Federico Bal por su trabajo en Masterchef: "La gente que me critica, ¿va a pagar mis cuentas?"

"Es un poco un renacer o al menos así me siento yo", confiesa Federico Bal en la que, cree, es una nueva etapa de su vida. Sorprende saber que tiene apenas 30 años porque está en el medio desde que nació y lo vimos crecer, reír y llorar bajo el cobijo de sus padres, Carmen Barbieri y Santiago Bal. En apenas unos meses, despidió a su papá el pasado diciembre, se enfermó de cáncer en marzo, hizo un tratamiento y hoy está bien, aunque afirma: "Siempre voy a ser un paciente oncológico".

Quizá para exorcizar lo ocurrid, pero sobre todo para reencontrarse con el público, el 25 de septiembre estrena Late Night Yo, a las 20 y vía streaming (las entradas puedan comprarse en Plateanet). El unipersonal que prepara con esmero y dedicación cuenta cómo en el medio de una pandemia que azota al mundo y la cuarentena, él atravesó un cáncer de colon, el mismo que sufrió su padre y su abuelo. Relata que fueron días de miedo, de angustia, de buscar respuestas y justificaciones. Pero también fueron días de aprendizaje y hoy puede contarlo, sonreír y emocionarse. "A veces siento que viví mil vidas distintas, pero es solo una. En la intimidad del living de mi casa, en Late Night Yo voy a mostrar a todos los Fede que habitan en mí y que con el encierro vi frente al espejo. Hablo del tratamiento, intento de desdramatizar la muerte y las partidas, cuento todo lo que pasó por mi cabeza en el último tiempo. La gente se va a reír y a emocionar y van a conocer un lado mío que también yo estoy explorando. De eso se trata el show que escribimos con Félix Buenaventura y que dirige Valeria Ambrosio", cuenta con entusiasmo Bal a LA NACION y agrega: "Me pasa de todo, pero sé que las cosas buenas y malas vienen para enseñarnos algo. Tengo una vida con mucha turbulencia y terremoto, pero todo me dejó una linda enseñanza y hoy estoy sano y en un buen momento".

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-Va a ser raro no tener al público enfrente, no escuchar las risas, las lágrimas y los aplausos...

-Amo el teatro y necesito ver a la gente cuando trabajo. Es muy difícil imaginarse que del otro lado se pueden emocionar. Pero es lo que hay y nos estamos reacomodando de a poquito. No lo hago por la plata sino por volver a trabajar, por escribir. Creo que este tiempo de encierro y tratamiento me hizo entender que la escritura es fundamental en mi vida porque volqué muchas cosas que se me pasaban por la cabeza. Y con el tiempo vi que podía ser una linda obra de teatro. Tengo un lado ácido e irónico de mis vivencias. Y el streaming es un nuevo formato, mezcla de teatro y televisión, que viene para quedarse pero que no reemplaza al teatro convencional.

-Decís que estos tiempos en los que atravesaste la enfermedad fueron de mucho aprendizaje, ¿qué enseñanzas te dejó?

-Me enseñó a disfrutar las pequeñas cosas de la vida, a no hacerme tanta mala sangre. Aprendí a cuidar más mi alimentación, mis vínculos, a ser mucho más sincero, especialmente a la hora de expresar el cariño a mis amigos y a mi familia. Tal vez el miedo a no estar más te hace ver las cosas de otra manera, revaloricé los momentos lindos. Todo es lindo cuando la vida te pone en una situación tan difícil como pasar por un cáncer. Es como una pared enorme que te construyen y, si la pasás, hay una nueva forma de vivir. Es un poco un renacer, al menos así lo siento yo.

-¿En qué más cambió tu vida?

