La hermana desconocida de la Fontana di Trevi, pero igual de monumental

La Fontana di Trevi, encargada por el papa Urbano VIII en 1625, es uno de lo monumentos de Roma más reconocidos en todo el mundo y un punto de interés turístico de visita obligada. La tradición manda que todo aquel que quiera volver a la Ciudad Eterna ha de ir allí y lanzar una moneda de espaldas a la imponente obra escultórica. Lo que no conoce tanta gente es que, no muy lejos de allí, al otro lado del río, se alza otra imponente fuente, anterior en el tiempo y que también se merece atención y fotos. Se trata de Fontana dell'Acqua Paola.

La Fontana dell'Acqua Paola, hermana mayor de la Fontana di Trevi, se sitúa en el barrio de Trastevere, en Roma. Foto: Getty Images.
La Fontana dell'Acqua Paola, hermana mayor de la Fontana di Trevi, se sitúa en el barrio de Trastevere, en Roma. Foto: Getty Images.

Conocida también como Fontanone del Gianicolo, en la página Sovraintendenza Roma, que recoge información y datos sobre el patrimonio cultural de la ciudad, se explica que el origen de este conjunto escultórico está en la voluntad del Papa Paolo V Borghese (1605-1621), que fue quien le encargó una vez se reconstruyó el acueducto de Traiano-Paolo, cuyas obras finalizaron en 1608.

Así, siguiendo la tradición de finalizar los acueductos con una fuente (la de Trevi es el final del Aqua Virgo, uno de los acueductos más antiguos de la ciudad), la Fontana dell'Acqua Paola fue un encargo que se hizo a Giovanni Fontana, quien contó con la ayuda de Flaminio Ponzio (1560-1613). El diseño original se basó en un arco del triunfo y se dotó a la fuente de cinco arcos. Como se puede ver en las imágenes, estos están flanqueados por columnas y los situados en los extremos son más pequeños que los tres centrales.

Unas décadas después de su construcción se le añadió la pileta que se ve en la imagen sustituyendo a las cinco más pequeñas, una por cada arco. (Foto: Getty Images)
Unas décadas después de su construcción se le añadió la pileta que se ve en la imagen sustituyendo a las cinco más pequeñas, una por cada arco. Foto: Getty Images

Según explican en el citado portal especializado en los tesoros de Roma y en la web Turismo Roma, el mármol que se utilizó para la parte decorativa, tanto el blanco como el policromado, procede del Foro Romano y del Templo de Minerva, en el Foro de Nerva. Las columnas, sin embargo, tienen su origen en la basílica de San Pedro.

Construida entre el 1610 y el 1614, décadas después, a finales del siglo XVII fue modificada y así es como ha llegado hasta la actualidad. Entonces, el arquitecto Carlo Fontana cambió las cinco piletas que recogía el agua (una por cada arco) por una única de mayores dimensiones.

A lo largo del tiempo ha sido sometida a varios procesos de restauración. Quizá el más importante fue aquel al que tuvo que ser sometida en 1859 tras los daños sufridos por los cañones franceses. Más tarde, en 1934, en los cincuenta y entre 2002 y 2004 también fue restaurada.

Como curiosidad, duran las tres primeras décadas del siglo XX formó parte de la primera central hidroeléctrica con la que contó Roma. Otra curiosidad, de esas que hacen las delicias de los historiadores, es que en la leyenda de su parte superior se menciona la restauración de un acueducto que no era el suyo.

Recorrer a pie la distancia entre la Fontana di Trevi y la Fontana dell'Acqua Paola ofrece un recorrido lleno de sorpresas. (Foto: Getty Images)
Recorrer a pie la distancia entre la Fontana di Trevi y la Fontana dell'Acqua Paola ofrece un recorrido lleno de sorpresas. (Foto: Getty Images)

Para quienes quieran verla, como fuente es de acceso libre y gratuito, aunque si se quiere visitar el jardín que hay a sus espaldas hay que reservar. Para llegar hasta donde se ubica, en Via Garibaldi, existen varios autobuses con una parada cercana. Sin embargo, siendo Roma y teniendo tiempo, la mejor opción es un paseo desde la Fontana di Trevi.

Les separan alrededor de tres kilómetros y una ruta a pie de una fuente a otra implica un tiempo estimado de media hora y pasar por lugares como el Panteón, Largo di Torre Argentina, cruzar el río Tíber por el Ponte Sisto para después recorrer el Trastevere. Y, una vez disfrutado uno de los barrios con más encanto de Roma, llegar al destino. Existe otra ruta, algo más larga, por la que se pasa por delante del Teatro Marcello y la ribera de la Isla Tiberina.

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