Florida quiere ayudar a niños víctima de acoso escolar; excepto que sean gays

Los libros de texto creados por empresas como Abeka, Bob Jones University Press y Accelerated Christian Education contienen pasajes anti-LGBTQ. El gobernador Rick Scott firmó una orden ejecutiva que ayuda a los niños a asistir a escuelas privadas que usan estos libros de texto.
Los libros de texto creados por empresas como Abeka, Bob Jones University Press y Accelerated Christian Education contienen pasajes anti-LGBTQ. El gobernador Rick Scott firmó una orden ejecutiva que ayuda a los niños a asistir a escuelas privadas que usan estos libros de texto.

Un nuevo programa anti-acoso escolar en Florida suena muy bien sobre el papel. Es el primero de este tipo en la nación que otorga dinero público a los niños que han sido víctimas de acoso escolar y les ayuda a asistir a escuelas privadas. Scott, el gobernador republicano de Florida, lo puso como ejemplo de cómo interviene el gobierno para hacer el bien.

“Todos los niños de Florida deben tener la oportunidad de recibir una excelente educación en la escuela de su elección para que puedan cumplir sus sueños”, eso dijo Scott en marzo al firmar la ley.

El único problema es que no todas las víctimas son bien recibidas. Para algunas escuelas privadas que participan en el programa, los estudiantes LGBTQ no pueden postularse.

El Programa de Becas Esperanza de Florida, un programa de becas escolares que se lanza este año escolar y que les otorga unos 7,000 dólares a cada estudiante que haya informado instancias de acoso escolar para ayudarle a asistir a una escuela privada. Los estudiantes también pueden usar una beca de transporte menos cuantiosa para trasladarse a una escuela pública diferente.

Sin embargo, un análisis hecho por el HuffPost acerca de las escuelas privadas que se han registrado para participar en el programa muestra que muchas de éstas promueven su propia forma de acoso escolar y discriminación patrocinada por el estado al rechazar la admisión de estudiantes LGBTQ o al delinear castigos para estudiantes que mantengan relaciones con otros del mismo sexo. Para su análisis, el HuffPost ha estudiado los libros de texto escolares y los planes docentes de las escuelas que se inscribieron en el programa de becas.

A partir del 1 de agosto de 2018, casi 70 escuelas se habían inscrito para participar en el programa, aunque la organización que otorga las becas dice que espera que en los próximos meses se inscriban más escuelas.

De estas escuelas, al menos el 10 % tienen una política de tolerancia cero con los estudiantes LGBTQ.

Un manual escolar dice que los estudiantes deben abstenerse de “cualquier acto que involucre pornografía u homosexualidad”. Otros libros de texto escolares dicen eso y suben la apuesta prohibiendo el sexo antes del matrimonio, “también se denuncia la homosexualidad y se dice que es una abominación a los ojos de dios”.

Más allá de las políticas de admisión discriminatorias, más del 30 % de casi 70 escuelas tienen un diseño curricular que promueve una visión intolerante de los estudiantes LGBTQ. Estas escuelas siguen planes de estudios creados por empresas ultraevangélicas como Abeka, Bob Jones University Press y Accelerated Christian Education. Una investigación del HuffPost sobre el origen de estos diseños curriculares ha descubierto que promueven ideas reaccionarias y de odio hacia las personas LGBTQ, las mujeres y quienes no son cristianos.

Fragmento de un libro de texto de Historia de Estados Unidos publicado por la editorial cristiana evangélica Abeka en el que se habla sobre las elecciones del año 2000 (Abeka).
Fragmento de un libro de texto de Historia de Estados Unidos publicado por la editorial cristiana evangélica Abeka en el que se habla sobre las elecciones del año 2000 (Abeka).

El Programa de Becas Esperanza es uno de los cuatro programas de escuelas privadas que se pueden elegir en Florida. Otros están concebidos para ayudar a estudiantes de familias con bajos ingresos o a estudiantes con discapacidades. Si bien los mecanismos de financiación y las características específicas de cada programa varían, todos ellos ofrecen a los estudiantes becas financiadas por los contribuyentes para que asistan a instituciones privadas. El Programa de Becas Esperanza será pagado por los residentes que opten por destinar más de 100 dólares a la beca cuando compren un automóvil nuevo. El estado no requiere que los becarios demuestren las instancias de acoso escolar informadas.

Estas becas son una de las causas preferidas de la secretaria de educación Betsy DeVos, quien ha dedicado años a poner dinero para la ampliación de estos programas a nivel federal. DeVos ha recibido presiones en varias ocasiones por la discriminación LGBTQ que destilan los programas, y ha hecho énfasis en la importancia de la elección de los padres en estos asuntos.

“La conclusión es que creemos que los padres son los que están mejor preparados para elegir el tipo de escolarización y educación que darán a sus hijos”, eso dijo DeVos en una sesión en mayo de 2017 al ser preguntada acerca de este tipo de discriminación. “Las autoridades estatales y las comunidades locales están mejor preparadas para proponer opciones y para establecer el marco a sus estudiantes”.

