La experiencia de Weimar, una advertencia ante el ascenso de la ultraderecha alemana
Weimar (Alemania), 24 ago (EFE).- El nombre de Weimar suele evocarse en Alemania no sólo para recordar la fundación de la primera república alemana sino también para advertir sobre la vulnerabilidad de las democracias como ahora, con el auge de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que encabeza las encuestas de intención de voto para las elecciones regionales de Turingia el 1 de septiembre.
“Berlín no es Weimar”, suele decirse para rebajar un poco el tono de las alarmas ante el ascenso de AfD en el este y, en especial, en Turingia, estado federado donde se encuentra Weimar.
Pero la preocupación es grande ante el 30 por ciento que dan las encuestas en Turingia a la AfD liderada por Björn Höcke, cabeza visible del ala más extremistas de la agrupación, a quien le han retirado en siete ocasiones la inmunidad parlamentaria y sobre quien pesas dos condenas por el uso de consignas nazis.
La AfD y el nazismo
“¿Cuánto hay en AfD del nazismo?”, se pregunta un letrero en una vitrina de la Casa de la República de Weimar, situada en la Theatherplatz, enfrente del Teatro Nacional donde se celebró la asamblea en la que se aprobó la constitución republicana de 1919.
En la ciudad se ha inaugurado este semana un festival artístico que tiene por lema “Por esto luchamos" que, según el ministro de Cultura de Turingia, Benjamin Immanuel Hof, “no puede ser más actual en momentos en que los valores democráticos están amenazados en todo el mundo”. En algunos de los afiches que invitan al festival se invita también a votar en contra de la ultraderecha el 1 de septiembre.
Ya al llegar a la ciudad, al salir de la estación, se siente como la ciudad vive conscientemente la tensión entre los lados oscuros y los lados luminosos de la historia de Alemania. A diez kilómetros está el antiguo campo de concentración de Buchenwald y, a lo largo de la calle que lleva al centro, hay fotografías de personas que estuvieran presas allí.
Weimar es la ciudad de Goethe, la ciudad de Schiller y la ciudad de la escuela Bauhaus pero también la ciudad vecina a Buchenwald. Además, Turingia fue la primera región alemana en la que los nazis participaron en el Gobierno, en 1930, lo que obligó a la Bauhaus a buscar otra sede antes de tener que irse de Alemania en 1933.
Entre las fotos de los prisioneros se pueden ver pancartas electorales y, curiosamente, es difícil encontrar en Weimar afiches de la AfD.
“Weimar en un poco una burbuja. Aquí todo parece en orden. El escaño de Weimar nos lo hemos peleado siempre nosotros y la Unión Cristianodemócrata (CDU)”, explicó a EFE un activista de La Izquierda que repartía información electoral en la zona peatonal.
Al frente de La Izquierda está el primer ministro Bodo Ramelow que encabeza un tripartito con el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes que gobierna Turingia desde hace diez años, los últimos cinco años en minoría.
“Me hubiera gustado hacer frente a esta campaña con menos tensiones. Pero es claro que de lo que se trata es de defender los fundamentos de la democracia. No se trata de mi tampoco de mi partido”, dijo Ramelow ante un grupo de periodistas durante una reunión con la Asociación de la Prensa Extranjera (VAP).
Las encuestas apuntan a que La Izquierda obtendrá en torno al 15 por ciento de los votos, lo que reduciría a la mitad su resultado de 2019. La baja se debe en parte una escisión del partido tras la fundación de una nueva agrupación llama Liga Sarah Wagenknecht (BSW), por el nombre de su fundadora.
De momento las encuestas dan el segundo lugar, detrás de AfD, a la CDU, liderada por Mario Voigt que -si se mantiene la negativa de todos los partidos a negociar con los ultraderechistas- tendría que buscar alianzas para formar Gobierno, lo que sin duda será un ejercicio difícil como lo fue siempre en tiempos de la República de Weimar.
El destino del Partido Liberal (FDP) parece sellado y sus posibilidades de entrar en el parlamento regional tienden a cero. La situación del SPD -del canciller Olaf Scholz- y de Los Verdes tampoco es fácil y corren peligro de quedarse por fuera.
Pero aunque logren entrar probablemente la CDU también necesitará a la BSW -con La Izquierda también descarta una alianza- lo que le obligaría a hacer muchas concesiones.
Rodrigo Zuleta
(c) Agencia EFE