La campeona olímpica Gabby Douglas cuenta lo que sufrió por su cabello: "Tenía calvas en la cabeza"
Ella tenía apenas 17 años cuando la vi aplaudiendo a su princesa Disney favorita en una tarima llena de magia: el castillo del Magic Kingdom en Orlando, Florida. Gabby Douglas, junto a su madre, Natalie Hawkins, presidían la ceremonia de coronación de Merida, sí, la protagonista de Brave, personaje que, paradójicamente, representó un gran reto para el gigante de la animación por los años que les tomó la creación de su espectacular cabello rizado.
Y justamente el cabello le dio muchos dolores de cabeza a la gimnasta, quien para esa mañana de mayo, en el lugar “más feliz del mundo”, ya contaba con dos medallas de oro olímpicas.
Su talento parecía no bastar a quienes se ocupaban de criticar a la joven norteamericana y a pesar de sus logros, se llegó a ver muy afectada. Las críticas se orientaban a su apariencia y específicamente a su cabello.
Corría el año de 2012 y Gabrielle Douglas competía en las Olimpiadas de Londres en las cuales obtuvo una medalla por equipos y una individual, ambas de oro. Esto la haría parte de la historia atlética de los Estados Unidos y la ubicaría como la primera afroamericana en ganar una medalla de oro individual en gimnasia.
En lugar de disfrutar los logros de su hija, la madre de Douglas no daba crédito a los comentarios que calificaban el cabello de la niña como “descuidado" o “vergonzoso” y la defendía en los medios de comunicación alegando lo que hoy es más que obvio: la cola que usaba -que además es determinante en el desenvolvimiento de esta disciplina- no era lo más importante, sino su concentración y preparación para alcanzar sus metas.
Aunque en aquel entonces Gabby Douglas parecía muy concentrada en el logro de su objetivo, por el cual había estado entrenando por más de 10 años, lo que ocurría en redes sociales y medios de comunicación sí le afectó y mucho. Hoy sabemos que la joven gimnasta hasta llegó a perder el cabello, quizás por el estrés, quizás por las largas horas de entrenamiento con el cabello atado en colas de caballo muy tensas.
“Lloré, lloré y lloré”
Ya con 24 años de edad y una medalla olímpica dorada adicional en su hoja de vida, Gabby Douglas publicó recientemente un post en su cuenta de Instagram que asegura haber escrito desde su corazón.
“Desde muy joven siempre tuve que ponerme el cabello en una coleta apretada para hacer gimnasia y debido a eso mi cabello se dañó por completo. Tenía calvas en la parte posterior de la cabeza. Estaba tan avergonzada y cohibida que ponía un montón de clips sobre las áreas lampiñas para tratar de taparlas, pero aún así se notaban. Mi cabello creció un poco, pero poco después, tuve que cortarme todo el cabello porque estaba muy dañado. Lloré y lloré y lloré….”
La gimnasta relató que no quería ir al gimnasio por lo avergonzada que se sentía al tener el cabello tan corto. “La mayoría de los días ni siquiera quería ir al gimnasio porque me sentía muy avergonzada de que todo mi cabello se hubiera ido. Solía pensar: ¿por qué no puedo tener un cabello sano?”.
Douglas agrega en su revelación que lo vio como otro desafío y siguió con su objetivo de triunfar en las olimpiadas y aún así su cabello fue el tema de conversación.
Aunque su revelación es dura y triste, Gabby cierra con un mensaje alentador que muestra la determinación que la ha caracterizado. “Ahora aquí estoy hoy - sin extensiones - sin clips - sin pelucas - sin químicos - todo yo”.
Estrés o tracción
“La calvicie puede ser mecánica, aparecer por tracción, es decir, las colas que usó Gabby pueden haberle causado esas áreas calvas, pero también puede presentarse la alopecia areata, por lo general redonda y que es de índole emocional”, explica la especialista en cuidado capilar Dana Yegres, quien aconseja que en caso de presentar síntomas similares, lo mejor es recurrir a un especialista que realice un diagnóstico cuanto antes. “Antes de recomendar tratamientos de belleza, lo conveniente es visitar a un psicólogo porque este tipo de alopecia es generada por situaciones de mucho estrés”.
Está claro que las gimnastas, así como muchos atletas de alto rendimiento, están sometidos a pruebas muy rigurosas que no solamente comprometen su performance físico sino también sus emociones. Si a esto sumamos el alcance que tienen las redes para difundir mensajes huecos, que etiquetan y señalan con malicia las diferencias que mas bien debemos celebrar, no es difícil ponernos en los zapatos de Gabrielle Douglas, quien hoy en día inspira a miles de niñas y mujeres que quieren cumplir sus sueños.
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