La secretaria de educación Betsy DeVos habla ante el Comité de Educación de la Cámara de Representantes el 22 de mayo de 2018 en Washington, D.C. (Leah Millis / Reuters)
La secretaria de educación Betsy DeVos habla ante el Comité de Educación de la Cámara de Representantes el 22 de mayo de 2018 en Washington, D.C. (Leah Millis / Reuters)

El HuffPost ha preguntado a la oficina de Rick Scott, el gobernador republicano de Florida que firmó la ley, acerca de los resultados de estos análisis. “El gobernador Scott no tolera discriminaciones de ningún tipo”, eso respondió el secretario de prensa de Scott.

Los activistas y simpatizantes de las escuelas públicas han rechazado y luchado durante mucho tiempo contra este tipo de iniciativas, alegando que agotan el sistema de recursos de las escuelas públicas y que apoyan a las escuelas religiosas más extremistas con dinero público. Pero el Programa de Becas Esperanza es visto con particular recelo porque permite que un cierto número de escuelas se beneficien económicamente usando el dolor de las víctimas mientras discriminan abiertamente a un grupo de estudiantes.

“La elección es una falsa y cruel promesa para demasiados niños”, eso dijo al HuffPost Eliza Byard, presidenta de GLSEN, una ONG que apoya a estudiantes LGBTQ.

Las escuelas no tan seguras

La escuela cristiana Westwood es una de las más de 2.000 escuelas de Florida que participan en el programa de escuelas privadas y, por tanto, es elegible para participar en el Programa de Becas Esperanza, aunque no está claro si la escuela participará finalmente.

Cuando Lyana Rodríguez, exalumna de Westwood, descubrió que su antigua escuela podría ser parte del programa anti-acoso escolar, quedó desconcertada. Rodríguez, ahora de 24 años, había llegado a Westwood después de sufrir acoso escolar severo en su escuela secundaria, también una institución privada, pero aquella tampoco era un refugio seguro.

Otros estudiantes se burlaron de Rodríguez por ser demasiado tímida y por su apariencia. Una vez, alguien le puso una compresa en el pelo. Rodríguez fue especialmente lastimada por las estrictas enseñanzas acerca de qué era ser una “buena” cristiana.

Rodríguez luchó contra pensamientos intrusivos y obsesivos. Se preguntó si era atea y luego se odió a sí misma por tener tales ideas. Luchó contra su atracción por personas del mismo sexo, luego se tragó tales sentimientos tan profundamente que se obligó a creer que era heterosexual. Por las noches tenía pesadillas en las que era condenada eternamente al infierno.

“No podía imaginarme que hubiera pasado si me hubiera dado cuenta de que era bisexual”, dijo Rodríguez, que ya ha terminado la universidad. “Solo podía imaginar el tipo de tortura que era”.

De hecho, en la escuela cristiana Westwood, ser LGBTQ no es una opción posible.

En el manual de la escuela cristiana Westwood, los estudiantes que sienten que son “homosexuales, lesbianas o bisexuales” son enviados a confesar esos sentimientos al pastor o al administrador de la escuela y buscar consejo a través de la iglesia. Si un alumno actúa de acuerdo a su orientación sexual o decide no buscar ayuda, “se le pedirá que abandone la escuela”, eso dice el manual.

La escuela cristiana Westwood también tiene un plan de estudios creado por Abeka y por la Universidad Bob Jones, instituciones que promueven esa visión. Los fundadores de Abeka crearon la Universidad Cristiana de Pensacola, una institución que proscribe la homosexualidad en su código de conducta junto con la blasfemia y la meditación trascendental. La Bob Jones University Press está vinculada a la Universidad Bob Jones, una universidad de Carolina del Sur que prohibió las citas interraciales antes del año 2000. Los libros de texto que producen estas empresas promueven versiones racistas de la historia e ideas retrógradas sobre las mujeres y las personas que no son cristianas.

“Usamos libros escolares de historia en los que se decía que valió la pena matar a todos los nativos americanos porque así pudieron escuchar la verdad de Jesucristo. Eso es pura mierda”, dijo Rodríguez.

Los representantes de la escuela cristiana Westwood no han respondido a la solicitud de comentar hecha por el HuffPost.

La mala educación

Los planes de estudios seguidos por muchas escuelas que participan en el Programa de Becas Esperanza plantean interrogantes sobre si estas instituciones son los mejores ambientes para víctimas de acoso escolar e intimidación.

HuffPost ha descubierto que 21 de las escuelas inscritas en el programa siguen planes de estudio creados por Abeka, Bob Jones University Press o Accelerated Christian Education, tres conocidas empresas dedicadas a la educación de corte cristiano evangélico. Una investigación del HuffPost ha descubierto que estas editoriales producen materiales que no solo carecen de solidez desde un punto de vista educativo ‒promueven versiones científicas falsas y visiones miopes de la historia‒, sino que también promueven ideas prejuiciosas sobre las distintas razas y religiones.

