Gaël Monfils lo hizo de nuevo: el puntazo que le ganó a Hubert Hurkacz en el Masters 1000 de Indian Wells

Gaël Monfils responde con una reverencia a la aclamación del público por el punto que le ganó espectacularmente a Hubert Hurkacz en el Masters 1000 de Indian Wells; el público quedó definitivamente del lado del francés en el partido.
Gaël Monfils responde con una reverencia a la aclamación del público por el punto que le ganó espectacularmente a Hubert Hurkacz en el Masters 1000 de Indian Wells; el público quedó definitivamente del lado del francés en el partido.

Si hubiera un ranking de puntos impresionantes en el tenis, Gaël Monfils estaría mucho más arriba que en el escalafón internacional de ATP. El talento y el desparpajo del francés lo hacen un personaje mucho más trascendente que lo que sugiere ese actual puesto 54 en el mundo. Le sobra destreza, y alegría de juego, como para ser protagonista de muchos tantos espectaculares. Y a los 37 años la pantera sigue dando vueltas por el circuito, entregando, de vez en cuando, esas maravillas dignas de resúmenes en noticieros.

Y no es que juega en torneos menores. Monfils está protagonizando el Masters 1000 de Indian Wells, el primer torneo de su categoría en el año, justo por debajo de los de Grand Slam. En la segunda rueda tuvo enfrente a un adversario importante, el polaco Hubert Hurkacz, el 8º tenista del planeta. A veces, Gaël está a la altura de los integrantes del top ten. Lo fue en una época, nada breve, por cierto (llegó a ser 6º). Y tiene algunas condiciones (técnica, físico) como para volver a la elite, más allá de las joyas que regala para los highlights.

Gaël Monfils tiene al saque como una de sus buenas armas, pero los puntos maravillosos que elabora exigen otras virtudes.
Gaël Monfils tiene al saque como una de sus buenas armas, pero los puntos maravillosos que elabora exigen otras virtudes. - Créditos: @MICHAEL OWENS

Pero esas gemas son los más disfrutables. En el encuentro con Hurkacz hubo una magnífica, que tuvo de todo: palazos, muñecazos, salvadas asombrosas, globos, drops, dos grandes Willy y un smash que levantó al estadio en la noche del desierto californiano. El público se extasió. Y no había transcurrido siquiera un set completo; el desenlace estaba lejos.

Sacó el polaco. Bien, a la T. Casi ace. Gaël devolvió exigido, fácil, para Hubert. Pero Hurkacz respondió al medio, justo donde estaba su rival. Monfils le dio otra chance, con un tiro débil. Pero el eslavo devolvió el favor. Como si el partido fuera un amistoso, y no uno de M-1000, el francés tiró un globo lento, al fleje de fondo. Y a pesar del metro 96 del polaco, lo pasó por arriba. La gran Willy con que sobrevivió Hubert le quedó cerca de la base, pero servida. Y entonces Gaël sorprendió con un drop, que picó en la red y apenas pasó, con la esfera amarilla hecha un trompo. Pero su oponente llegó, y replicó con un contradrop de revés, venenoso. Bajito, cortísimo, lleno de efecto hacia afuera de la cancha.

“Dejá lo que estás haciendo y mirá esto”

No fue un problema irresoluble para la pantera, que puede mover rápidamente su flaco cuerpo de 1,93 metros y que eligió empujar la pelota nuevamente al fondo. Otra vez a correr el polaco. Y otra gran Willy. Alta, tan alta que no podía ser resuelta en la red. Difícil pero no imposible para Monfils, que retrocedió, saltó hacia atrás y ejecutó en el aire un tremendo smash cruzado que, más que a la pelota, impactó a los espectadores: un rugido de festejo brotó de las tribunas tubulares que rodean a la cancha 3 del amplio complejo de palmeras ubicado en un valle. El autor no podía ser menos: correspondió a la ovación firmando la obra con una reverencia.

Salvo cuando estuvo en extrema defensa y cuando remató el punto, el francés pareció jugar bádminton en ese tanto. Mucha muñeca, poca pose tenística, mucho tiro alto y un remate con brinco. En rigor, es parte de lo que se le vio en su carrera. La de un jugador que parece presentarse en los courts más para divertirse que para competir, y que da la impresión de que si gana, mejor para él, y si no, poco importa. Así, a los 37, continúa dando zarpazos y, sobre todo, ofreciendo partidos divertidos, en los que se pone a la gente en un bolsillo con sus acciones heterodoxas, sorpresivas y brillantes.

Con una toma de costado, el tanto y la reverencia

Y sigue dando vueltas por el mundo, aun con una pequeña hija, Skaï, de casi un año y medio. Claro: su esposa, la ucrania Elena Svitolina, también es tenista, y también anda bien en Indian Wells: por la segunda etapa, venció a la checa Katerina Siniakova por 6-3, 2-6 y 6-1.

A todo esto: ¿cómo le fue a Monfils en el resultado contra el 8º tenista del ranking? Esta vez ganó. Y vaya cómo: 6-0, 6-7 (5-7) y 6-2. Es cierto que Hurkacz padeció un intenso dolor en el aparato digestivo en buena parte del encuentro. Cuánto influyó en su juego, no se sabe; más allá de sus evidentes gestos de sufrimiento en los descansos, no se notó que perdiera rendimiento en los puntos. Pero que Gaël jugó bien es indudable. Que él parezca estar más allá del bien y del mal, que dé la impresión de disfrutar más un tanto ganado espectacularmente que una victoria, son otro tema. Los aficionados gozan. En las tribunas y en las pantallas, mirando sus highlights.