Fideicomiso para obra pública en Miguel Hidalgo, en manos de exfuncionario y sin rendir cuentas; recibió al menos 12 mdp

Un fideicomiso creado por empresarios, habitantes y autoridades de la alcaldía Miguel Hidalgo para construir obra pública está atrapado por un exfuncionario de la demarcación, Miguel Ángel Cheschitz Rocha, quien fue colaborador del exalcalde morenista Víctor Hugo Romo y, tras dejar su último cargo público, quedó como único administrador del instrumento sin rendir cuentas de los recursos depositados en él.

El fideicomiso fue fundado hace más de 30 años, en 1989. Luego de permanecer prácticamente inactivo en los años previos, en 2013 quedó a cargo de Cheschistz, uno de los hombres de mayor confianza de Romo, y quien ocupó cargos formales en la demarcación de marzo de 2007 a marzo de 2013, cuando se volvió presidente del Fideicomiso Social Miguel Hidalgo (FSMH). Romo fue jefe delegacional de Miguel Hidalgo de 2012 a 2015, con el PRD, y después alcalde de la demarcación de 2015 a 2018, con Morena.

Hasta hoy, nadie sabe cómo se administró ni qué uso se le dio a una bolsa de dinero de al menos 12 millones de pesos, que podría ser mucho mayor, pues los fondos del fideicomiso nunca han sido transparentados. Ahora, ya sin una relación con la actual administración de la alcaldía, en 2022 Cheschitz lo registró a su nombre como donataria autorizada ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

La firma de dos actuales funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México le sirvió para acreditar los objetivos del fideicomiso: un viejo oficio —AMH/2020/OF/050— firmado por Romo cuando todavía era alcalde, el 14 de julio de 2020, que acredita la realización de actividades de obras y servicios públicos, y uno expedido este año por Ulises Labrador, hoy funcionario de la Secretaría de Bienestar capitalina, con el que se acreditan actividades asistenciales y de desarrollo social. 

En sus objetivos, el propio fideicomiso describe que realizará sus actividades previo convenio de colaboración con las autoridades. Sin embargo, ni Cheschistz ni el fideicomiso tienen hoy relación alguna con la actual administración de Miguel Hidalgo, según confirmó su titular, Mauricio Tabe. Consultado al respecto, Cheschistz aseguró que no necesita tenerla, y que cualquier funcionario de la administración pública —como Labrador— puede acreditar las actividades del FSMH, sin especificar con qué fines.  

Aunado al uso de oficios no vigentes para su registro en 2022, en al menos tres ocasiones el FSMH reportó haber recibido dinero público, principalmente para el arranque de los proyectos de compra del Parque Reforma Social y de remodelación de avenida Presidente Masaryk. Durante las dos gestiones de Romo, la alcaldía rechazó dar explicaciones sobre el uso de los recursos y desconoció su vínculo con el fideicomiso. Ante el SAT, los reportes del fideicomiso como donataria autorizada se han presentado de forma intermitente o incompleta. 

Además, desvinculado de la administración actual, el fideicomiso —que supuestamente tiene la finalidad de beneficiar a todos los habitantes de la alcaldía— permanece en manos de un particular que es el único que conoce el uso y destino de los recursos, exfuncionario de la demarcación sancionado al menos dos veces en administraciones anteriores a la de Romo. 

En entrevista, Cheschistz insistió en que no existe una obligación de rendir cuentas o transparentar los recursos del FSMH, aunque se haya usado para obras públicas, porque —sostiene— es un ente privado. Aseguró que durante su administración como presidente no ha recibido recursos públicos, sin demostrarlo y pese a que hay donativos que se reportaron como tales ante el SAT y a que existe un convenio para recuperar el Parque Reforma Social que también establecía una donación de ese tipo. Después, rechazó contestar más preguntas.  

A esto se suma por lo menos una acusación —respaldada por la copia de una transferencia y por la exdelegada Xóchilt Gálvez— de haber sido utilizado para solicitar que se depositaran ahí pagos por mitigaciones de obra, lo que contraviene la ley. Actualmente, Cheschitz conserva un despacho de análisis, asesoría legal y estrategia de autorizaciones para constructores, en Moliere 315, dirección que compartió durante años con el FSMH. En tanto, Romo ocupa el cargo de asesor B en la Secretaría de Gobierno capitalina, con un sueldo bruto de 74 mil 482 pesos. 

