La exoneración de Biden genera un peligro político

El presidente Joe Biden dirige un discurso durante la conferencia sobre asuntos del caucus demócrata de la Cámara de Representantes en Leesburg, Virginia, el 8 de febrero de 2024. (Kent Nishimura/The New York Times)
El presidente Joe Biden dirige un discurso durante la conferencia sobre asuntos del caucus demócrata de la Cámara de Representantes en Leesburg, Virginia, el 8 de febrero de 2024. (Kent Nishimura/The New York Times)

WASHINGTON — La decisión del jueves de no presentar cargos de lo penal contra el presidente Joe Biden por mal manejo de documentos clasificados debería haber sido una exoneración legal inequívoca.

En cambio, fue un desastre político.

La investigación sobre la forma en que Biden manejó los documentos después de su vicepresidencia concluyó que era un “hombre entrado en años, bienintencionado, pero con mala memoria” y con “facultades deterioradas debido a su edad avanzada”. Solo unas horas después, el presidente intentó aminorar los daños causados a su imagen política por estas afirmaciones tan alarmantes con una respuesta ardiente y emotiva.

En una transmisión desde la Casa Blanca el jueves por la noche, Biden criticó enérgicamente el informe del fiscal especial Robert Hur y denunció que los autores de este hicieron “comentarios nada pertinentes” sobre su edad y su capacidad mental.

“No saben lo que dicen”, fue la sentencia rotunda del presidente.

En cuanto al contenido del informe, Biden pareció objetar en especial la afirmación de que durante las entrevistas con investigadores del FBI no había podido recordar en qué año murió su hijo Beau.

“¡Cómo se atreven a decir eso!”, protestó el presidente, que pareció hacer un esfuerzo por contener las lágrimas. “Siempre en el Día de los Caídos organizamos una celebración a la que asisten amigos y familiares, todas las personas que lo querían, para recordarlo. No necesito que nadie, nadie me recuerde cuándo murió”.

La notable aparición del presidente ante la prensa subrayó el daño político que el informe de Hur podría causarle, a pesar de la decisión de que no se presentaran cargos en su contra. El informe de 345 páginas señala repetidamente la edad del presidente y sus problemas de memoria, lo que aprovecharon de inmediato los republicanos, incluido el probable oponente de Biden en las elecciones de 2024, el expresidente Donald Trump.

En el informe, Hur indica que el presidente, que en ese momento tenía 80 años, había parecido tan confundido con sus recuerdos en las cinco horas de entrevistas realizadas en un periodo de dos días que sería difícil convencer al jurado de que Biden estaba consciente de que no había manejado adecuadamente los documentos. Hur señala en el informe que, si se presentaran cargos contra el presidente, sus abogados “podrían poner énfasis en estas dificultades con su memoria”.

La memoria de Biden fue uno de los motivos por los que Hur decidió recomendar que no se presentaran cargos contra el presidente por una conducta que se describe en el informe como retención voluntaria de secretos de seguridad nacional e incluye algunos documentos compartidos por el presidente con referencias a “métodos y fuentes de inteligencia delicados”.

“Sería difícil convencer a un jurado de declarar culpable a un expresidente que para entonces ya sería de lleno un ochentero de un delito grave que requiere un estado mental de voluntad manifiesta”, escribió Hur.

En su propia declaración escrita dada a conocer justo después del anuncio del informe, Biden hizo notar una de las razones por las que estaba distraído.

“Me interesaba tanto darle al fiscal especial tolo lo que necesitaba que acepté tener cinco horas de entrevistas frente a frente en un periodo de dos días el 8 y 9 de octubre del año pasado, aunque el ataque contra Israel acababa de ocurrir el 7 de octubre y debía resolver una crisis internacional”, escribió. “Me pareció que se lo debía al pueblo estadounidense”.

Los abogados del presidente, Bob Bauer y Richard Sauber, objetaron una carta del 5 de febrero en la que Hur describe la memoria del presidente.

