La fotosíntesis puede reactivar el cerebro dañado de los animales

Un renacuajo de Xenopus laevis después de recibir la inyección de algas
Crédito: SUZAN ÖZUGUR AND HANS STRAKA
Un renacuajo de Xenopus laevis después de recibir la inyección de algas Crédito: SUZAN ÖZUGUR AND HANS STRAKA

El cerebro necesita oxígeno para funcionar. Y si no lo obtiene, se genera un enorme problema para el animal que lo sufre. La solución parece sencilla: darle oxígeno al cerebro. El problema es cómo hacerlo.

Pues bien, un equipo de investigación ha creado una técnica muy curiosa para conseguir esto. Lo que han hecho ha sido utilizar algas para que produzcan oxígeno a través de la fotosíntesis, y que de esta manera llegue oxígeno al cerebro.

En concreto, han utilizado renacuajos de una especie de rana conocida como rana de uñas africana (Xenopus laevis). Justo en el momento en que estos renacuajos desarrollan las patas, los investigadores introdujeron algas directamente en el corazón de renacuajo. Desde el corazón, estas algas - cianobacterias en algunos casos, algas verdes en otros - llegaron a todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo.

En ese momento, redujeron la concentración de oxígeno presente en el agua donde nadaban los renacuajos. De esta manera provocaban una situación de hipoxia, o de baja concentración de oxígeno, similar a la que se puede sufrir a causa de un infarto o un accidente cerebrovascular.

Los cerebros de los renacuajos dejaban de funcionar, lo que se podía comprobar porque las corrientes eléctricas generadas en sus cerebros estaban siendo contraladas. Y cuando esto se comprobaba, iluminaban a los renacuajos.

Entonces la actividad cerebral se recuperaba. Una vez que las algas recibían luz, comenzaban a realizar la fotosíntesis y como producto de ésta, se generaba oxígeno. Este oxígeno llegaba hasta el cerebro y le permitía seguir funcionando.

Y se sabe que esto es así porque en los renacuajos que tenían algas los cerebros se reactivaban. Pero también había renacuajos a los que no se les había inyectado algas, y otros a los que se les había inyectado cepas de las mismas algas, pero que no eran capaces de llevar adelante la fotosíntesis por alguna mutación.

Un trabajo muy interesante, y que tiene otro detalle curioso: el diseño del experimento está perfectamente detallado y es fácilmente reproducible en otros laboratorios. De este modo, otros investigadores pueden trabajar sobre estos hallazgos sin demasiados problemas y avanzar con esta investigación.

Avanzar ¿hacia dónde? Esto es complicado de responder. Porque puede sonar muy alentador, eso de proporcionar oxígeno a pacientes que lo necesiten simplemente a base de algas. Pero hay que tener en cuenta dos factores fundamentales. En primer lugar, que un exceso de oxígeno puede ser tan perjudicial como la falta de oxígeno, y que controlar la concentración de oxígeno si lo producen algas en el interior de un organismo no es sencillo.

Y el segundo detalle, nada menor, es que estos renacuajos son transparentes, lo que facilita bastante que las algas puedan hacer la fotosíntesis. En organismos más complejos tal vez la solución no sea tan directa.

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