En entrevista, Romo aseguró que el fideicomiso nació con la idea de ser “antimoches”, porque empresarios querían aportar recursos para la alcaldía y esa era la mejor forma de mantenerlos aparte. Por eso, se creó con un objetivo muy amplio que permitía acciones de corte social. Luis Creel era su presidente antes de Cheschistz, y un día —al año de iniciada su administración— le fue notificado que la presidencia quedaría en manos del segundo.

“El fideicomiso, entiendo, tiene como tarea hacer lobby, sobre todo con empresarios, con gente que le gustan las causas de corte social… Yo no creé el fideicomiso; es un instrumento de administraciones panistas y no se me hizo mala idea; entendí que hay mucho empresario en Miguel Hidalgo, y que quieren aportar y ayudar a la alcaldía en muchos casos. Del tema Masaryk, vimos relevante que se creara una subcuenta, así lo pactamos con el presidente, para hacer el mantenimiento y quitarle peso a la alcaldía porque cuesta mucho mantener una avenida de esas características”, asegura Romo.  

Sobre el reporte de recursos públicos al SAT, la falta de transparencia en el dinero que ha administrado el fideicomiso, la garantía de que este sea legítimo y el uso de oficios viejos para registrarlo este año, se trata de hechos de los que, de acuerdo con Romo, se tiene que hacer cargo Cheschistz. Este último omitió dar explicaciones al respecto. 

La historia del fideicomiso 

El FSMH fue fundado el 27 de julio de 1989 por Teodoro Césarman Vitis — quien falleció en 1997—, Juan Sánchez Navarro —quien fuera vicepresidente de Grupo Modelo y falleció en 2006— y Héctor Aguilar Camín, como fideicomitentes fundadores; Banca Serfín SNC, como fiduciaria, y Margarita González Gamio, quien encabezaba el gobierno de la entonces delegación Miguel Hidalgo, en calidad de fideicomisaria.

Hoy, la exdelegada González Gamio no recuerda muchos detalles sobre la fundación del fideicomiso, pero asegura que la intención inicial era involucrar a la sociedad civil en las decisiones de la ahora alcaldía, e incluso contar con su aval para la colocación de monumentos y otros ajustes en la vía pública. Los fideicomitentes fundadores fueron elegidos “porque son buenos amigos míos; les platiqué la idea y les gustó, y eran residentes de la delegación”.

De acuerdo con su propia página de internet, el FSMH tenía los objetivos de impulsar el desarrollo económico y social de la entonces delegación a través de fondos público-privados y donaciones de empresas —lo cual también consta en sus reportes ante el SAT—, activar la participación ciudadana mediante la firma de convenios de colaboración con asociaciones civiles y comités vecinales, y promover el contacto directo con la autoridad de la delegación, que actualmente no tiene.

A pesar de que desde sus objetivos y fundación, sus actividades estuvieron vinculadas a proyectos públicos, durante las dos administraciones de Romo la constitución del FSMH como un organismo privado fue el argumento para no dar explicación sobre el ingreso y uso de sus recursos. En tres solicitudes de información pública, las autoridades locales negaron la relación directa con el fideicomiso, conocer sus antecedentes o informar siquiera los montos que la alcaldía había recibido del fideicomiso o viceversa.

Recursos públicos, falta de transparencia y proyectos fallidos 

La Ley del Impuesto sobre la Renta establece que las personas morales con fines no lucrativos, como el fideicomiso, pueden ser consideradas instituciones autorizadas para recibir donativos deducibles. La misma norma describe que, en caso de serlo, deben mantener a disposición del público en general la información relativa a la autorización para recibir donativos, el uso y destino que se les haya dado, así como al cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

Entre 2007 y 2011, antes de las administraciones de Romo, el FSMH reportó como principal actividad la distribución de revistas México Desconocido entre los habitantes de la alcaldía, mientras que en 2010 y 2011 también se destinaron recursos para “atender los problemas relacionados con actividades de asistencia social, prevención y atención de farmacodependencia”.

Demetrio Sodi, quien fuera jefe delegacional de Miguel Hidalgo de 2009 a 2012, recuerda que durante su administración el fideicomiso se activó únicamente para recibir donaciones con las que se adaptaron dos Faros del saber, el de Santa Julia y el de Reforma Social.

Más tarde, en 2013, cuando Cheschistz asumió la presidencia del fideicomiso, reportó un circulante activo de 615 mil 746 pesos, sin dar mayor detalle. Para 2014, a dos años de iniciada la primera administración de Romo (2012-2015), aparece una relación de donativos más amplia: 1 millón 872 mil 720 pesos de personas físicas nacionales y 4 millones 942 mil 280 pesos de personas morales privadas nacionales, para un total de 6 millones 815 mil pesos.