Un manual escolar de Abeka que ha revisado el HuffPost menosprecia las cosmovisiones de los nativos americanos diciendo que sus “relatos sobre la creación y el diluvio universal no fueron precisos”.

Más adelante el libro de texto sostiene que ideas como “evolución”, “educación progresiva” y “psicología moderna” tienen un “efecto devastador sobre la vida en Estados Unidos”. También asimila la homosexualidad a un “pecado vergonzoso”, se refiere a los “medios liberales” y dice que los ecologistas ven a la “humanidad como un enemigo de la naturaleza”.

Un libro escolar de historia universal de la editorial Bob Jones University Press para alumnos de secundaria tiene un enfoque similar. Menosprecia al catolicismo diciendo que tiene problemas que hunden sus raíces en el “error doctrinal”.

Un libro de texto de 11º grado de Accelerated Christian Education, la más extrema de las tres editoriales en muchos sentidos, describe con toda ligereza la esclavitud como “inmigración negra”. El libro se refiere a los inmigrantes como “extraterrestres” y sugiere que dios creó la guerra civil como castigo por la “apostasía religiosa y el paganismo”.

El libro de texto dice luego que las mujeres que se cortan el pelo están desconociendo la sabiduría bíblica y que el presidente Barack Obama “promovió una agenda política que invitaba a estilos de vida condenados por la palabra divina”.

Profesores que han revisado el plan de estudios dicen que ofrece visiones sesgadas e imparciales de la historia al tiempo que promueve ideas científicas que son falsas.

“El libro de texto simplemente distorsiona la historia”, eso escribió David Brockman, un académico no residente del Instituto para las Políticas Públicas de la Universidad Rice, al HuffPost para nuestra anterior investigación tras examinar los libros de texto de Bob Jones y ACE en diciembre de 2017. “Y siguiendo el mandato bíblico de no permitir el falso testimonio, me pregunto si una historia distorsionada es propia de las enseñanzas cristianas”.

Cuando el HuffPost preguntó sobre estas inconsistencias históricas, los representantes de Abeka defendieron con vehemencia su producto. Los representantes de Bob Jones University Press y Accelerated Christian Education no respondieron a nuestra invitación a hacer comentarios al respecto.

“Reconocemos que los académicos tienen distintas opiniones sobre el contenido histórico/científico y eso ocurre frecuentemente tanto en instituciones públicas como en privadas, tal y como se ha informado en los medios”, eso dijo al HuffPost Brent Phillips, representante de Abeka, en un correo electrónico escrito hace unos meses para nuestra anterior investigación. “Estamos seguros de que nuestro contenido es preciso, apropiado para la edad y riguroso desde el punto de vista académico”.

Aun así, quienes se oponen a estos programas de becas en Florida discrepan con el hecho de que el dinero público esté siendo utilizado para fortalecer escuelas con planes de estudios como éstos. En el caso del Programa de Becas Esperanza, también les preocupa que el programa no logre abordar de raíz las causas del acoso escolar y, en lugar de eso, simplemente vaya reubicando a las víctimas de una escuela a otra.

En lugar de ayudar a los niños a escapar de una escuela, los fondos de las becas deberían estar destinados a aumentar el asesoramiento y el desarrollo profesional para que los profesores estén mejor formados para lidiar con estos asuntos, eso dijo Joanne McCall, presidenta de la Asociación de Educación de Florida.

“Vamos a dejar que siga existiendo el acoso escolar y va a afectar a otros estudiantes”, dijo McCall al HuffPost.

Los partidarios de las becas, no obstante, no han tardado en salir en su defensa.

El representante estatal Byron Donalds, republicano, defendió el proyecto de ley que creó la beca Esperanza. Dice que ha recibido comentarios abrumadoramente positivos de los miembros de la comunidad.

En respuesta a las críticas acerca de que el programa permitirá que proliferen los acosadores en las escuelas públicas, Donalds dijo que obligará a las escuelas públicas a redoblar sus esfuerzos para luchar contra el acoso escolar y así retener a los estudiantes. Y las familias y estudiantes ‒incluidos niños LGBTQ‒ no deberían elegir una escuela que evidentemente no es adecuada.

“La realidad es que hay tres tipos de escuelas privadas en el estado”, decía Donalds. “Si los padres de un niño no se sienten cómodos con su escuela elegida, pues bien, no tienen que ir a esa escuela. No se puede exigir que las escuelas enseñen algo si se quiere que sean libres de tener el tipo de cultura que se supone que adquirirán en la escuela privada”.

Rodríguez solo encontró un entorno libre de acoso escolar cuando fue a la universidad pública y laica. Allí ella salió del armario como bisexual, abrazó de lleno su amor por la literatura, se sintió más cómoda con su propia piel.

“Fue como poner una planta al sol. Va a crecer”, dijo Rodríguez.

Rebecca Klein

HuffPost