Bomba en capital tailandesa deja 19 muertos y 123 heridos, busca "destruir la economía"
Por Amy Sawitta Lefevre y Andrew R.C. Marshall BANGKOK (Reuters) - Una bomba colocada en uno de los santuarios más conocidos de la capital de Tailandia acabó el lunes con la vida de 19 personas, incluidos tres turistas extranjeros, e hirió a otras 123, en un ataque que el Gobierno calificó como un intento por destruir la economía. Nadie se atribuyó de inmediato la autoría del atentado en el santuario de Erawan, en una importante intersección de Bangkok. Las fuerzas tailandesas están combatiendo a un pequeño grupo de insurgentes musulmanes en el sur de un país predominantemente budista, pero los rebeldes rara vez han lanzado ataques fuera del feudo en que vive su etnia malaya. "Los responsables intentaban destruir la economía y el turismo, porque el incidente ocurrió en el corazón del distrito turístico", dijo el ministro de Defensa, Prawit Wongsuwan, a Reuters. Varios medios locales dijeron más temprano que hubo 27 muertos, pero el Bangkok Post, citando a la policía local, informó de 19 fallecidos y 123 heridos. El jefe de la policía nacional, Somyot Poompanmuang, dijo a periodistas que el ataque no tiene precedentes en Tailandia. "Fue una bomba casera", dijo Somyot. "Fue colocada en el interior del santuario de Erawan". El templo, que está en una esquina muy transitada cerca de los mejores hoteles, centros comerciales, oficinas y un hospital, es una importante atracción turística, especialmente para los visitantes de Asia Oriental. Muchos tailandeses rezan también allí. El Gobierno anunció la creación de una "oficina de guerra" para coordinar la respuesta al atentado, informó el canal de televisión Nation, que citó al primer ministro, Prayuth Chan-ocha. Entre los muertos hay dos personas de China y una de Filipinas, dijo un oficial de policía. Los medios reportaron que la mayoría de los heridos son de China y Taiwán. "Era como un mercado de carne", comentó Marko Cunningham, un paramédico neozelandés que trabaja en un servicio de ambulancias de Bangkok. Agregó que la explosión provocó un cráter de dos metros de ancho. "Había cuerpos por todas partes. Algunos estaban despedazados. Había piernas donde se suponen que debían estar las cabezas. Fue horrible", dijo Cunningham, añadiendo que resultaron heridas personas a muchos metros de distancia. En el lugar había tiradas motocicletas quemadas, escombros de un muro del santuario y charcos de sangre en la calle. Antes, las autoridades ordenaron a los transeúntes que se alejaran pues estaban buscando una segunda bomba, pero la policía dijo más tarde que no se hallaron. Las autoridades aumentaron los registros de seguridad en algunas de las principales intersecciones y en zonas turísticas. El tren elevado de la ciudad, que pasa por encima del lugar del atentado, operaba con normalidad. Si bien las sospechas iniciales podrían recaer sobre los separatistas musulmanes del sur, Tailandia lleva una década de intensas y, a veces, violentas luchas por el poder entre facciones políticas en Bangkok. Pequeñas explosiones ocasionales han sido atribuidas a una u otra parte. Dos artefactos caseros estallaron dentro de un centro comercial de lujo en la misma zona en febrero, causando pocos daños. La policía dijo que el ataque pretende aumentar la tensión en un momento en que la ciudad está bajo la ley marcial. El Ejército gobierna Tailandia desde mayo de 2014, cuando derrocó a un ejecutivo electo, después de meses de protestas antigubernamentales marcadas en ocasiones por la violencia. (Reporte adicional de Khettiya Jittapong, Martin Petty y Panarat Thepgumpanat; escrito por Robert Birsel; editado en español por Rodrigo Charme y Carlos Serrano)