Fallece en Miami la reconocida cantante cubana Blanca Varela

La cantante cubana Blanca Varela, una de las voces más prestigiosas del exilio, falleció de causas naturales este lunes 23 de enero en su casa de Coral Gables a los 95 años.

Así lo corroboró su hijo Ernesto Calzado, quien la recuerda como una gran soprano lírica y una madre humilde y amable con todos.

La soprano, nacida en la ciudad de Camagüey, el 6 de abril de 1927, comenzó su carrera siendo muy pequeña en una emisora local cantando los tangos de Libertad Lamarque. Pero como su maestra de piano le auguró un futuro promisorio en el género lírico, su madre le buscó un profesor de canto.

“Mi mamá me llevaba piezas tan complicadas como el aria de la ópera Lucia di Lammermoor y la canción Escucha al ruiseñor, de Ernesto Lecuona”, rememoró en una entrevista con el Nuevo Herald en el 2015. Varela, con solo 10 años fue premiada con un viaje a La Habana para participar en La Corte Suprema del Arte, un concurso de aficionados que hizo época en la radio cubana, en el cual obtuvo el segundo lugar.

Con el tiempo, la joven siguió actuando en su terruño hasta que intervino en una presentación de la compañía del legendario actor Mario Martínez Casado, quien la contrató para recorrer la isla y varios países latinoamericanos.

Tras darse a conocer en La Habana, el maestro Gonzalo Roig, autor Cecilia Valdés, le propuso interpretar la famosa zarzuela en el Teatro Nacional, con el tenor Panchito Naya y un elenco conformado por los cómicos Garrido y Piñeiro, Candita Quintana y otras glorias del teatro vernáculo.

A partir de ese momento su presencia se hizo habitual en el cabaret Tropicana y los teatros Nacional, Martí, Blanquita y Campoamor, además de Casino de la Alegría y Jueves de Partagás, entre otros programas de televisión muy populares, hasta 1961, cuando decidió irse de Cuba por estar en desacuerdo con el régimen.

La soprano Blanca Varela (centro) encabezó el elenco de la producción ‘Tambores sobre La Habana’ en el cabaré Tropicana a finales de la década de 1950.
La soprano Blanca Varela (centro) encabezó el elenco de la producción ‘Tambores sobre La Habana’ en el cabaré Tropicana a finales de la década de 1950.

Para escapar de la Isla la artista se valió de un contrato falso que le expidió el Circuito Cobián, una empresa de espectáculos puertorriqueña, con la cual había trabajado durante una visita a San Juan.

“Sabía que mi salida de Cuba sería definitiva”, dijo Varela en aquella entrevista, luego de recordar que en 1968 retomó su carrera en Miami con la Sociedad Pro Arte Grateli, donde reconquistó a su público con las mismas zarzuelas y operetas que la hicieron famosa en su país.

Tras 20 años cosechando aplausos en la compañía , en 1986, año de la muerte de su esposo, Varela decidió retirarse de los escenarios y dedicarse a cantar en su congregación religiosa (bautista).

“Desde hacía mucho tiempo yo le cantaba a El Señor, pero en ese momento decidí hacerlo por el resto de mi vida”, dijo Blanca, que consideraba que su día más feliz fue cuando tuvo “el encuentro” con Jesús Cristo.

Varela (centro), Lucío Posada y el elenco de la Sociedad Pro Arte Grateli durante una representación de la zarzuela ‘Los gavilanes’, en 1981.
Varela (centro), Lucío Posada y el elenco de la Sociedad Pro Arte Grateli durante una representación de la zarzuela ‘Los gavilanes’, en 1981.

“El Miami lírico siempre estuvo dividido en dos bandos: el de la soprano Marta Pérez y el de Blanca Varela. Como yo trabajé tan de cerca con Grateli, todos pensaban que era admirador de Marta. Pero la verdad es que siempre estuve más atraído por la dulzura de la voz de Blanca y su naturalidad escénica”, dijo el director Gonzalo Rodríguez. “La dirigí varias veces al final de su carrera y siempre recordaré su dulzura, su gran fe y su actitud limpia y sin aires de grandeza. Por desgracia, ahora sí podemos decir con certeza que ya solo nos queda el recuerdo de una época que el viento se llevó. Descanse en paz, gran diva”.

Por su parte, el escritor Juan Cueto-Roig recordó que la primera vez que escuchó cantar a Blanca quedó maravillado ante el dominio de su voz, pues siendo soprano de coloratura, lograba, sin el menor esfuerzo, los pasajes más graves de las difíciles zarzuelas cubanas. “Otro atributo de su arte era su pronunciación, ya que se le entendía cada palabra y cada sílaba con una claridad inusual. Aparte de ser una cantante excepcional, fue una gran dama”.

El investigador musical José Tasín recordó las presentaciones de Blanca en la televisión cubana, donde hacía gala de su amplio y variado repertorio. “Ella se podía dar el lujo de interpretar las piezas más difíciles del repertorio operístico internacional y las zarzuelas cubanas como Cecilia Valdés, María la O y Rosa la China, entre otras. Su pasión por la música y su entrega a Dios la impulsaron a seguir cantando en su congregación hasta mucho después de su retiro. Era una buena mujer y una madre amantísima. Se nos fue una de las grandes”

El escritor y crítico musical Daniel Fernández aseveró que la cantante fue una de las grandes divas de la zarzuela cubana y española.

“Blanca deja en sus discos un legado de buena música, y para los que tuvimos el honor y el placer de conocerla el recuerdo de un ser encantador que abandonó una triunfadora carrera en el escenario para dedicarse a cantarle a Dios en las iglesias.

A Blanca Varela le sobreviven sus hijos Ernesto, Luis y Blanquita, varios nietos, bisnietos y una tataranieta. El funeral será privado.