La fallida misión de espionaje que en 1914 el Imperio alemán encargó a un prestigioso etnólogo

Leo Viktor Frobenius estaba considerado, durante las primeras décadas del siglo XX, como uno de los etnólogos más prestigiosos de Alemania, habiendo organizado y dirigido, desde 1904, las denominadas ‘Deutsche Innerafrikanische Forschungs-Expeditionen’ (Expediciones Alemanas de Investigación del África Interior), también conocidas como ‘Expediciones Frobenius’, a través de las cuales pretendía estudiar la cultura, vida e idiosincrasia de las sociedades y pueblos africanos.

El Imperio alemán encargó al prestigioso etnólogo Leo Frobenius realizar una misión de espionaje que en 1914  (imagen vía Wikimedia commons)
El Imperio alemán encargó al prestigioso etnólogo Leo Frobenius realizar una misión de espionaje en 1914 (imagen vía Wikimedia commons)

Nació en 1873 en Berlín, Leo Frobenius se especializó en etnología y arqueología de una forma autodidacta, convirtiéndose en una eminencia en el tema y siendo uno de los mayores referentes, no solo alemanes sino a nivel europeo. Con 21 años publicó el primer libro de una prolífica obra literaria.

Su primera expedición a África fue financiada por él mismo y tuvo una duración de casi dos años con la que exploró la región de Kasai (en el Congo) y a su vuelta se llevó consigo cerca de ocho mil piezas que vendió al Museo de Hamburgo, recuperando la inversión realizada para llevar a cabo el viaje. A partir de ahí, para las siguientes expediciones a otros puntos del continente africano, consiguió suficiente financiación, siendo diversos los organismos públicos o privados que le realizaban encargos (para viajar a zonas concretas de África, con el fin de estudiar el lugar de cara a intereses coloniales y comerciales).

En octubre de 1914, unos meses después de haberse iniciado la Primera Guerra Mundial y haber regresado de su sexta expedición, que lo había llevado a explorar Argelia y la zonas fronterizas de Marruecos con el desierto del Sáhara (en donde realizó excavaciones de tumbas en busca de arte rupestre), recibió un encargo por parte del gobierno alemán, proponiéndole a Leo Frobenius encabezar una expedición que se haría pasar por científica bajo el nombre de ‘Séptima Expedición Alemana de Investigación de África Interior’, aunque en realidad se trataba de una misión de espionaje militar a Etiopía.

El objetivo de Frobenius debía ser convencer a los líderes de las diferentes tribus y regiones etíopes a invadir territorios de Sudán (controlados colonialmente por los británicos) y respaldar y apoyar la causa alemana y otomana en la IGM (imperios aliados como ‘Potencias Centrales’) contra los intereses de Gran Bretaña. El nombre en clave de la misión era el término ‘HIDDEK, el cual venía a significar ‘Die Hauptsache ist, daß England untergeht’ (Lo principal es que Inglaterra se hunda).

Pero a pesar de que Leo Frobenius había demostrado sobradamente su valía profesional como etnólogo y arqueólogo, a lo largo de la media docena de exitosas expediciones que había realizado y otros tantos libros publicados hasta la fecha, no lo fue en aquel encargo realizado por el káiser Guillermo II y lo que debía ser una misión altamente secreta, acabó siendo de conocimiento popular, convirtiéndose en el blanco de burlas y chascarrillos de los británicos.

Circulan algunos relatos que indican que, a modo de mofa, Leo Frobenius recibió el apelativo de ‘el Lawrence de Arabia alemán’ y tras su fallida misión, muchos fueron quienes se dedicaron a desprestigiarlo profesionalmente. Fue señalado como un ‘mercenario’ que se puso al servicio del Imperio alemán por un simple interés económico, además de recibir, a partir de entonces, durísimas críticas acusándolo de realizar un expolio de todo tipo de objetos que encontró durante sus expediciones.

También cabe destacar varias declaraciones indiscretas que realizó durante el periplo que dejaron al descubierto los planes de su país y provocando fricciones entre los imperios alemán y otomano, siendo tachado Leo Frobenius como ‘uno de los peores espías de la historia’. El gobierno germano le obligó a volver a Berlín antes de lo esperado (primavera de 1915).

Pero al contrario de lo que podría parecer, todos aquellos contratiempo no repercutieron negativamente de cara a las autoridades alemanas, quienes siguieron encargándole y financiando proyectos y expediciones (realizó un total de 12 hasta su fallecimiento en 1938), además de ser condecorado con la ‘Cruz de Hierro de segunda clase’.

Su figura ha sido muy discutida, criticada o alabada en partes iguales, siendo un pésimo profesional para algunos o alguien digno de admirar por otros.

Fuentes de consulta e imagen: journals.openedition / independent.co.uk / frobenius-institut/ Wikimedia commons

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