- Por ejemplo, me fui de 15 grupos de WhatsApp porque no me gustaba levantarme y leer mensajes que no le hacían bien a mi energía. También llamé a exnovias y les pedí disculpas y les dije a mis amigos que los amaba. Escribí mucho y volqué todo lo que sentía y pensaba. Tal vez algún día sea un unipersonal o un libro. Me refugié en mi pareja, en el amor de mi mamá y de mis amigos y pedí ayuda porque también era muy autosuficiente, pensaba que yo solo podía con todo. Tuve mucho miedo, pasé noches sin dormir sintiendo que si esto salía mal no quería quedarme con nada. Por momentos ni me reconozco.

-¿Cómo es eso?

-Era un tipo muy ambicioso en mi profesión, de cuidar mi nombre y siempre quería algo más: tenía una casa y quería otra. Y me di cuenta de que si no tenés salud, no tenés nada y que si no sos feliz necesitás hacer algo para cambiar porque los días son únicos e irrepetibles. Me di cuenta también que estaba viviendo la vida al revés y que lo importante no era ser tapa de una revista ni lo que dijeran de vos. Tuve mucho miedo, no a morirme sino a que la vida no me permita vivir bien porque tengo muchas cosas para decir y porque no quería dejarla sola a mi vieja, eso me tocó en un lugar muy fuerte. Siento que no hay espacio para estar triste, que no hay días grises. Eso lo aprendí de mi viejo, que decía siempre que estaba bien, que era su mejor día y no tenía días tristes. Bueno, ahora me pasa lo mismo y lo entiendo.

-¿Qué otros miedos tenías?

-A la muerte no le tenía miedo, pero sí al olvido. Es una frase que decía mi viejo y tiene que ver con las épocas en que uno trabaja poco, como éstas por ejemplo, por el encierro y la poca actividad. Nos da miedo no subirnos más a un escenario, no poder trabajar, no poder entretener. Ese es el olvido. Miedo a dejar sola a mi vieja. Son muchos miedos, pero nunca tuve miedo a morir porque sentí que no me iba a morir de esto.

-¿Y qué hacías en tus días malos?

-Tuve días malísimos, momentos de muchos dolor, días muy oscuros en los que sentía que todo estaba mal y me permitía que me pasara eso. Pero también sentí que me iba a curar, que iba a estar bien y nunca dejé de verme sano. Es importante visualizarse sano y llamar a la enfermedad por su nombre: cáncer.

-¿Cuál es tu tratamiento hoy?

-Ninguno. Siempre voy a ser un paciente oncológico. Me voy a ocupar de mi salud toda la vida. Tengo controles, pero no tomo ninguna pastilla ni nada de nada. Hoy estoy sano.

-Dijiste que cambiaste tu dieta, ¿qué comés?

-Estoy tratando de no comer más carnes rojas. Me cuesta porque a veces las necesito. Soy un gran asador, pero hoy mi parrilla está mucho más ocupada por verduras. Estoy intentando comer mejor, saqué la leche, los quesos, los lácteos. Hay muchas cosas que no nos cuentan e investigando conocí mucha información que desconocía. En un futuro pienso que voy a ser vegetariano a un cien por ciento, pero por el momento necesito un poco de carne y lácteos.

-Esta enfermedad te llevó a transitar un camino espiritual. De todo lo que hiciste, ¿qué te ayudó y con qué te quedaste?

-Hice reiki, constelaciones familiares, biodecodificación, fui a ver al Padre Ignacio a Rosario. Hice muchas cosas que me mostraron un mundo distinto y yo era un tipo muy cerrado. En los momentos extremos, tomás medidas desesperadas. Algunas cosas me gustaron, otras no las volvería a hacer. Este mundo antes desconocido para mí, me hizo ver lo importante que son la energía y los vínculos y ocuparse. No digo que el reiki me haya curado, pero es una terapia complementaria al tratamiento oncológico. Me ayudé con lo que creía que me hacía bien, pero no creo que la energía te cure; no es una cosa o la otra. Es una cuestión de fe, como ir a ver al Padre Ignacio siendo judío; es raro pero lo hice para darle una chance y probar espacios nuevos en mi corazón y mi cabeza.

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-Tu novia fue la que te animó a hacerte los estudios y así descubriste que estabas enfermo. ¿En qué más te ayudó Sofía Aldrey?

