Estas etiquetadoras de tiburones de Florida son científicas y también drag queens

Miss Toto se rompió tres uñas con el primer tiburón del día.

Acunó al tiburón nodriza de seis pies con firmeza, pero con delicadeza, en una plataforma flotante fijada a la parte trasera del buque de investigación Garvin, mientras los investigadores se arremolinaban en torno a ella, tomando muestras y examinando al tiburón en busca de parásitos.

A diferencia de los demás científicos, que vestían camisetas de manga larga y bandanas a juego, Miss Toto llevaba un bikini de tiras con estampado de remolinos, una larga peluca rosa, uñas acrílicas y maquillaje de drag queen.

Drag queen con un doctorado en acuicultura por la Universidad de Miami (UM), Miss Toto fue la telonera —y la fuerza motriz— de lo que puede ser la recaudación de fondos más feroz de Miami: Drag n Tag.

El evento combina llamativos actos de drag queens locales con un día en la Bahía de Biscayne con algunos de los mejores científicos de Miami especializados en tiburones, capturando, etiquetando y liberando tiburones para recaudar fondos para la juventud queer del sur de la Florida.

Ahora, en su tercer año, el elemento científico sigue siendo esencialmente el mismo, pero los asistentes y los anfitriones coinciden en que los ataques legislativos del estado de Florida contra los derechos LGBTQ+ le dieron a esta alegre recaudación de fondos un toque más políticamente subversivo.

Eso les parece bien a los propietarios del barco, The Field School. En 2015, varios colegas de UM reunieron todo el dinero que pudieron para comprar un viejo yate destartalado. Les llevó casi un año de duro trabajo transformarlo en un buque de investigación capaz de atravesar el océano entre Miami y las Bahamas.

Aunque The Field School es una empresa con ánimo de lucro que se alquila a investigadores visitantes, también organiza programas educativos para estudiantes, especialmente para personas de comunidades marginadas. En su embarcación ondean dos banderas, la de Black Lives Matter y la del Orgullo del Progreso.

“La ciencia no siempre es acogedora. Eso está cambiando, pero no lo suficientemente rápido”, dijo Julia Wester, directora de desarrollo de programas de The Field School y directora asociada del programa de Ciencia y Política de Ecosistemas de UM.

De acuerdo con ella, el RV Garvin siempre ha sido un espacio seguro para todos, especialmente para las mujeres, las personas de color y los homosexuales, y, en los seis años que lleva a flote, han subido a bordo estudiantes de todo el mundo. Algunos de ellos, dijo Wester, le han dicho que es la primera vez que se sienten bienvenidos en la ciencia.

“Si han visto que aquí (en el bote) la situación es mejor, saben que (la ciencia) no tiene por qué ser inaccesible”, dijo.

Catherine MacDonald, cofundadora y directora de The Field School y directora del programa de investigación y conservación de tiburones de UM, hipotecó su casa para poder financiar lo que ahora es el RV Garvin. Dijo que sus alumnos homosexuales le cuentan a menudo lo importante que es el programa para ellos y para ella el evento Drag n Tag es una extensión de ese apoyo.

Así que, a pesar del reciente cambio de actitud en Florida hacia drag queens y personas trans, incluyendo el señalamiento al restaurante de brunch drag de Miami R House por el gobernador Ron DeSantis, la expansión del proyecto de ley “No Digas Gay” y los recientes retrocesos para el acceso a la atención médica trans en el estado, MacDonald dijo que organizar este evento era más importante este año que nunca.

“Es importante que nuestros estudiantes sepan que cualquiera que se dirija a ellos se dirige a nosotros”, dijo. “Queremos estar en la línea de fuego por ellos”.

Un matrimonio de tiburones y drag

Miami trajo tiburones y drag a la vida de Miss Toto simultáneamente. Estudiaba en UM, en donde se doctoró en acuicultura, cuando se introdujo por primera vez en el mundo del drag. Al mismo tiempo, fue invitada a unirse a algunos de sus compañeros de clase en el programa de etiquetaje de tiburones de UM y rápidamente se enamoró de la ciencia.

La idea de combinar las dos mitades de su mundo en el RV Garvin para recaudar fondos para la juventud homosexual le pareció una conclusión natural y sus compañeros estaban totalmente de acuerdo.

Ahora, en su tercer año, Miss Toto dijo que Drag n Tag es la continuación del tema central de The Field School: crear un espacio seguro para que las minorías se enamoren de las ciencias marinas.

“No solo como persona queer, sino también como persona afroamericana, las ciencias marinas están dominadas por los blancos y los hombres; no veía ninguna representación y, si no te sientes representada, ¿cómo puedes sentirte cómoda?”, dijo. “Es algo más que el dinero: se trata de estar aquí y ser visible”.

El año pasado, junto con las subvenciones de contrapartida, recaudaron unos $9,000 y esperan superar eso este año.

Todo el dinero recaudado en este viaje se destina a Pridelines, un programa que lleva apoyando a los niños homosexuales del sur de la Florida desde que Anita Bryant inició su campaña antigay “salvemos a los niños” en 1982.