Según el informe que presentó ese año el fideicomiso, 70 mil se gastaron en el pago de honorarios para una consultoría fiscal, 100 mil en dispensadores electrónicos con despachador de espuma antibacterial, 1 millón 103 mil 013 en pagos de trabajo de ciclovía en la entrada del Bosque de Chapultepec, 250 mil en la elaboración del desarrollo conceptual movilidad en Miguel Hidalgo y 580 mil para una “exploración geofísica y videograbación, perforación geotécnica y topografía” de la que no se especifica lugar ni objetivo.

Además, 200 mil supuestamente fueron a parar a la elaboración del desarrollo conceptual y arquitectónico y anteproyecto de la ciclovía Marina Nacional, mientras que 2 millones mil 657 pesos se destinaron al rescate de la colonia Plutarco Elías Calles. Vía transparencia, la alcaldía descartó tener documentos que fundamentaran, probaran y detallaran la inversión en estos proyectos. 

En los hechos, sobre la avenida Marina Nacional, que va de Legaria al Circuito Interior, donde limita con la alcaldía Cuauhtémoc, hasta hoy esa ciclovía no existe, mientras que la colonia Plutarco Elías Calles luce desde hace años como una ciudad perdida, con casas amontonadas de materiales endebles sobre una antigua vía de tren, distribuidas al azar entre corredores descuidados. El único indicio de algún “rescate” ha sido una nueva pintura sobre sus fachadas.

De los proyectos mencionados en los reportes del fideicomiso al SAT, la ahora alcaldía solo pudo respaldar documentalmente el dinero destinado al proyecto del Cine Cosmos, que la demarcación no concluyó y terminó en manos de la Secretaría de Cultura capitalina. Inicialmente, su reconstrucción y remodelación fue anunciada el 14 de mayo de 2014, durante la primera gestión de Romo. 

Con ese propósito, el 4 de julio de 2014, la empresa T. de Enrique Norten Arquitectos fue contratada para la elaboración de un proyecto ejecutivo. El proceso se realizó mediante adjudicación directa, según consta en el contrato DMH-ADL-PROY-002-14 obtenido vía transparencia. La entonces delegación Miguel Hidalgo pagó 2 millones 221 mil 440 pesos solo por el proyecto.

Ese mismo año, el fideicomiso reportó al SAT haber destinado solo 1 millón 500 mil pesos a la elaboración del desarrollo conceptual de la remodelación del antiguo Cine Cosmos. A la disparidad de las cifras, se suma que aquel contrato fue pagado con dinero de un fideicomiso con el que la demarcación siempre negó tener alguna relación.

Para todos los demás gastos reportados por el FSMH en 2014 y vinculados directamente con la alcaldía, la respuesta a seis solicitudes de información —una para cada proyecto— fue la misma: “No se encontró en esta área ningún antecedente del gasto ejercido por las autoridades de esta alcaldía con recursos del fideicomiso denominado ‘Fideicomiso Social Miguel Hidalgo’ a la fecha”. Pero dos dejaron algún rastro.

En marzo de 2014, la Miguel Hidalgo dio a conocer y puso en marcha el operativo “Cuidemos Polanco” para liberar calles, verificar establecimientos mercantiles y brindar mayor seguridad a vecinos y paseantes, que son, en realidad, tareas ordinarias en cualquier alcaldía. 

La naturaleza privada del fideicomiso provocó que los vecinos nunca supieran cuánto dinero proveniente del organismo había sido destinado al programa. “¿Dónde está el consejo de ese fideicomiso? Nada. Es totalmente opaco. Sí hay muchos lados oscuros de ese fideicomiso, ¿cuánto dinero ha entrado ahí y en qué se ha utilizado?”, reclama Maritere Ruiz, representante vecinal.

El 19 de diciembre de 2014, el presidente del FSMH, Cheschistz, firmó un contrato para presidir también el Fideicomiso para el Rescate del Parque Reforma Social —que pertenece a un particular y cuya única posibilidad de recuperación es la expropiación o la compra—, una subcuenta del Fideicomiso Social Miguel Hidalgo.

En ese contrato se establece una aportación inicial de 1 millón 200 mil pesos de dinero público —según consta igualmente en el proyecto de egresos de la capital de ese año— y un comité técnico: Cheschistz, el presidente; Alejandro Serrano Cortés, el secretario —quien entonces ocupaba la Dirección de Administración en la demarcación y es hermano del entonces secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Héctor Serrano Cortés—, y Edgar Abraham Amador Zamora, el vocal, en esa fecha secretario de Finanzas del gobierno capitalino. 

