

George Monbiot “There’s one big subject our leaders at Cop27 won’t touch: livestock farming” The Guardian

Tollefson, Jeff. «Carbon Emissions Hit New High: Warning from COP27». Nature, noviembre 2022. DOI:10.1038/d41586-022-03657-w.

Naciones Unidas: La ganadería produce más gases contaminantes que el transporte

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