Etiopía y su controvertida búsqueda de una salida al mar

Depresión de Danakil, Etiopía, 2018
Depresión de Danakil, Etiopía, 2018 - Créditos: @Edward Burtynsky

WASHINGTON.- Hace muchos siglos, los cronistas hablaban de lo que en la antigüedad llamaban Etiopía como un reino en el corazón del comercio global: los tesoros de Roma y de la India fluían por sus puertos en el Golfo de Adén y el Mar Rojo, y mercaderes y peregrinos se habrían paso hasta Medio Oriente y el Mediterráneo utilizando sus rutas de caravanas y sus muelles. Un historiador bizantino del siglo VI describió un reino “con una vasta flota de barcos de madera”, y los antiguos griegos incluso llamaban al sur del océano Atlántico, a miles de kilómetros de las tierras altas de Etiopía como “Mar Etíope”.

Pero la Etiopía moderna, como se sabe, es mediterránea, o sea que no tiene salida al mar. Salvo en unas pocas décadas del siglo XX durante las cuales Etiopía anexó a la vecina Eritrea, la segunda nación más poblada de África nunca más tuvo línea costera. El país tiene una pequeña Armada, mayormente fluvial, y le paga al diminuto Estado de Yibuti la friolera de 1500 millones dólares al año por el privilegio de acceder a sus puertos e infraestructura costera.

De allí la vieja ambición del primer ministro etíope, Abiy Ahmed, de que su país llegue hasta el mar. Ahmed se ha quejado insistentemente de la “cárcel geográfica” de su país e invoca el legado de los imperios navales del medioevo como algo que el Estado etíope contemporáneo debe reivindicar. Los graves problemas económicos y constantes conflictos internos de Etiopía no han hecho mella en los deseos de Abiy: de hecho, hasta podrían alimentarlos.

Y la semana pasada, en lo que fue una verdadera bomba geopolítica en el Cuerno de África, Abiy pareció lograr su objetivo. Aliado con Muse Bihi Abdi, presidente de la autoproclamada república separatista de Somalilandia, Abiy anunció que las dos partes habían llegado a un memorando de entendimiento por el que Somalilandia le arrendaría a Etiopía unos 20 kilómetros de su costa junto al puerto de Berbera. A cambio, Somalilandia, una entidad autónoma situada dentro del territorio internacionalmente reconocido de Somalia, puede obtener algo mucho más valioso: el reconocimiento diplomático del gobierno de Addis Abeba.

Somalilandia declaró su independencia de Somalia hace tres décadas, en medio de la ola de agitación que convirtió al país en un Estado fallido a perpetuidad. Su territorio ocupa la región noroeste de Somalia y comprende lo que en su momento fue un protectorado británico separado de la colonia italiana que abarcaba el resto de lo que actualmente es Somalia. La república separatista imprime su propia moneda, tiene sus propias instituciones políticas y se ha ganado la reputación de ser uno de los rincones más estables del Cuerno de África, ciertamente más que las áreas controladas por el asediado gobierno de Mogadiscio.

Pero más allá de sus vínculos de solidaridad con la isla autónoma de Taiwán, Somalilandia no ha sido reconocida por ningún Estado miembro de la ONU, y menos aún por alguna potencia regional importante en África. El gobierno de Somalilandia tienen la esperanza de que este acuerdo, de concretarse, imprima un cambio significativo a esa situación de aislamiento internacional.

“La esperanza de Somalilandia es que si Etiopía la reconoce, el resto de África la siga: no hay que olvidar que la Unión Africana tiene su sede en Addis Abeba”, explicó en un artículo la revista The Economist. “El primer ministro Abiy también mantiene sólidas relaciones con los Emiratos Árabes Unidos, y algunos diplomáticos extranjeros sospechan que los emiratíes, que también son cercanos al gobierno de Somalia, pueden haber desempeñado un papel en la negociación del acuerdo”.