El Parque Reforma Social no obtuvo nunca ningún beneficio del FSMH ni de la subcuenta creada para ese proyecto. De acuerdo con Cheschistz y Romo, los objetivos del contrato no se cumplieron porque no hubo accesibilidad para la compra del parque, que tiempo después ha sido parcialmente rescatado por los vecinos mediante un proyecto de Presupuesto Participativo. Romo asegura que ese recurso se ejerció en la hacienda pública local para diferentes tareas. 

Admite que la idea inicial era etiquetar el recurso público como inversión inicial vía un fideicomiso para que al final del año, si no se ejercía, no fuera reclamada su devolución por la hacienda pública y el dinero no se ocupara hasta que no se cumpliera el objetivo. Asegura que no se pudo. 

Con base en su experiencia y el objeto del fideicomiso, Romo opina que para funcionar, sí debería existir una relación con la alcaldía y, preferentemente, los recursos deberían transparentarse, pero eso, dice, queda en manos y es responsabilidad de Cheschistz. A partir de 2015, el fideicomiso simplemente dejó de reportar información al SAT, y para 2017, dejó de aparecer su registro.

Regresa Romo, se reactiva el fideicomiso 

A cinco años de la promesa incumplida sobre el Parque Reforma Social, el regreso de Romo a la alcaldía reavivó el Fideicomiso Social Miguel Hidalgo mediante un nuevo proyecto: la reparación de avenida Presidente Masaryk, que se trató en realidad de un mantenimiento, pues ya había sido remozada una primera vez en 2014, durante su primera administración.

En noviembre de 2018, con la presencia del presidente del FSMH, Cheschistz, el alcalde anunció que el proyecto Vive Masaryk se integraría como una subcuenta al fideicomiso para realizar acciones como sustitución de losetas, bancas, luminarias, bolardos y mantenimiento a jardineras. Para comenzar la intervención, se hizo una inversión inicial de 1 millón de pesos.

En la página actualizada del SAT, solo pueden consultarse los ejercicios posteriores a 2020. En ese año, el FSMH reporta cuatro donaciones por 361 mil 878 pesos destinadas otra vez al mantenimiento de la avenida Presidente Masaryk, mientras que registra gastos por 135 mil pesos en un informe de resultados, 325 mil en consultoría y 331 mil 450 pesos en otros gastos operativos. 

Para 2021, reporta un donativo proveniente del sector público nacional por 1 millón 255 mil 714 pesos y uno de una persona moral nacional de 488 mil 076. Aseguran que 1 millón 690 mil 383 pesos se destinaron al concepto “Masaryk seguro” y 796 mil 808 a uno denominado “Masaryk Infraestructura”. Además de gastos menores sin detallar, en otros gastos aparecen 222 mil 856 pesos. Víctor Hugo Romo pidió licencia para dejar la administración delegacional ese año a principios de julio. El FSMH se mantiene vigente mediante la cuenta 036180500006892570 del Banco Inbursa.

Apuntan a uso como “caja chica”   

Xóchitl Gálvez Ruiz, quien estuvo al frente de la alcaldía entre las dos administraciones de Romo, recuerda que muchos desarrolladores le alegaban haber aportado sus medidas de mitigación al Fideicomiso Social Miguel Hidalgo, pero sin una comprobación legal, era imposible hacerlas válidas. “En algún momento dado, se utilizó ese fideicomiso para recibir donativos de diferentes desarrolladores”, asegura.

El 7 de febrero de 2014, la empresa Corporación Inmobiliaria Ejército, S de RL de SV, depositó a ese fideicomiso 2 millones 800 mil pesos para obras de mitigación por la construcción de un edificio en el número 223 de la avenida Ejército Nacional, compensación que debe pagarse a las autoridades al edificar cualquier obra en la Ciudad de México por el impacto que ocasiona, con recursos económicos o en especie, pero nunca a un particular.

Las constructoras deben cumplir con las medidas de mitigación —ahora conocidas como de integración urbana— como requisito para obtener la autorización para usar y habitar sus edificios. Hasta hoy, la alcaldía Miguel Hidalgo ha rechazado informar cómo se cumplieron esas medidas en el caso de Ejército Nacional 223.

La empresa Corporación Inmobiliaria Ejército se constituyó formalmente el 6 de diciembre de 2007, fecha en que fue inscrita en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio de la Ciudad de México. Con el tiempo, registró en diversas ocasiones cambio de apoderados legales y accionistas. El último movimiento se reportó el 25 de septiembre de 2014, con la renuncia de todos los miembros de sus órganos de administración.

