Fortaleza de Peniche, símbolo de la dictadura en Portugal, es ya museo de la resistencia

Peniche (Portugal), 27 abr (EFE).- Símbolo de la historia de Portugal, la fortaleza de Peniche, 77 kilómetros al norte de Lisboa, fue durante décadas parte del sistema de represión de la dictadura y este sábado abrió sus puertas al público como Museo de Resistencia y Libertad, en homenaje a los presos políticos.

La inauguración se celebró cuando se cumple medio siglo de la liberación de los reclusos políticos de Peniche, el 27 de abril de 1974, dos días después de la Revolución de los Claveles, que supuso el fin del régimen de Salazar.

Al acto de hoy asistieron antiguos reos y responsables políticos, como el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, quien destacó en un discurso en el antiguo patio de la cárcel que "desafortunadamente" se conservan pocos monumentos en el país que demuestren que "la dictadura existió".

En ese sentido, afirmó que esta fortaleza es "sin duda" un símbolo único donde se entiende lo que fue Portugal durante 48 años.

La historia de esta ciudadela frente al océano Atlántico se remonta al siglo XVI, cuando comenzó a ser construida por orden del rey luso Juan III. A lo largo del tiempo, jugó un papel importante durante varios conflictos, algunos de ellos entre Portugal y España, y llegó a acoger expatriados españoles, brasileños e incluso refugiados bóeres procedentes de Sudáfrica .

En 1934, el régimen autoritario del Estado Novo transformó el fuerte en prisión de opositores.

Este sábado acudieron a la antigua cárcel varios de los 2.626 reclusos que pasaron por aquí entre ese año y 1974, como Domingo Abrantes, de 88 años, un conocido militante del Partido Comunista, que se casó en esta prisión con otra famosa activista política antifascista, Conceição Matos, que a su vez estuvo presa en un centro penitenciario de mujeres por sus ideas.

Abrantes, que fue diputado y miembro del Consejo de Estado en democracia, aseguró a EFE que no olvida nada de lo que pasó durante los siete años que estuvo aquí entre 1965 y 1973 y que para él "lo más importante" es preservar este espacio porque "es memoria de la resistencia".

Coincidir con antiguos compañeros este sábado le supuso un momento "de regocijo", ya que, explicó, han venido "para conmemorar la derrota contra el fascismo", que en su día, recordó, se creía que iba a ser eterno.

Peniche fue escenario de varias fugas míticas, como la que llevaron a cabo en 1960 un grupo de presos comunistas, entre los que figuraba uno de los líderes históricos del partido en Portugal, Álvaro Cunhal.

Abrantes no escapó de Peniche pero sí de la otra cárcel en la que estuvo recluido, la de Caxias, en las afueras de Lisboa: "Aquí (Peniche) hubo fugas muy importantes, de las más significativas, pero yo no me fugué de aquí, sino de Caxias en un carro blindado del dictador (António Oliveira Salazar), las fugas fueron parte de la historia de la resistencia Portugal", indicó.

No pudo huir de Peniche, pero sí se casó en esta prisión con Matos.

En declaraciones a EFE, Matos, que estuvo encarcelada en las prisiones de Aljube y de Caixas y que fue torturada, recordó cómo no le dejaban venir a ver a Abrantes cuando él estaba en Peniche y que cuando se casaron fue "un día muy feliz", porque por lo menos lo pudo ver a partir de ese día.

"No nos dejaron tomar fotografías (de la boda), las fotografías fueron en la puerta de la fortaleza, solo nosotros, pero fue un día muy feliz porque a partir de ahí lo pude ver", dijo Matos.

El recién inaugurado museo hace un recorrido por la historia de sus instalaciones, explica cómo funcionaba el aparato de represión de la dictadura y conserva tal y como estaban algunas de las celdas de los reclusos.

Tras la ceremonia oficial, hubo este sábado una manifestación antifascista que recorrió las calles del pueblo costero de Peniche y que acabó en las puertas ahora abiertas de la ciudadela, por la que a partir de hoy los vecinos pueden transitar para conocer una parte de la historia de Portugal, que durante años estuvo encerrada.

Susana Samhan

(c) Agencia EFE