‘Todo se trata de la forma artística’: Flamenco Vivo Carlota Santana cumple 40 años

María Bermúdez, artista invitada, con Emilio Ochando, que dirige y coreografía las actuaciones de Flamenco Vivo Carlota Santana, en el estudio de la compañía en Nueva York, el 8 de junio de 2023. (Hiroko Masuike/The New York Times)
María Bermúdez, artista invitada, con Emilio Ochando, que dirige y coreografía las actuaciones de Flamenco Vivo Carlota Santana, en el estudio de la compañía en Nueva York, el 8 de junio de 2023. (Hiroko Masuike/The New York Times)

NUEVA YORK — En el ambiente candente del baile flamenco, donde se valora la exhibición apasionada de uno mismo, abundan las divas. Pero Carlota Santana no es una de ellas.

“No soy una bailarina de flamenco prodigiosa”, comentó hace poco. “Lo sé, y creo que los demás también lo saben”.

Sin embargo, ha logrado algo que vale la pena presumir: ha mantenido una compañía de flamenco en Estados Unidos durante 40 años. Semejante longevidad es extremadamente inusual, pero también lo es el planteamiento de Santana. Aunque su nombre forma parte del de su compañía, Flamenco Vivo Carlota Santana, no es casualidad que “flamenco” sea la primera palabra. Ella no es la intérprete estrella. Tampoco es la coreógrafa. “Lo importante es el arte”, aseguró.

Esta autocrítica puede resultar un poco confusa. Como Santana ya no actúa y nunca ha coreografiado, su compañía ha carecido durante mucho tiempo de la identidad clara —la firma artística definitoria— de una compañía dirigida por un coreógrafo. A lo largo de los años, conforme se han sucedido bailarines y creadores, Flamenco Vivo ha parecido a menudo una compañía diferente en cada aparición: ahora innovadora y de alta calidad, luego insulsa o genérica.

La encarnación que actúa esta semana en la temporada de aniversario de la compañía en el Joyce Theater está en el lado de la alta calidad, dirigida por el bailarín y coreógrafo español Emilio Ochando. Gran parte del reparto coincide con el de “Fronteras”, el aclamado espectáculo que la compañía llevó al Joyce el año pasado. Pero, como es característico, también incluye diferentes estrellas invitadas, entre ellas la estimada bailarina María Bermúdez, que actuó por primera vez con el grupo en la década de 1980.

¿Dónde está Santana en todo esto? “Ella es la que hace que todo ocurra”, afirmó Bermúdez.

Bailarines ensayan para la temporada 40 de Flamenco Vivo Carlota Santana en el estudio de la compañía en Nueva York, el 8 de junio de 2023. (Hiroko Masuike/The New York Times)
Bailarines ensayan para la temporada 40 de Flamenco Vivo Carlota Santana en el estudio de la compañía en Nueva York, el 8 de junio de 2023. (Hiroko Masuike/The New York Times)

Y así ha sido desde el principio. La compañía comenzó en Nueva York, en 1983, como Spanish Dance Arts Company, dirigida por Roberto Lorca, coreógrafo californiano. Hacía poco que Santana, nacida en el norte del estado de Nueva York, había abandonado su carrera de trabajadora social psiquiátrica cuando se enamoró de la danza española y se fue a España a estudiar. De vuelta a Nueva York, asistió a las clases de Lorca y se convirtió en su pareja de baile. Juntos decidieron formar Spanish Dance Arts Company. “Queríamos que la gente sintiera lo que nosotros sentíamos por la danza”, señaló.

Santana preguntó a la bailarina María Benítez, fundadora de una compañía de flamenco en 1972, cómo se hacía. Benítez le dijo que se consiguiera una buena máquina de escribir.

El consejo apuntaba al papel de Santana. Actuó con la nueva compañía mientras Lorca dirigía y coreografiaba, pero también escribió las solicitudes de subvención y rellenó el papeleo que lo hizo posible. Además, tras la muerte de Lorca a causa del sida en 1987, Santana continuó desempeñando ese papel, incorporando a otras personas para coreografiar, gente nueva cada pocos años (y finalmente decidiendo el nombre actual del grupo).

Flamenco Vivo se convirtió en una organización y no solo en una compañía de baile. Desde el principio, Santana se dedicó a la educación en el arte. Flamenco Vivo imparte ahora talleres en decenas de escuelas de Nueva York y en Carolina del Norte, donde Santana vive a tiempo parcial, enseñando flamenco de manera periódica en la Universidad de Duke.

Más recientemente, Flamenco Vivo ha ampliado su formación de bailarines de flamenco preprofesionales. Una relación con un prestigioso concurso de Madrid, el Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco, llevó a la fundación de una versión neoyorquina que combina formación con premios. (En una ocasión actué como jurado no remunerado).

¿Dónde pueden ensayar estos bailarines en Nueva York? No muchos estudios permiten que los zapatos de suela dura martilleen sus pisos de madera. En 2009, Flamenco Vivo convirtió en locales de ensayo dos pistas de squash alquiladas en el último piso de lo que solía ser el Columbia University Club, en el centro de Manhattan. Lejos del glamur, las salas son de los pocos lugares de la ciudad donde los bailarines de percusión son bienvenidos. Bailarines de claqué y grupos folclóricos mexicanos alquilan a veces los estudios, aportando ingresos a la compañía, pero una placa en la pared reza con orgullo “Por flamencos, para flamencos”.

Aquí es donde la compañía estuvo ensayando la semana pasada, mientras Santana seguía en Carolina del Norte. Ochando dirigió a los bailarines, en su mayoría españoles, a través de su intrincada coreografía de grupo.

“Le encanta crear oportunidades”, dice. Añadió que cuando él le cuenta a Santana sus ideas, ella no las sustituye por las suyas, sino que se las ingenia para materializar las suyas. “Esto no es normal” para los directores, señaló.

Bermúdez, que también estaba allí ensayando, dijo que Santana “parece muy cortante, muy práctica, pero lo que revela su trabajo es amor, respeto y cuidado por el arte”.

Bermúdez señaló que, mientras muchas compañías, incluyendo la suya, se especializan en un aspecto del flamenco, Flamenco Vivo es “como un abanico”: muestra una amplia gama de estilos, desde el tradicional al moderno, y emplea a toda una serie de practicantes, desde veteranos a prometedores. “Nunca sabes lo que vas a ver, y por eso el público sigue viniendo”, explicó.

Durante su entrevista, Santana dudó en revelar dónde había nacido —“cuando yo empecé, había que nacer en una cueva de Granada”, dijo— o la edad a la que empezó a bailar: a finales de los 20 años. Eso fue una expresión de ansiedad por ser tomada en serio en el flamenco. Pero 40 años es una cifra indiscutiblemente seria.

Tanta experiencia también le es útil a quien hace que todo sea posible.

c.2023 The New York Times Company