Funcionario de Biden sobre Haití: ‘Increíblemente complejo, desafiante’. Sin tregua a la vista

El gobierno del presidente Joe Biden está defendiendo la lentitud de las sanciones financieras contra políticos y líderes empresariales haitianos, diciendo que el estándar probatorio de Estados Unidos es mucho más estricto que el de la mayoría de los países y que cualquier decisión necesita ser corroborada por pruebas.

“Cada país tiene sus propias autoridades legales, lo que puede hacer un poco confuso el seguimiento de lo que hace cada país”, dijo un alto cargo del Departamento de Estado en una conferencia de prensa el jueves con periodistas sobre el deterioro de la situación en Haití. “Tenemos que tener más pruebas y corroborarlas”.

Estados Unidos ha nombrado públicamente a cinco ciudadanos haitianos, cuatro de ellos políticos, cuyos activos han sido congelados o a los que se les ha prohibido viajar a Estados Unidos, o ambas cosas, como parte de las sanciones financieras. Mientras tanto, Canadá ha impuesto el castigo a 17 haitianos. La lista de Ottawa incluye a dos ex presidentes, dos ex primeros ministros y tres empresarios de alto perfil.

Ambos gobiernos han citado supuestos vínculos con pandillas, corrupción y/o narcotráfico en sus anuncios, aunque la falta de detalles de Canadá ha creado consternación en los últimos días después que añadió a su lista a un ex presidente interino, Jocelerme Privert, quien gobernó el país entre 2016 y 2017 y había sido elogiado por los observadores internacionales por autofinanciar las elecciones presidenciales que llevaron a Jovenel Moïse al poder después que hubo que repetir los comicios por acusaciones de fraude.

La marcada diferencia en la imposición de sanciones ha sido motivo de debate tanto para los partidarios como para los detractores de las medidas, a las que Washington y Ottawa recurren cada vez más con la esperanza de frenar la creciente ola de violencia de las bandas y la inestabilidad en Haití.

Extendiendo su control sobre la capital y otras regiones, las pandillas están detrás de varios de ataques mortales contra policías haitianos, que tras la muerte de 14 agentes el mes pasado se amotinaron en las calles y abandonaron sus puestos.

Las pandillas también están demostrando que nadie es inmune a los secuestros extorsivos. En los últimos días, la lista de víctimas secuestradas ha incluido al jefe de protocolo del palacio presidencial y a varios médicos. Entre ellos está un médico que es dirigente de un partido político; el portavoz del Ministerio de Salud, que ha mantenido informados a los periodistas sobre la epidemia de cólera, y la Dra. Geneviève Arty, pediatra y socia fundadora del Hospital St Damien, de la que no se sabe nada desde su secuestro el 2 de febrero en la carretera de Frère, en Puerto Príncipe.

“Nos encontramos en una situación en que [la Policía Nacional de Haití] no puede defenderse ni garantizar la seguridad del territorio nacional”, dijo Samuel Madistin, abogado y presidente del consejo de administración de Fondasyon Je Klere, grupo de derechos humanos de Puerto Príncipe. “No veo cómo los haitianos pueden salir de esto sin una formación e intervención masiva de jóvenes soldados en el Ejército, una limpieza y refuerzo de la Policía, y no podemos hacerlo sin el apoyo de una fuerza internacional”.

En octubre, el primer ministro Ariel Henry solicitó el despliegue de fuerzas internacionales en el país. La petición fue apoyada por Estados Unidos, autor de una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y por el secretario general de la ONU, António Guterres. La representante de Guterres en Puerto Príncipe, Helen La Lime, declaró el mes pasado que la Policía no puede hacer frente a la crisis por sí sola. Sus comentarios ocurrieron el mismo día que siete policías murieron durante tres ataques a su subestación en el valle rural de Artibonito.

El miércoles, después que los agentes abandonaron dos estaciones en la región, incluida una que fue blanco de ataques en Liancourt, una tercera estación, en L’Estere, fue vaciada después que la policía no pudo resistir más a las pandillas.

“La situación de la seguridad en Haití nos sigue embargando. Es un reto tremendo”, declaró el alto funcionario del Departamento de Estado. “No hay forma de restar importancia a que la situación es crítica, y la comunidad internacional y y la política haitiana deben unirse para abordarla”.

También restó importancia a las preocupaciones de que las continuas deserciones en la Policía se deban a un nuevo programa de libertad condicional humanitaria de Biden. Henry dijo a los líderes de la Comunidad del Caribe la semana pasada que, poco después del anuncio del programa el 5 de enero, 600 policías haitianos habían solicitado pasaportes para marcharse a Estados Unidos. El jefe de Inmigración del país le declaró al Miami Herald que calculaba que al menos un tercio de los 9,000 miembros en activo del cuerpo se marcharían debido a la demanda de pasaportes, lo que le llevó a abrir una oficina de pasaportes separada solo para la Policía.