Al menos esos 2 millones 800 mil pesos quedaron perdidos en el fideicomiso, entre otras aportaciones que, de acuerdo con exdelegados y representantes vecinales, fueron solicitadas principalmente a constructores y empresarios durante las administraciones de Romo.

Gálvez asegura que durante su administración no pudo usar de ninguna manera el fideicomiso ni acceder a sus finanzas, porque Cheschistz se opuso. Aunque primero le prometió 500 mil pesos para un proyecto educativo, después desapareció. “No quiso entregar ni un estado de cuenta ni nada”, asegura la exdelegada. Tampoco tuvo acceso a sus oficinas o redes sociales, donde solo se publicaban efemérides. Ahora, el último tuit del FSMH es de junio de 2020.  

El historial del presidente del fideicomiso

Chelchistz ha tenido más de una década para conocer a fondo el funcionamiento de la alcaldía Miguel Hidalgo. Según registros de la demarcación, ha tenido cuatro reingresos a la administración, el último como director ejecutivo delegacional de octubre de 2012 a marzo de 2013, durante la primera administración de Romo. 

El 15 de julio de 2008, como subdirector de Verificación y Reglamentos de la entonces jefa delegacional de Miguel Hidalgo, Gabriela Cuevas (2006-2009), Chelchistz realizó, junto con otros tres funcionarios, una visita de verificación a un inmueble arrendado por un particular: entraron sin identificarse, sin mostrar algún documento que justificara su presencia, se burlaron y amenazaron al arrendatario y a sus familiares con encarcelarlos.

Durante el proceso, según documentó la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal en su recomendación 13/2009, se violentaron las formalidades del procedimiento, y finalmente el arrendatario y arrendador demostraron la posesión y ocupación legal del inmueble, que para esa fecha todavía ni operaba como comercio, hecho que supuestamente había motivado la verificación. 

Los funcionarios utilizaron “medidas no autorizadas por la ley, como es la coacción física, para hacer cumplir sus determinaciones”, relata la CDHDF. Las injerencias arbitrarias de Cheschistz y sus acompañantes “impidieron que la persona que legalmente puede disponer del inmueble obtuviera ingresos económicos lícitos”.

Para la siguiente administración, encabezada por el panista Demetrio Sodi, Cheschistz saltó a la Dirección de Desarrollo Social y Servicios Educativos, puesto que ocupó del 16 de octubre de 2009 al 31 de marzo de 2010. Aunque el exdelegado no recuerda los detalles de su salida, asegura que dejó de ser una persona de confianza porque aprovechaba sus actividades como servidor público para impulsar negocios personales.

“Por alguna razón, de alguna diferencia, no denuncia, pero una contratación o intento de aprovechar el puesto, preferimos prescindir de Miguel Cheschistz. Hubo algún intento de él como funcionario de venderle a alguna gente, darles un servicio, y no estuvimos de acuerdo”, asegura Sodi.

Hacia el final de la administración de Sodi, Romo emprendió su campaña electoral como candidato del PRD a la jefatura delegacional. En mayo de 2012, un mes antes de la elección, durante un debate radiofónico con el entonces candidato panista, Miguel Ángel Errasti, ventiló que su contrincante había sido inhabilitado temporalmente por la Contraloría capitalina en 2010. 

En los hechos, Cheschistz, en aquel entonces subordinado de Errasti, era en realidad el responsable de la falta. Errasti solo había sido sancionado por ser su jefe directo. Romo incluso difundió una copia de la resolución de la Contraloría, con el nombre de Cheschistz borrado en las primeras páginas.

Sin embargo, en las últimas hojas del expediente CI/MHI/D/0112/2011, se leía: “Se impone a los ciudadanos Miguel Ángel Errasti y Miguel Ángel Cheschistz una sanción administrativa”. La inhabilitación a Errasti fue utilizada por Romo para descalificarlo el resto de la campaña, pero en julio de 2012, recién electo como jefe delegacional, presentó al verdadero responsable de aquella sanción, Cheschistz, como su secretario particular.

Ahora, Cheschistz niega que haya sido su secretario particular —pues tenía un cargo de vinculación institucional—, aunque se presentaba como tal y el propio Romo admite que lo fue, y asegura que su paso por la entonces administración delegacional fue breve. En tanto, el exalcalde dice que, en tanto la sanción había pasado y él tenía derechos vigentes para ejercer el servicio público, las sanciones anteriores ya no tenían relevancia.

Un año después de su incorporación a la administración de Romo, el 3 de julio de 2013, Cheschistz anunció en Twitter su nombramiento como presidente del Fideicomiso Social Miguel Hidalgo, que desde entonces sigue en sus manos sin rendición de cuentas.