Una galería de arte guatemalteca se hace espacio en el mundo

Ciudad de Guatemala — Si le preguntas a Stefan Benchoam por la misión de su galería, Proyectos Ultravioleta, empieza a contarte una larga historia de la política guatemalteca, llena de fechas y detalles, y más que un poco de desesperación.

Sin apenas detenerse a respirar, Benchoam comienza con el final del periodo colonial español y el inicio de la independencia, pasando por la explotación de la tierra y de las personas por parte de la United Fruit Co., una corporación estadounidense que llegó a controlar grandes secciones del suelo del país, y cómo las amenazas contra esta sirvieron de pretexto para un golpe de estado respaldado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por su sigla en inglés) en 1954.

Benchoam repasa con rapidez las dictaduras violentas y la guerra civil subsecuentes antes de un proceso de paz mediado por Las Naciones Unidas en 1996. La historia termina en 2023, con las recientes elecciones presidenciales de Guatemala, marcadas por maniobras políticas y amenazas de muerte destinadas a debilitar al candidato ganador.

Es importante conocer todo eso, dijo Benchoam, para entender su postura sobre la función de los artistas hoy en día: ser moderadores del diálogo público cuando la comunicación entre las distintas facciones sociales parece imposible, ser defensores de la equidad y la estabilidad, y ser la conciencia de un país.

“¿Cómo se puede restaurar el tejido de un país que ha pasado por tantas dificultades si no es en el espacio público, y si no es a través del arte y de las prácticas artísticas?”, cuestionó.

Proyectos Ultravioleta, de la ciudad de Guatemala, se ha posicionado como un foro donde puede ocurrir ese intercambio. Su objetivo, según Benchoam, es ayudar a respaldar la voz y la carrera de los artistas en un país donde “hay más dedos en mi mano derecha que coleccionistas” dispuestos a pagar precios razonables por las obras de arte.

Para ello, desarrolló un modelo de negocio que consiste en vender arte en la carretera. La galería, que vuelve a Frieze Londres este año, es uno de los pocos agentes de Guatemala (y en general de Centroamérica) que tiene una presencia constante en ferias internacionales celebradas fuera del país.

“¿Por qué vamos a las ferias de arte?”, preguntó Benchoam. “No porque queramos, necesariamente, sino porque en nuestra industria ese es el punto donde converge la mayoría de la gente”.

La estrategia ha tenido éxito casi desde el principio. En 2016, el primer año que Proyectos Ultravioleta se arriesgó alquilando un lugar en Frieze Londres, ganó el Premio Stand con jurado de la feria, otorgado al mejor pabellón de una galería emergente. Volvió a ganar en 2019.

Ese reconocimiento se ha traducido en una atención considerable y ventas a clientes más allá de los asistentes habituales de la feria, entre los que están museos como el Tate Modern de Londres. La galería ha ampliado su alcance y ahora asiste con frecuencia a eventos importantes como la feria Art Basel Miami Beach; Artissima en Turín, Italia; y Arco en Madrid. Según Benchoam, las ventas en el extranjero representan alrededor del 90 por ciento de su negocio.

Ser la única galería guatemalteca en las ferias ha sido una ventaja. La gente siente curiosidad y quiere conocer la historia de Proyectos Ultravioleta. “Siempre somos, de cierta manera, los menos favoritos”, afirmó.

A medida que ha ido creciendo su presencia en otros países, la galería también se ha vuelto más global. Sigue centrándose en la exportación de artistas guatemaltecos, pero ha ampliado su lista para incluir a artistas de otros lugares.

La galería trabaja con artistas de distintos niveles profesionales, aunque muchos están establecidos en Guatemala y son reconocidos por producir obras difíciles.

Entre ellos está Regina José Galindo, conocida por sus performances, como “La Sombra”, que aborda el ciclo de la violencia militar. Galindo consiguió que un tanque alemán Leopard de la Segunda Guerra Mundial la persiguiera por un campo de tierra hasta que se desmayó. La obra se documentó mediante video y fotografía fija.

Otro ejemplo es Jorge de León, quien pinta y dibuja, pero se ha hecho famoso por sus performances extravagantes, como “Swoosh”, para el que se tatuó el logotipo de Nike en el pie, justo donde estaría si llevara puestos los tenis de la empresa.

Estas obras son extremas, pero permiten entablar un diálogo sobre la corrupción y las influencias extranjeras, al igual que los objetos e instalaciones creados por otros artistas fundamentales para la galería e involucrados en la conversación política del país. Entre ellos se encuentran Edgar Calel, Hellen Ascoli, Naufus Ramírez-Figueroa y Benchoam, quien también crea objetos de gran significado.

Ramírez-Figueroa, pintor y artista de performance cuya obra es a menudo autobiográfica, ha estado en Proyectos Ultravioleta desde sus inicios, cuando era más un grupo de artistas que organizaban fiestas y vendían sus productos como podían y no la galería comercial formal en la que se ha convertido, según relató.

Su familia abandonó Guatemala durante la guerra civil en la década de 1990, cuando él era un niño. Regresó en 2008 con el sueño de forjarse una carrera como artista profesional. El mercado era casi inexistente en aquel momento, sobre todo para obras sobre la difícil situación de los refugiados, y tuvo que marcharse de nuevo.

No obstante, su conexión con Proyectos Ultravioleta lo ha relacionado con diversos coleccionistas. Su prestigio profesional creció junto con la evolución de la galería. Ahora tiene un trabajo en la colección del Museo Guggenheim de Nueva York y en fechas recientes expuso de manera individual en el Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia.

Ramírez-Figueroa le atribuye gran parte de su éxito a su afiliación a Proyectos Ultravioleta y a las primeras obras que vendió. “Antes de eso, nunca me había planteado mudarme a un lugar más céntrico en el mundo del arte, porque no me parecía posible económicamente”, señaló.

“Me permitió vivir en Guatemala, ser un artista de tiempo completo y dedicarme realmente a lo que hago”, concluyó.

c.2023 The New York Times Company