FOTOS | Instantáneas de Tlatelolco: la voz de los testigos

La tarde del miércoles 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas la vida transcurría con normalidad: ir y venir de vecinos, madres con sus hijos, niños y jóvenes en bicicleta, en fin… imagine usted la vida cotidiana; a ella se sumaba el júbilo propio de los estudiantes que en la cúspide de su movimiento acudían a una concentración más en el lugar.

En ese escenario, minutos después, tuvo lugar lo que a continuación narran algunos testigos.

DULCE MARÍA CUÉLLAR (entonces estudiante de preparatoria). Al llegar por el lado de la cancillería llama su atención no la presencia de los soldados, sino que miran a los manifestantes con tristeza. Cuando aparecen las luces de bengala, su acompañante le dice –interpretando- que se trata de señales que se hacen las fuerzas militares, para inmediatamente iniciarse una nutrida balacera. En la huida ella cae sobre unos cuerpos –heridos, muertos y agazapados-, caen otros más sobre de ella, alcanza a voltear ligeramente y ve a un soldado rematando a balazos a estos últimos.

RAÚL ÁLVAREZ GARÍN (representante ante el Consejo Nacional de Huelga). Relata que al aparecer las luces e iniciarse el fuego, el desalojo de la plaza por los manifestantes y vecinos tarda no más de 2 o 3 minutos. Una parte de los primeros de inmediato se precipita al edificio gritando “¡¡¡coon-se-jo, coon-se-jo!!!” -en su angustia imperiosa por defender a la dirección de ser apresada-, pero en la base
del edificio son recibidos por un fuego cerrado de metralletas.

LUIS GONZÁLEZ DE ALBA (representante ante el Consejo Nacional de Huelga). “Vi reaparecer a los soldados ya sobre la Plaza. La gente, aunque los tenía a sus espaldas, también lo supo, avisada por los últimos, y se echó a correr hacia el Chihuahua. Sonaron balazos a la distancia. No supe de dónde. Luego dos helicópteros hicieron movimientos circulares sobre la Plaza, cayeron dos bengalas, verde y roja (…) Desde el barandal del Chihuahua vi que, al borde de la Plaza, que termina en escalones, la gente se había frenado en su carrera y los de atrás caían sobre los de adelante. Me preguntaba el motivo de haberse frenado de forma tan intempestiva, cuando a mis espaldas hubo gritos en los cubos de las escaleras. Las voces llegaron al tercer piso: ‘¡Ahora les vamos a dar su revolución, hijos de su puta madre!’. Miré a quienes gritaban: hombres jóvenes, sin uniforme, un guante blanco en una mano y pistola en la otra. No armas largas, pistola porque al rodear el edificio habían debido ocultarla. El guante blanco, lo supimos meses después, lo llevaban para identificarse entre sí ya que no iban uniformados”.

HUMBERTO MUSSACHIO (periodista cultural). Ve disparar desde el edificio Chihuahua a los del guante blanco sobre la plaza, indiscriminadamente. Ve caer compañeros en el edificio: un muchacho cae mortalmente herido; de entre la madeja que forma la gente protegiéndose, su novia increíblemente vuela hasta él y se coloca a horcajadas, clama a gritos por un médico, hasta que una bala mortal
la alcanza a ella también.

FLORENCIO LÓPEZ OSUNA (representante ante el Consejo Nacional de Huelga). Se distinguió por varios motivos aquella tarde, que repercutieron muy fuerte hasta el año 2001.

Ese año la revista “Proceso” recibió una serie muy reveladora de fotografías del 2 de octubre y en particular de lo sucedido en el edificio Chihuahua, donde se instaló el Consejo Nacional de Huelga para encabezar el acto. En la seleccionada para su portada –que es una de las más impactantes en toda la historia de la publicación- aparece un muchacho semidesnudo sangrando por la boca. El mayor efecto no se encuentra en eso sino en que por tener los brazos hacia atrás y sujetos con la ropa, da la clara impresión de que tuviera los brazos mutilados.

El semanario entrevistó al militante y, marcando de nuevo un hito en el historial de la publicación y del personaje, ¡volvió a darle la portada! -33 años después y a unos metros del escenario anterior.

Pero el hecho de la histórica tarde por el que Florencio la trascendió fue, no su discurso, sino que el golpazo que recibió en la boca con una pistola fue a) obra de un integrante del batallón “Olimpia” y b) fue a resultas de que le encontró un arma calibre 38 –Florencio dice que se le había autorizado en asamblea. El extraoficial oficial lo turnó a otro, diciendo: “Llévatelo, y a la primera pendejada, chíngatelo”. Al presentarlo ante la autoridad otro militar dijo “Este llevaba una ametralladora”. (Y para terminar su paso por los medios de aquel año –en realidad un mes- Florencio López Osuna apareció muerto. Hay que decir que no hubo el menor indicio de delito que perseguir -en esa muerte).

GUSTAVO DÍAZ ORDAZ (presidente en turno). Expresó en su siguiente informe de gobierno: “Asumo íntegramente la responsabilidad ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado”.

hectorosoriolugo2013@yahoo.com.mx

*** Los testimonios se basan en pasajes de la videograbación “Memorial del 68”, columna vertebral del museo dedicado al Movimiento dentro del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, -hoy en remodelación-; con excepción de la cita de Luis González de Alba, que es de un texto publicado en la revista “Nexos”; en el caso de Florencio López Osuna, como quedó asentado, se trata de lo publicado por el semanario “Proceso”.