-En todo. Sofí es lo más, una mujer increíble que apareció en mi vida y me regaló una nueva forma de ver las cosas. Fue ella quién me obligó a ocuparme de mi salud. Le contaba que a veces iba al baño y tenía un leve sangrado y me dijo que con mis antecedentes familiares tenía que ocuparme. Me sacó unos turnos médicos, me hice los estudios y me dieron un resultado que nunca esperé, pero es lo que la vida me dio.

-¿Cómo es la convivencia?

-Convivimos a medias. Ella pasa también un tiempo en su casa y yo necesito estar solo, trabajar en mis guiones. Tenemos una linda relación, nos llevamos muy bien. La conozco desde hace muchos años porque es la nieta de Florencio Aldrey Iglesias (dueño del shopping Los Gallegos, del Hotel Hermitage y del diario La Capital de Mar del Plata). Éramos amigos y después la vida nos llevó por estos caminos. Cuando mi viejo partió, Sofi se puso muy firme y me ayudó muchísimo. Me acompañó un montón. Es admirable y se lo agradezco eternamente. A partir de ahí empezamos a estar más juntos en el verano y una cosa lleva a la otra y hoy estamos en pareja.

-Cambiando de tema, ¿cuándo arranca Masterchef Celebrity?

-Telefe no me deja contar mucho, pero puedo decir que vamos a empezar las grabaciones dentro de poco. Se atrasó unos días porque hubo algunos casos de covid positivo entre los participantes y el mismo conductor (Santiago del Moro) estuvo enfermo. Todos nos hisopamos y por suerte me dio negativo. Estoy muy feliz de poder mostrar lo que sé de cocina, que no es tanto, pero la idea es aprender. Tengo platos ricos, pero no tengo magia en la cocina. Soy un chabón un poco básico, pero algo aprendí de mi vieja y mi abuela, grandes cocineras las dos. Espero dejarlas bien paradas y hacer un buen papel. También estoy armando una linda obra para el verano, con dirección de Manuel González Gil. Qué me deparará el futuro no lo sé, pero es lo lindo de la profesión y de la vida.

-Muchos te criticaron porque sos un paciente de riesgo y te exponés yendo como invitado a algún programa o aceptando ser parte de Masterchef. ¿Los sentís así? ¿Tomás más precauciones que otras personas?

-Siempre me van a criticar. Más me critican, más comprendo que estoy por el camino correcto. Y si no salgo, si no voy a PH Podemos hablar o no voy a Masterchef, ¿de qué vivo? Esa gente que me critica, ¿va a pagar mis cuentas?

-¿Cómo está Carmen? En estos días se hizo un esguince en el pie y tiene culebrilla...

-Le pasó de todo. Creo que es la locura de haber vivido tantos momentos de mierda conmigo y con todo y el cuerpo le pasó factura, pero va a estar bien y va a volver al Cantando 2020.

-¿La retás cuando cuenta intimidades de tu vida privada? Fue la primera en revelar que habías congelado esperma antes de iniciar el tratamiento oncológico.

-No la reto. Está bueno que lo haya contado porque no te dicen la parte mala del tratamiento y ella fue sincera. Congelé esperma por si los rayos afectaban mi sistema reproductor. Además qué le puedo decir a mi vieja que me regaló una casa hermosa que estoy disfrutando tanto. Estoy muy feliz con mi huerta, en contacto con la naturaleza. Le agradezco mucho por que es una reina.

-¿Extrañás a tu papá?

- Creo que lo tengo más presente que nunca. Sueño mucho con él y es lindo sentirme acompañado cuando él ya está en otro lugar.

-¿Cómo es la relación hoy con tus hermanos? Durante mucho tiempo estuvieron distanciados.

-La partida de papá nos reunió y estamos muy bien. De hecho, me encontré con Mariano hace unos días, que vino a verme cuando armé algunas cosas para el streaming y con Julieta hablamos siempre. La verdad es que estamos muy bien.