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FOTOS: Tensión social en Argentina por protestas contra Macri

El sindicalismo más combativo, organizaciones sociales y grupos de izquierda marchaban el miércoles por el centro de Buenos Aires contra las políticas de ajuste del presidente Mauricio Macri en la primera protesta masiva de un año que apunta a ser de creciente conflictividad social.

La manifestación era liderada por Hugo Moyano, titular del sindicato de choferes de camiones, cuya sintonía inicial con Macri se ha pulverizado en los últimos meses al calor de distintas medidas antipopulares que han repercutido en el bolsillo de los trabajadores.

El gremio de los camioneros junto con varios de tinte opositor que aglutinan a docentes, bancarios y empleados judiciales, entre otros, marchaban por el centro de la capital junto a agrupaciones sociales, partidos políticos de izquierda y sectores que responden a la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015), generando un caos de tránsito, para converger en un acto cuyo cierre estará a cargo del dirigente sindicalista.

Entre los miles de manifestantes estaban el diputado Máximo Kirchner, hijo de Fernández, y dirigentes del Frente para la Victoria que lideró la exmandataria.

Los manifestantes reclaman a Macri, un tecnócrata conservador que asumió el poder en diciembre de 2015, que detenga los despidos en el sector público y revierta la reciente actualización de la fórmula para calcular las jubilaciones y asignaciones sociales que supuso un ajuste. También rechazan la decisión de fijar un techo de 15% a los aumentos salariales en cada sector porque no lograrán contrarrestar la inflación anual estimada en al menos 20% por economistas privados.

Los manifestantes critican además la pretensión oficialista de poner en marcha una reforma laboral que, sostienen, provocaría injusticia social.

“Será el principio de una unidad que se va a dar con distintos sectores sindicales, organizaciones sociales”, dijo Pablo Moyano, hijo del líder sindical y secretario adjunto del gremio de camioneros.

En respuesta a la demostración de fuerza, Macri instó en un acto oficial a que entre los argentinos prime el diálogo “sin extorsiones”.

Aunque es potente, la protesta no cuenta con la adhesión de sindicatos de peso como el de comercio, la construcción, el transporte automotor y ferroviario, el metalúrgico y de la gastronomía, producto de la fuerte división interna en el seno del sindicalismo.

Algunos gremios no se adhirieron a la protesta alegando que la movilización es una movida personal de Moyano motivada por su conflicto con Macri. El gobierno acusó por su parte al camionero de activar la protesta a raíz del avance de las investigaciones judiciales en su contra por supuesto lavado de dinero en el club de fútbol Independiente -que preside- y enriquecimiento ilícito.

Moyano negó que la movilización apunte a hacer una demostración de fuerza para parar las causas judiciales y sostuvo que “a Macri lo acompañamos los dos primeros años (de gobierno), pero se cree el dueño de la verdad”.

Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, dijo a The Associated Press que el problema que se perfila para el gobierno no es Moyano, cuyo poder de fuego es limitado debido al desgaste de su figura, sino otros sectores con reclamos y gran capacidad de movilización “que no están asociados con el sindicalista pero se han colgado de la protesta para hacerse escuchar y convertir la marcha en el puntapié de un año caliente en protestas”.

Según Giusto, si el gobierno ratifica su modelo de ajuste y se mantiene firme con el techo de aumento salarial de 15% se incrementarán las protestas en un marco de “cierto desgaste político” y creciente pesimismo entre los argentinos.

La población todavía no se ha sentido beneficiada por la incipiente mejoría de la economía debido a la persistente inflación que en parte obedece a los incrementos en el transporte, la luz, el agua y otros servicios cuyas tarifas estuvieron congeladas durante los mandatos de Fernández.

Los gremios de docentes han amenazado con huelgas en marzo, cuando comienza el ciclo escolar, si el gobierno no flexibiliza el tope salarial durante las negociaciones que comenzaron en los últimos días.