Fernando Peyroteo, el portugués implacable al que Messi y Cristiano ya no podrán superar

Fernando Peyroteo, la impronta de un cañonero implacable que marcó una época
Fernando Peyroteo, la impronta de un cañonero implacable que marcó una época

Fernando Baptista de Seixas Peyroteo de Vasconcelos no es un nombre que al futbolero, incluso pertinaz seguidor, le resulte familiar. No es, claro, por la extensión de sus nombres y sus apellidos. Simplemente porque el tiempo, muchas veces, se encarga de enterrar glorias que la televisión o el streaming -ya en días más cercanos- no lograron mostrar por cuestiones de tiempo.

Fernando Peyroteo -su nombre acortado y más reconocible- es uno de esos casos. Quizá una suerte de paradigma al respecto. Corresponde aclarar: en Portugal, especialmente en Lisboa, su nombre tiene el carácter de un superstar de la mitología. Sirve un ejemplo: en 1978 Portugal sacó una estampilla para celebrar el centenario de su nacimiento, sucedido el 10 de marzo de 1918, en Humpata, una pequeña localidad de la Angola ocupada por el Imperio Portugués en África. Al momento del tributo, en esta ciudad del suroeste de la Angola libre habitaban 100.634 personas. La leyenda de Payroteo es allí una presencia y un motivo de orgullo. Sobre la estampilla: aún se la puede encontrar en algunos sitios especializados cotizada en tres euros.

Peyroteo en acción: un devoto del gol
Peyroteo en acción: un devoto del gol

El Museu Mundo Sporting, el espacio oficial de los homenajes del Sporting Club de Lisboa, por supuesto que tiene un lugar para su crack. Según cuenta el club en su web oficial, este espacio es, en el siglo XXI, el sucesor de la primera Sala de las Copas instalada en la sede de la Rua do Passadiço y, posteriormente, de la Sala de Trofeos y Reliquias Deportivas creada en la década de los noventa en el antiguo Estadio José Alvalade. Las mudanzas, en cualquier caso, no modificaron el sentido de la admiración de Os Leões (Los Leones) para con Peyroteo.

Vamos a los motivos: jugó entre 1937 y 1949 en el Sporting de Lisboa y el seleccionado lusitano. Marcó 529 goles en 328 partidos, un promedio récord de 1,61 por encuentro en total y de 1,69 en Ligas. Además, con su club ganó 9 títulos y obtuvo otros récords a nivel local (máximo goleador en un partido, con 9; máximo anotador histórico de la Primeira Liga; y máximo goleador histórico del Derby de Lisboa (el que ahora juegan Angel Di María y Nicolás Otamendi para el archirrival Benfica) con 31 tantos en 29 clásicos. Números de crack. Números de asombro.

La estampilla alusiva a Fernando Peyroteo, el ídolo portugués
La estampilla alusiva a Fernando Peyroteo, el ídolo portugués

Su récord de 1,69 goles por partido en competiciones de Liga es récord mundial, avalado por los dos sitios especializados de mayor confiabilidad (RSSSF e IFFHS). Lo sigue otros jugadores mitológicos: el vienés Josef Bican (el escritor Josef Pondelik lo retrató en un libro cuyo título es una definición o una exageración: “Bican pět tisíc gólů” -Bican, cinco mil goles-) con 1,49 entre 1931 y 1955; el norirlandés Joe Bambrick, primero entre los británicos, con 1,32 entre 1926 y 1938; y dos húngaros de los días dorados del fútbol de los magyares mágicos, Imre Schlosser y Ferenc Deák con 1,31.

Además, encabeza, con margen y categoría de inalcanzable, la lista de los únicos quince jugadores que lograron en su carrera obtener un promedio de más de un gol por partido. Allí aparece un conocido de los argentinos: en el séptimo lugar está el vasco Isidro Lángara, máximo ídolo del Oviedo de España (fue Pichichi de la Liga en tres campañas consecutivas) y del Real España de México, y figura de San Lorenzo entre 1939 y 1943. Por el campeonato de Primera División le aportó 110 tantos a los azulgranas. En 1940, a pesar de que su equipo finalizó noveno, fue el máximo anotador de la temporada junto al paraguayo Delfín Benítez Cáceres.

Una delantera legendaria en Sporting Lisboa, con Fernando Peyroteo justo en el medio
Una delantera legendaria en Sporting Lisboa, con Fernando Peyroteo justo en el medio

¿Y los gigantes del gol de nuestro tiempo, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo? Son los máximos anotadores en actividad, claro: con más de mil goles entre ambos sólo en competiciones de Liga. Son los dueños del superclásico individuales (líderes en Balones de Oro y Botines de Oro). Pero en cuanto al promedio de goles están muy lejos de Peyroteo, ya con acceso restringido a tanto. Messi promedia 0,85 y Cristiano 0,78. Números extraordinarios. Números lejanos para ese Peyroteo que habita el cielo de la historia del Sporting lisboeta.

El diario deportivo A Bola, fundado en el apogeo de Peyroteo en 1945, alguna vez lo definió del siguiente modo: Un delantero completo, con gran potencia física y velocidad. Sobre todo, se destaca su excepcional capacidad goleadora. Letal dentro del área y con una gran precisión en sus remates al arco”. De algún modo, un killer, como les gusta definir a los ingleses.

Entre sus récords se cuentan algunos que parecen propios de un partido de fútbol cinco o un picado en el que uno de los equipos no llegó a once: hizo nueve goles en un partido (al Leça en la temporada 1941/42), ocho goles en otro (al Boavista en la temporada en 1948/49). Más: en tres ocasiones convirtió seis goles, en doce cinco goles, y en diecisiete cuatro goles; en todos los casos en un solo partido. No pudo gozar del hábito de llevarse la pelota a su casa cada tres goles. Se tendría que haber comprado cuanto menos un departamento para guardarlas...

Sobre sus inicios cuenta el sitio especializado La Refundación: “Primo lejano de Augusto de Vasconcelos (político y diplomático portugués), comenzó a jugar en el Atlético Clube de Moçamedes (actualmente Atlético de Namibe), un pequeño club aristocrático de la colonia portuguesa. No se podía esperar otra cosa teniendo en cuenta sus apellidos. (...) Sus entrenadores le aconsejaron que practicara gimnasia porque «lo veían poco preparado para el deporte y además estaba gordo». En 1934 se trasladaría junto con su familia a Sá de Bandeira (actual Lubango), una de las ciudades más incipientes de aquella Angola. Allí repartiría su tiempo entre los libros y el fútbol, ya que terminó el secundario y a la vez jugaba en el equipo de su colegio. Curiosamente, tras jugar como inside derecho, esos serían sus primeros pasos como centrodelantero. Tras terminar sus estudios, no tuvo siquiera tiempo de pensar qué hacer de su vida. Rápidamente fue captado para jugar en el Sporting Clube de Luanda, de importante ligazón con su homónimo portugués. Sus primeros dos años fueron tremendos, pero él no quería saber nada con volver a mudarse. Pero lo hizo...”

El resto es su leyenda. Su historia más visible: la del goleador inalcanzable. El que fue, por sus números, una suerte de Cristiano y Messi juntos. Aunque parezca mentira...