Mujeres sacan agua de un pozo en Somalilandia
Mujeres sacan agua de un pozo en Somalilandia

Etiopía es un país fundido que también pagará el acceso al puerto entregándole al gobierno de Somalilandia una participación en su aerolínea nacional, muy importante a nivel continental. Sin embargo, el verdadero rédito para Somalilandia es político, mientras que el primer ministro etíope espera tener éxito allí donde los esfuerzos de sus antecesores fracasaron.

“Hace años que el gobierno de Etiopía viene tratando de diversificar su acceso a puertos marítimos, y han evaluado opciones tanto en Kenia como en Sudán”, señaló una nota del New York Times. “En 2018, Etiopía firmó un acuerdo para adquirir una participación del 19% del puerto de Berbera, pero el acuerdo se cayó”.

Somalia, sin embargo, está furiosa: retiró a su embajador en Addis Abeba, y en Mogadiscio se desataron protestas y manifestaciones en contra del acuerdo entre Etiopía y Somalilandia. El sábado, el presidente somalí, Hassan Sheikh Mohamud, firmó un proyecto de ley que anula simbólicamente el acuerdo, ya que Somalilandia se encuentra dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Somalia. “Esta ley es un ejemplo de nuestro compromiso para salvaguardar nuestra unidad, soberanía e integridad territorial según el derecho internacional”, expresó Mohamud.

También es un ejemplo de la ineficacia del gobierno de Mogadiscio en los últimos años, y de su incapacidad para aceptar o anular la independencia de facto de Somalilandia. Pero hay otros grandes bloques y potencias internacionales que se han puesto del lado de Somalia: la Unión Europea (UE), la Unión Africana, la Liga Árabe y la Organización de Países Islámicos emitieron declaraciones instando a Etiopía a no avanzar en ese sentido.

“Lo que menos se necesita en este momento en el Cuerno de África son más tensiones”, manifestó Josep Borrell, el máximo diplomático de la UE, tras comunicarse telefónicamente con el presidente de Somalia.

Estados Unidos pidió que la disputa se solucione a través del diálogo, al igual que Gran Bretaña, que emitió una declaración manifestando su “pleno respeto por la soberanía e integridad territorial” de Somalia. Turquía, que tiene un peso significativo en Somalia y una rivalidad tácita con los Emiratos Árabes Unidos en varios rincones de la región, también expresó su apoyo a la “unidad” somalí.

Los detractores del primer ministro Abiy en la región dicen que tiene aspiraciones hegemónicas en África Oriental. Pero Abiy sostuvo que con este acuerdo su país “no pretende coaccionar a nadie”, sino simplemente diversificar y abaratar su acceso al mar. Pero la medida también puede ser un espaldarazo para Abiy en su propio país, económicamente fundido y acosado por ruinosos enfrentamientos étnicos.

Acuerdo entre Etiopía y Somalilandia
Acuerdo entre Etiopía y Somalilandia

“Para Abiy es la oportunidad de rehabilitar su imagen en su país, muy dañada por las guerras en la región de Tigray, las insurgencias violentas en las regiones de Amhara y Oromo, y el retroceso económico que vive Etiopía desde hace años”, le dijo a la agencia de noticias Al Jazeera el a analista e investigador Moustafa Ahmad, radicado en Hargeisa, la capital de facto de Somalilandia. “La salida al mar es un problema existencial para la dirigencia de Etiopía desde hace largos años, y este nuevo acuerdo es todo ganancia política interna para Abiy”.

J. Peter Pham, exembajador de Estados Unidos y enviado de Washington a la región, descarta que la firma de ese pacto pueda desatar una crisis regional más amplia. “Es una de esas situaciones en las que todos salen ganando, y además respeta la realidad de lo que ocurre realmente en el terreno en el Cuerno de África”, le dijo Pham a la BBC. “No son nociones abstractas.”

Por Ishaan Tharoor

Traducción de Jaime Arrambide