Las fake news de salud engañan a la mitad de los adolescentes

Un nuevo estudio muestra que los adolescentes tienen muchas dificultades para diferenciar entre noticias reales y fake news en temas de salud
Un nuevo estudio muestra que los adolescentes tienen muchas dificultades para diferenciar entre noticias reales y fake news en temas de salud

Las fuentes de información han cambiado rápidamente en apenas una década. Internet se ha posicionado como la principal manera de entretenimiento, de comunicación y, por supuesto, de noticias, especialmente entre los más jóvenes. Los datos de los últimos años muestran que los adolescentes pasan gran parte de su día utilizando internet y redes sociales. De hecho, en 2019 se realizó un estudio en España, Reino Unido y Estados Unidos que estimaba que los jóvenes entre pasan más tiempo conectados que en el instituto. Los niños (entre 5 y 11 años) pasan una media de 711 horas y 45 minutos al año conectados a internet, por unas 790 horas que pasan en el colegio. Los adolescentes por su parte (entre 12 y 17 años) superan esta comparación ya que están conectados de media unas 1058 horas, cuatro horas más del tiempo que pasan en el instituto. Otro estudio reciente muestra que el 70% de los jóvenes admite que el tiempo que dedican a Internet es excesivo y que “mucha de la información que circula por Internet puede resultar nociva, sobre todo para jóvenes aún en proceso de maduración, sin tanta capacidad de criba, y que en muchas ocasiones se pueden enfrentar a contenidos de difícil gestión sin el control o la supervisión de personas adultas”.

No obstante, el problema más notable de este uso excesivo es que no aporta una base sólida de conocimientos, algo que resulta muy preocupante sobre todo en cuestiones relacionadas con la salud. Diferentes investigaciones anteriores han demostrado que los mensajes en el campo de salud que se pueden encontrar en línea son, mayoritariamente, incompletos, inexacto o incluso contienen información potencialmente dañina. Precisamente, el journal Frontiers of Psicology ha publicado, hace solo un par de días, un importante estudio que profundiza no solo en la cantidad de información errónea que se emite en internet en el campo de la salud, sino que analiza la capacidad de los jóvenes de discernir entre información contrastada y exageraciones, clickbaits y tergiversaciones. “Este estudio tiene como objetivo comprender cómo las diferentes formas de editar los mensajes relacionados con la salud afectan su credibilidad entre los adolescentes y qué impacto puede tener esto en el contenido o formato de la información de salud”, explica Radomír Masaryk, autor principal del estudio.

La mayoría de las investigaciones sobre la credibilidad de los mensajes en internet se han centrado en adultos, sobre todo a raíz de la pandemia de COVID-19, en la que hemos vivido una “explosión de desinformación” en el área de la salud. “Como los adolescentes son usuarios frecuentes de internet, generalmente esperamos que sepan cómo abordar y evaluar la información en línea, pero los resultados apunta a que es todo lo contario”.

Los literatura científica disponible de los últimos años confirma esta afirmación. A pesar de ese uso intensivo de internet, las estrategias de los adolescentes para evaluar la información no son nada rigurosas. Los jóvenes buscan de forma menos sistemática que los adultos, de manera superficial y rara vez consideran la fuente de la información. “Parece que las habilidades de los adolescentes para distinguir fake news son bastante inadecuadas e insuficientes”, concluye Masaryk.

Los investigadores mostraron a un grupo de 300 estudiantes de secundaria (de entre 16 y 19 años) un total de siete mensajes breves sobre los efectos en la salud de diferentes frutas y verduras. Los mensajes tenían diferentes niveles: mensaje falso, mensaje neutral verdadero y mensaje verdadero con elementos editoriales (exageraciones, clickbait, errores gramaticales, apelación a la autoridad y tipografía en negrita). Luego se pidió a los participantes que calificaran la confiabilidad del mensaje.

Los resultados no fueron nada positivos. El 41% de los adolescentes no logró diferenciar entre mensajes verdaderos y falsos, con un elemento adicional inquietante: la mala edición o las faltas de ortografía en el mensaje no se percibió como un signo de baja confiabilidad. Para empeorar el panorama, un 11% de los estudiantes consideró que los mensajes de salud neutrales verdaderos resultaba menos confiable que los mensajes de salud.

El único aspecto esperanzador del estudio es que los jóvenes distinguen bien el Clickbait. “La única versión de mensaje de salud en la que se confiaba significativamente menos, en comparación con un mensaje de salud real, fueron los mensajes con titular de clickbait”. Pero poco más positivo se puede decir del estudio. Los resultados resaltan la necesidad de mejorar la educación de los adolescentes para que sean capaces de diferenciar las señales de edición que revelan la calidad de una información. Los autores sugieren además centrarse en mejorar e incrementar la educación médica y mediática, así como en hacer hincapié en el pensamiento analítico y el razonamiento científico.

Más estudios científicos interesantes (e importantes) sobre Fake News:

Referencias científicas y más información:

Greškovičová, Katarína, et al. «Superlatives, clickbaits, appeals to authority, poor grammar, or boldface: Is editorial style related to the credibility of online health messages?» Frontiers in Psychology, Agosto 2022.DOI:10.3389/fpsyg.2022.940903.

Suzana Burgelman “41% of teenagers can’t tell the difference between true and fake online health messages” Frontiers Science News