Eurocopa: entre veteranos con canas y debutantes con rostros de niños, España mostró mucho mejor cara

El veterano Álvaro Morata, los jóvenes Pedri y Nico Williams y el
El veterano Álvaro Morata, los jóvenes Pedri y Nico Williams y el "adulto joven" futbolístico Rodrigo simbolizan la mezcla de generaciones que enriquece a España, equipo que empezó con un 3-0 a Croacia su participación por la Eurocopa. - Créditos: @Agencia AFP

Las canas brillan bajo el sol berlinés en las cabelleras de Dani Carvajal y Marcelo Brozovic y en la barba rala de Luka Modric. La cara de nene confirma los 16 años del documento de Lamine Yamal, que marca un récord de precocidad en la historia de la Eurocopa. Todo lo que hace cuando la pelota pasa por sus pies Fabián Ruiz desmiente lo que sugiere su rostro de empleado de la administración pública. Mucho de lo que hacen en el fondo de su defensa Josip Sutalo y Marin Pongracic delatan su falta de experiencia.

Mezclar edades y etapas de la vida es un condimento esencial de las imprescindibles transiciones que debe atravesar un equipo. Son momentos delicados, que necesariamente afectan el rumbo futbolístico. No es sencillo cerrar etapas, no siempre se da en el blanco al abrir una. Cada cual a su modo, España y Croacia transitan esos caminos, y aunque en ningún caso se puede hacer un diagnóstico definitivo, el estreno de ambos en la Euro 2024 dejó mucho mejor parados a los de la Península Ibérica. No sólo por el 3-0 final, sino también por ese factor intangible que transmiten las sensaciones.

Morata vuela hacia el suelo tras un encontronazo con el grandote Josip Sutalo; el delantero español dejó lesionado la cancha, pero no sin antes dejar su huella con un gol.
Morata vuela hacia el suelo tras un encontronazo con el grandote Josip Sutalo; el delantero español dejó lesionado la cancha, pero no sin antes dejar su huella con un gol. - Créditos: @dpa

El estadio Olímpico de Berlín vivió la mayor migración de hinchas croatas de la que se tenga memoria –se hablaba de 30.000; sin dudas, fueron muchos más–, y su selección les devolvió una tarde de pesadilla. Con la nueva camiseta, más arlequinada que ajedrezada, los balcánicos fallaron en el punto en el que han asentado su vigencia durante la última década: su fiabilidad. Esta Croacia de Modric, Marcelo Brozovic, Ivan Perisic, Mateo Kovacic y compañía nunca fue un conjunto deslumbrante. Más aun, se podría señalarle practicar una avaricia inteligente, que calcula con precisión dónde, cuándo y cómo gastar sus ahorros. Esta vez no sucedió.

A Slatko Dalic no le funcionó nada de lo planificado en el pizarrón. En algunos casos porque él mismo pifió en su mirada; en otros, por fallas puntuales. A Croacia, a diferencia de lo que acostumbra, no le funcionó el mediocampo; el equipo no fue contundente en el área de enfrente, ni siquiera de penal (a 10 minutos del final, Unai Simón rechazó un disparo de Bruno Petkovic, y el VAR anuló el gol de rebote porque Perisic había invadido el área para capturarlo), y cometió errores inusuales en la zaga.

Unai Simón resolvió un penal de Bruno Petkovic; España no recibió goles, pero la defensa no dio todas las garantías que sugiere ese resultado.
Unai Simón resolvió un penal de Bruno Petkovic; España no recibió goles, pero la defensa no dio todas las garantías que sugiere ese resultado. - Créditos: @ap

Lo peor es que le ocurrió justo en el momento en que parecía haber aferrado el timón del juego, calmado el comienzo más atrevido del rival y obtenido la pelota. Fue alrededor de los 30 minutos de la primera mitad, cuando la chapa marcaba 0-0 y no habían existido grandes ocasiones de gol. Un cuarto de hora más tarde sus jugadores se retiraban al descanso tres tantos abajo, sin saber en qué lugar de la cancha se les había caído la brújula.

