La filántropa Adrienne Arsht recibirá premio por su labor en la comunidad artística de Miami

A la filántropa Adrienne Arsht le mueve la necesidad de unir a la gente y encontrar formas de apoyarla.

Así ha sido desde que se mudó a Miami en 1996 para dirigir TotalBank, un banco de propiedad familiar. Sin conocer a mucha gente en la ciudad y deseosa de conocer a más, se sumergió en la diversidad de la comunidad organizando desayunos en su casa. Varias veces al mes, de 8 a.m. a 9 a.m., invitaba a personas de todas las procedencias que le parecían interesantes.

“Recuerdo a un tipo que enseñaba esgrima, y lo invité”, recuerda Arsht. “Yo era la feliz receptora de la camaradería y siempre imprimía la lista de invitados para que, cuando todos se fueran, tuvieran los contactos [de los demás]”.

Las reuniones se celebraban lo suficientemente temprano como para que sus invitados pudieran llegar a sus oficinas, aunque a menudo la gente seguía charlando fuera de su casa a las 9:45 a.m.

La capacidad de Arsht para reunir a personas de distintas procedencias es uno de los motivos por los que este fin de semana se le rinde homenaje en el Adrienne Arsht Center for the Performing Arts de Miami, que lleva su nombre. En una gala que se celebrará el sábado, Arsht, de 82 años, recibirá el premio inaugural Arsht Angel Award por sus importantes contribuciones financieras a la organización.

“Estamos firmemente comprometidos con la comunidad”, dijo Johann Zietsman, presidente ejecutivo del Arsht Center. “La única razón por la que podemos mantenernos es porque personas generosas como Adrienne creen en ese trabajo. Ella puso ese ejemplo y predicó con el ejemplo mostrando a sus compañeros que esto es necesario”.

Tomando clases de baile de salsa, pasando noches con amigos en la Calle Ocho y viendo representaciones en el Coconut Grove Playhouse, Arsht se aficionó rápidamente a la comunidad artística de Miami tras su llegada en 1996. Por aquel entonces, la filántropa Judy Weiser formaba parte de un grupo que estaba conceptualizando cómo sería un centro de artes escénicas en Miami, y Arsht tomó notas.

“La Liga Urbana de cualquier gran ciudad le dirá que los estudios demuestran que se necesita un buen sistema universitario, un sistema deportivo, un centro de espectáculos y un aeropuerto”, dijo Arsht sobre lo que Miami necesitaba para convertirse en una ciudad de categoría mundial. Por supuesto, retomaría la idea años más tarde.

En noviembre de 2007, Arsht vendió TotalBank por $300 millones. En lugar de dirigir otra empresa o emprender un nuevo negocio, se orientó hacia el sector sin ánimo de lucro y se centró en usar sus conocimientos para fines filantrópicos.

“Cuando vendí el banco, tenía más dinero del que necesitaba para vivir”, dijo. “La filantropía es un valor humano que todos tenemos. Nacemos para cuidar de los demás”.

Tras enterarse de la existencia de una guardería que atendía a los hijos de padres adolescentes que cursaban estudios de preparatoria y universidad, Arsht contribuyó con $250,000 a lo que hoy se conoce como el Adrienne Arsht Family and Child Development Center en La Pequeña Habana.

Luego, en enero de 2008, Arsht retomó la idea de un centro de artes escénicas, donando $30 millones a lo que entonces se conocía como Carnival Center for the Performing Arts. El centro se había inaugurado en 2006, pero su futuro financiero estaba en entredicho en 2008. Su costo final de construcción fue de $473 millones, y terminó 2007 con un déficit de $2.5 millones. La contribución de Arsht ayudó a reactivar el proyecto, y el centro pronto recibió su nombre en señal de gratitud.

“Cuando el Arsht abrió sus puertas en 2006, los comienzos fueron difíciles”, dijo Zietsman. “Toma un tiempo crear la resiliencia financiera necesaria para sostener un edificio así. En ese momento, cuando el Arsht era vulnerable, Adrienne intervino con esta donación visionaria. Esta comunidad ha sido buena con ella, y ella era un miembro respetado de la comunidad y quería retribuir algo”.

La afirmación de las diversas comunidades de Miami a lo largo de los años es algo que el Arsht se ha enorgullecido de apoyar a través del centro de artes escénicas. Tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis en mayo de 2020, muchos centros culturales y empresas se apresuraron a crear programas para comunidades diversas. Pero el Arsht Center ya lo había estado haciendo, dijo Arsht.

“Creo que una de las razones significativas por las que [el Arsht] funcionó tan bien durante la pandemia, y antes y después, es porque programa para toda la comunidad”, dijo. “Hay algo innato para todos. Pertenezco a la junta directiva del Lincoln Center y del Kennedy Center, y después de George Floyd se hizo especial hincapié en ampliar la programación. En Miami, eso siempre estuvo ahí. Miami era diversa por sus raíces”.

Zietsman dijo que siempre ha apreciado la autenticidad de Arsht y su afán por conocer a quienes la rodean.

“Se ve que viene del corazón, y a ella le gusta ver nuestro trabajo”, dijo. “Siempre me ha impresionado su astucia. Es capaz de ver una situación y saber inmediatamente lo que hay que hacer”.

Arsht atribuye su perseverancia y su afinidad por ayudar a los demás a que creció con padres judíos en Wilmington, Delaware. Aunque su padre, S. Samuel Arsht, era abogado y su madre, Roxana Cannon Arsht, fue la primera jueza de Delaware, ella era consciente de los prejuicios que enfrentaban como judíos y del sexismo al que también se enfrentaría como mujer.

“Cuando solicité el ingreso en Penn Law, donde estudiaron mis padres, me lo denegaron y me dijeron que un hombre haría más trabajo”, dijo Arsht, quien más tarde se graduó en Derecho en Villanova en 1966.

Arsht cree que su legado está en el centro de artes escénicas que lleva su nombre, por lo que ha hecho para apoyar a la comunidad artística local y ayudar a impulsar el estatus global de Miami. Su inclinación por asumir riesgos y ayudar a los demás, dijo, es lo que lo hizo posible.

Señaló una cita en su papelería: “Salta y despliega tus alas al descender”.

“Así es como vivo”, dijo.