Daniel Molloy, director de subvenciones y programación de Pridelines, dijo que el dinero se destinará directamente a proporcionar habitaciones de hotel, duchas y lavandería para niños que se enfrentan a la falta de vivienda, así como el tiempo con los terapeutas, atención médica y asistencia de transporte. Pridelines ha ayudado a jóvenes LGBTQ+ de lugares tan lejanos como Wisconsin o a inmigrantes indocumentados de Guatemala.

“Nunca rechazamos a nadie”, dijo.

Una mujer con sombrero y camiseta de manga larga gritaba “¡Miss Toto!” y saludaba frenéticamente mientras ella y su familia pasaban lentamente a motor al salir del puerto deportivo. Dos chicas jóvenes que iban a bordo también saludaron, mirando asombradas a la alta y musculosa drag queen y su larga peluca rosa.

“Qué refrescante para la Florida”, dijo un asistente con una sonrisa.

Bienvenida al escenario

Una vez que la embarcación estuvo a unas millas de la Bahía de Biscayne, el personal de The Field School empezó a ensartar trozos de Sarda orientalis azul en un anzuelo especial para capturar tiburones llamado anzuelo circular.

Ese día, el objetivo era capturar tiburones más grandes en el fondo del mar, un proceso conocido como hilo largo. Una vez clavadas una veintena de líneas atadas a boyas de colores neón, hay que esperar alrededor de una hora para que los tiburones descubran los sabrosos manjares que les esperan.

Tiempo suficiente para tres actuaciones, empezando por Miss Toto.

A pesar del oleaje, saltó desde lo alto de la embarcación y aterrizó en la cubierta con un disfraz de pez tropical mientras canturreaba “Starships” de Nikki Minaj.

Los asistentes se reunieron en la parte trasera del barco para vitorear a los artistas, entre los que también se encontraba Viola Putx, habitual en eventos drag de Miami como Gramps’ Double Stubble. Vestida con una larga camiseta deportiva y orejas de duende enjoyadas, se deslizó por toda la cubierta del barco, dando patadas altas y haciendo twerking al ritmo del clásico de Miami “Tití Me Preguntó” de Bad Bunny.

Cuando se apagaron los últimos compases de la enérgica canción de Bad Bunny, apareció la última artista de la tarde con un vestido de baile rosa sin hombros y joyas de fantasía. Opal Am Rah se pavoneó con las primeras líneas de un clásico marino, “My Heart Will Go On” de Celine Dion.

Las carcajadas se convirtieron rápidamente en vítores mientras Opal se acicalaba, posaba y bailaba al ritmo de la canción. En el crescendo final, extendió los brazos e hizo una profunda reverencia para cerrar el espectáculo.

Después, Opal Am Rah dijo que, aparte de intentar mantener el equilibrio mientras bailaba en un barco en movimiento, este acto también era diferente, porque se sentía como una expresión abierta y pública de la alegría queer en un espacio donde normalmente no se ve.

“No necesitamos menos de esto”, dijo. “Necesitamos más”.

Antes de que los artistas tuvieran tiempo de dejar de sudar, llegó la hora de la segunda parte del día.

“¡Tiburón!”, gritó un miembro del equipo de The Field School cuando el sedal con cebo que estaban tirando se tensó de repente.

Instantes después, un tiburón nodriza de seis pies de largo salió del agua con el anzuelo bien clavado en la boca. Miss Toto, MacDonald y algunos otros saltaron a la plataforma sumergida de la popa del barco y sacaron al tiburón del agua.

“Bienvenido al escenario”, dijo Viola Putx, bromeando.

Una vez que el tiburón está a salvo, desciende un equipo científico.

Las tareas se reparten entre los científicos del barco y los investigadores, pero en menos de seis minutos el tiburón es sometido a múltiples mediciones, se le toman muestras de sangre y de piel, se le arranca un trozo de aleta para pruebas genéticas, se le hace una biopsia muscular y, lo más importante, se le clava en la piel una etiqueta con un identificador único.

En el caso del tiburón nodriza, que tiene un exterior más blindado que otros tiburones, la parte del martillo es literal. Los voluntarios usan un mazo de goma para clavar la pequeña etiqueta justo debajo de la aleta superior del tiburón. Uno de ellos describió la sensación como clavar un clavo en una sandía, una dura corteza exterior que el clavo perfora con un rápido chasquido.

Y entonces el tiburón sigue su camino, con la boca llena de pescado como recompensa por sus contribuciones al campo científico.

Viola Putx, miamense de toda la vida, dijo que era la primera vez que subía a un barco. Para ella, la experiencia estaba llena de asombro. Nunca había visto un tiburón de cerca y, cuando le tocó ayudar a recoger información, pasó la mano por el lomo del tiburón nodriza con reverencia.

“No podía perderme una oportunidad como esta”, dijo. “Tenemos tanto que aprender de la Tierra y de los demás”.