Tal vez Modric fue, por su relevancia en el plantel, la imagen que mejor representó la pérdida de seguridad y eficacia que mostró el equipo. Durante toda la temporada en Real Madrid, y a través de sus decisiones, Carlos Ancelotti fue indicándole que algo había cambiado. Le hizo alternar titularidades con suplencias cada vez más frecuentes, incluso en días clave, y casi nunca le dejó completar los 90 minutos. Pero en Croacia, el papel del capitán mantiene su fuerza. Dalic ni se planteó dudar de su vigencia, y Modric naufragó junto a sus dos mosqueteros de la mitad de la cancha. Contra un adversario cuyos volantes tocan de primera con enorme precisión, se desmarcan con agilidad y recuperan la posición de manera inmediata cuando pierden la pelota, el número 10 enseñó todas las dificultades que se puede tener en la competencia del más alto nivel en determinadas etapas de una trayectoria.

En España, la transición es más futbolística que cronológica. Desde luego, la selección mantiene con firmeza la impronta de la posesión y el cuidado del balón como punto de partida, pero la presencia de mediocampistas y delanteros vertiginosos como Yamal, Pedri y Nico Williams le otorga una alternativa de juego directo que no se apreciaba en las últimas grandes citas. Luis De la Fuente dirige ese retoque que no supo ver (o trasladar a la práctica) Luis Enrique, su antecesor inmediato, y parece estar más cerca de dar en la tecla.

Su aspecto de oficinista a lo Andrés Iniesta desmiente la calidad de futbolista de Fabián Ruiz, que no sólo fue el mejor del triunfo sobre Croacia sino que además contribuyó con un gol.
Su aspecto de oficinista a lo Andrés Iniesta desmiente la calidad de futbolista de Fabián Ruiz, que no sólo fue el mejor del triunfo sobre Croacia sino que además contribuyó con un gol. - Créditos: @ap

En el estilo de juego que practica La Roja, nada es más importante que el centro del campo. Su armado y su funcionamiento determinan el éxito, y es ahí donde el director técnico español acierta en juntar a dos armadores natos –Rodri y Fabián Ruiz– para complementarlos con un especialista en asociarse, Pedri. Dalic intentó bloquear ese circuito enviando a Kovacic contra su compañero en Manchester City, pero olvidó tapar al jugador de PSG, que resultó ser la carta de triunfo de España.

Fabián empezó como interior por la izquierda, pero en pocos minutos se dio cuenta de que el adelantamiento de Kovacic para buscar a Rodri dejaba zonas despobladas en la estructura croata, se soltó para recibir libre por cualquier sector y comandó el ataque hispano. Suya fue la cortada a Álvaro Morata para aprovechar la siesta de los centrales rivales y establecer el 1 a 0, y suyo el golazo del 2 a 0, luego de quebrarle la cintura a Modric, desairar a Brozovic y cruzar la pelota abajo con un zurdazo.

Compacto de España 3 vs. Croacia 0

Desde ese momento, 31 minutos del primer tiempo, y hasta el final, las carreras y gambetas de Yamal, las apariciones puntuales de Pedri y el panorama de Fabián pudieron elevar la ventaja. Que también pudo acortarse, cosa que habría ocurrido si Croacia hubiese acertado alguna de las tres o cuatro posibilidades claras que supo crear (y que dejan algún interrogante sobre la firmeza de la defensa española). Pero no era su tarde, ni la del equipo, ni la de los 40 o 50.000 hinchas llegados desde la costa adriática de los Balcanes.

Un partido no alcanza para hacer balances concluyentes, y si algo caracteriza a las transiciones, los vaivenes son eso. Pero esta vez, entre las canas de unos y los rostros de niño de otros, la pinta y el futuro de España dio toda la sensación de tener mejor color.