De los haitianos admitidos en Estados Unidos bajo el programa hasta ahora, el funcionario del Departamento de Estado dijo que “menos de 20” eran miembros de la Policía Nacional de Haití.

Reconociendo que la situación en Haití sigue siendo “increíblemente compleja, desafiante”, el funcionario dijo que Estados Unidos sigue manteniendo conversaciones “con aliados potenciales en el hemisferio occidental, África y Europa” sobre el apoyo a la solicitud de ayuda internacional de Haití.

“Pero también hay un gran enfoque en la necesidad de que los actores políticos haitianos se unan de una manera más profunda. Y eso fue parte de la conversación que realmente dominó en Nassau con CARICOM”, dijo el funcionario, refiriéndose a la reunión de la semana pasada de los líderes de los 15 miembros del bloque comercial de la Comunidad del Caribe (CARICOM), en las Bahamas.

Algunos observadores esperaban que Canadá, representado por su primer ministro, Justin Trudeau, aceptara liderar el despliegue de militares en el país. En lugar de ello, Trudeau habló de las agresivas medidas de sanciones de su país y de la asistencia en curso a la asediada Policía Nacional. Posteriormente, el CARICOM se negó a apoyar un despliegue de soldados extranjeros en Haití.

Pese a la decisión y de que el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, afirmó en un enérgico discurso nacional el fin de semana que la postura del bloque era una respuesta a la crisis migratoria haitiana, el funcionario de Biden dijo que se mantiene optimista sobre el compromiso de la comunidad caribeña. Jamaica ha dicho que el país está dispuesto a desplegar soldados y que el primer ministro Andrew Holness sigue decidido a desempeñar un papel de liderazgo.

“Una de las cosas que me hace ser optimista es que el CARICOM por fin se está implicando en este asunto de una forma más directa”, declaró el funcionario del Departamento de Estado. “Al salir de Nassau, llegaron a un acuerdo para acoger a haitianos y visitar Haití, y creo que son pasos importantes”.

También se considera un paso importante el acuerdo alcanzado el 21 de diciembre por Henry para formar un Alto Consejo de Transición, entre cuyos miembros está la ex primera dama y candidata presidencial Mirlande Manigat. Desde la instalación del consejo, Henry también ha mantenido conversaciones de horas con otros actores políticos sobre la ampliación del compromiso.

“Seguimos exhortando a todas las partes interesadas, incluido el primer ministro Henry, el Grupo Montana y otros, a que dejen a un lado sus diferencias y lleguen a un acuerdo sobre el camino a seguir para el país”, declaró el funcionario. “Veo el Acuerdo del 21 de diciembre como un paso positivo. Pero, no obstante, ha sido vacilante en su avance y queremos ver un mayor progreso político”.

Keith Mines, director para América Latina del Instituto de la Paz de Estados Unidos en Washington, cree que el acuerdo podría ser “el arreglo” que muchos aliados internacionales están esperando para apoyar directamente el restablecimiento de la seguridad en Haití. También añade que cree que los líderes caribeños de la semana pasada “pueden haber perdido una oportunidad con el tibio apoyo” que ofrecieron al acuerdo político.

El acuerdo solo funcionará si recibe pleno apoyo y recursos de una comunidad internacional que hasta la fecha se ha escondido tras el mantra de las “soluciones lideradas por Haití“, afirmó. “Hay esas soluciones lideradas por Haití que todavía necesitan mucha ayuda de los amigos de Haití para tener éxito”.

Mientras tanto, Estados Unidos seguirá recurriendo a las sanciones, dijo el funcionario de Biden, añadiendo que espera con interés los resultados de un panel de expertos de la ONU recientemente nombrado que está actualmente en Haití. El panel es el resultado del primer régimen de sanciones votado por el Consejo de Seguridad en cinco años y el primero en el hemisferio occidental.

“Me siento alentado por el trabajo que están haciendo y harán para identificar nuevos objetivos para las sanciones multilaterales”, dijo el funcionario. “También hemos impuesto nuestras propias restricciones de visados y sanciones financieras a actores malignos haitianos. El objetivo de nuestras restricciones y sanciones financieras es doble: Desincentivar a quienes obstaculizarían las negociaciones políticas en su propio beneficio y cambiar el comportamiento de quienes financian o apoyan de otro modo la violencia de las pandillas”.