“Es de lo más injusto aceptar que se le hagan preguntas al presidente sobre sucesos ocurridos varios años antes, que luego se le presione para que comparta sus recuerdos lo ‘mejor’ posible y que se le critique por no recordar mucho”, escribieron los abogados. “Que el presidente no recordara fechas ni información detallada de acontecimientos que ocurrieron hace varios años no es sorprendente ni inusual”.

En los últimos tres años de la presidencia de Biden se han traído a colación con frecuencia algunas inquietudes en torno a su edad. Muchos votantes han expresado cierta preocupación por el estado mental y físico del presidente, intensificada en parte por imágenes de video en que parece débil o tambaleante en público, en vista de que pretende permanecer en la Casa Blanca hasta los 86 años.

Biden ha intentado tomar en broma el tema y recalcar que la edad da sabiduría.

Durante algunos eventos de recaudación de fondos el miércoles, Biden hizo alusión en dos ocasiones a una conversación que sostuvo en 2021 con Helmut Kohl, el antiguo canciller alemán fallecido en 2017. Más tarde, uno de sus voceros aclaró que había cometido un error, como les ocurre algunas veces a muchos funcionarios públicos. El jueves por la noche, Biden hizo algunos comentarios en los que confundió al presidente de México con el de Egipto, justo el tipo de error que su equipo hubiera preferido evitar en un momento en que se cuestiona su agudeza mental.

Los colaboradores de Biden han repetido en varias ocasiones que, a pesar de la impresión que algunas veces da el presidente en público, no ha perdido agudeza ni vigor en sus actividades privadas, en sus conversaciones con asesores ni en las reuniones con líderes extranjeros.

Por desgracia, el informe dado a conocer el jueves pone en duda esas descripciones, pues no se basa en videos breves de Biden publicados en las redes sociales sino en interacciones de varias horas con el presidente en espacios controlados. Además, las descripciones de su memoria en ese documento son más gráficas que aquellas incluidas normalmente en documentos legales como el que se presentó el jueves.

En el informe, Hur escribió que en una conversación grabada en 2017 entre Biden y el escritor fantasma de su libro, Biden tuvo dificultades para “recordar acontecimientos” y “batalló algunas veces para leer y explicar lo que él mismo había escrito en su libreta”. Hur indicó que las entrevistas realizadas en 2023 con investigadores fueron peores.

“No recordaba cuándo fue vicepresidente; el primer día de la entrevista olvidó cuándo había concluido su cargo (‘si era 2013, entonces ¿cuándo dejé de ser vicepresidente?’) y el segundo día de la entrevista olvidó la fecha de inicio de su mandato (‘¿en 2009 todavía soy vicepresidente?’)”, señala el informe. “No recordó, incluso en un rango de varios años, cuándo había muerto su hijo Beau”.

Trump designó a Hur fiscal federal para Maryland, pero más adelante el fiscal general Merrick Garland lo seleccionó para que se encargara de la investigación sobre el manejo de documentos clasificados por parte de Biden.

Los abogados de Biden han sostenido desde hace más de un año que el descubrimiento de documentos clasificados en las oficinas de Biden y en su casa en Delaware solo fue un descuido accidental, no una conducta delictiva comparable con los 37 cargos presentados contra Trump por su manejo de material clasificado tras concluir su encargo.

Aunque Hur llegó a la conclusión de que “la evidencia no prueba la culpabilidad de Biden más allá de toda duda razonable”, escribió que Biden se llevó consigo documentos clasificados y libretas con información sobre Afganistán en 2017 tras concluir su encargo como vicepresidente y compartió algunos de esos documentos con su escritor fantasma.

Trump y sus aliados podrían aprovechar las crudas afirmaciones de Hur para lanzar una nueva ronda de ataques políticos contra Biden por el mismo tipo de conductas de las que se acusa a Trump. Además, es muy probable que compliquen el esfuerzo de meses de Biden y sus asesores por establecer distinciones claras entre las acciones de ambos presidents.

c.2024 The New York Times Company