Estudio de tatuajes de Sacramento promueve la inclusión y busca romper barreras

El negocio de Gerardo y David Ramsés Cabral es una rareza en Sacramento y en toda la industria del tatuaje.

“Una y otra vez, nos encontramos con clientes que vienen de la zona de la bahía porque buscaron en Google artistas latinos queer y nos encontraron”, dijo Gerardo. “Hay artistas queer. También hay artistas latinos. Pero no conozco a ninguno que tenga su propio estudio”.

Las identidades y la cultura de los Cabral se han unido en su estudio de tatuajes Ghost Ink Company, en Land Park. Tras superar el reto de encontrar un espacio para el estudio, el negocio se puso en marcha el año pasado y rápidamente se ha ganado la reputación de ser uno de los pocos estudios de tatuajes de propiedad latina y queer del país.

Gerardo, de 38 años, es el gerente, mientras que su esposo David, de 43, es el principal tatuador, especializado en ilustración en color, geométrica y lineal.

Pero para los Cabral, el estudio de 1,200 pies cuadrados es mucho más que un negocio poco común. Es una oportunidad para romper barreras en una industria “hipermasculina” y mostrar a los artistas latinos más noveles que luchan por abrirse camino en el tatuaje.

“Queríamos ofrecer un espacio donde potenciáramos a artistas y clientes, donde se sintieran cómodos y donde se sintieran vistos”, dice David.

Los comienzos del tatuaje

David es originario de Honduras y creció en una época en la que lo tatuajes eran sinónimo de cárcel. Pero eso no le impidió enamorarse de este arte a los 12 años.

Recuerda que abrió un catálogo de tatuajes y le sorprendió la posibilidad de hacer dibujos sobre la piel. A los 14, David se hizo su primer tatuaje: la cara de un dragón en la parte superior de la espalda. Ese mismo año aprendió las bases del tatuaje con un artista local y pronto empezó a dibujarse a sí mismo y a sus amigos.

Aunque se sintió atraído por el tatuaje desde muy joven, la presión social le apartó de este arte.

“En mi país te dicen que si vas a ser artista, te vas a morir de hambre”, dijo.

Pasó a desempeñar otra serie de trabajos, entre ellos convertirse en un conocido entrenador de CrossFit e instructor de spinning en Honduras durante varios años.

Pero en 2013, David emigró a San Diego y de nuevo deseó volver al tatuaje. Esta vez, calificó la decisión de “fácil”.

“Siempre ha estado escrito en mi vida”, dijo.

David Ramsés Cabral, copropietario del estudio de tatuajes Ghost Ink de Sacramento, habla con la artista Jo Mean sobre cómo colocarse mejor mientras trabaja en un tatuaje, el martes. Hector Amezcua/hamezcua@sacbee.com
David Ramsés Cabral, copropietario del estudio de tatuajes Ghost Ink de Sacramento, habla con la artista Jo Mean sobre cómo colocarse mejor mientras trabaja en un tatuaje, el martes. Hector Amezcua/hamezcua@sacbee.com

Un año después, David conoció a Gerardo, nacido y criado en San Diego.

Las diferencias entre sus orígenes provocaron un choque cultural al principio de su relación. La mentalidad de Gerardo procedía de sus padres mexicanos, que le inculcaron una vida laboral tradicional.

“Rompí sus sueños cuando me dijo que quería ser tatuador. Le dije que eso no era un trabajo”, recordó Gerardo Ramsés Cabral.

David contestó que le iba a demostrar a Gerardo que estaba equivocado. Esa pasión y ese ímpetu acabaron por ganarse la confianza de su compañero y, por consiguiente, su apoyo para la carrera de tatuador.

Los Cabral se mudaron a Sacramento en 2017, cuando Gerardo aceptó un trabajo de extensión estudiantil en Sacramento State. Por aquel entonces, David siguió perfeccionando sus habilidades. Consiguió contratos en diferentes tiendas de tatuajes, a menudo pagando alrededor del 40% de sus ganancias al propietario.

Estas tarifas llevaron a la pareja a considerar rentar su propio estudio.

Estudio de tatuajes, no tienda de tatuajes

Los Cabral describen el camino que les llevó a abrir el estudio como todo un reto, sobre todo a la hora de encontrar un local para rentar.

Gerardo, licenciado en administración de empresas, fue el primero en ponerse en contacto con empresas arrendadoras. Recuerda que contactó más de dos docenas de negocios, pero todas le rechazaron por el concepto que tenían de los lugares de tatuajes y su clientela.

“Tuve que pensar en cómo presentárselo a alguien que no entendiera la cultura del tatuaje y que solo con oír Gerardo y estudio de tatuajes ya diera por sentado lo que íbamos a aportar”, dijo.

La pareja finalmente se encontró con un estudio en 3020 Freeport Blvd. mientras paseaban a su perro.

Gerardo, recordando los rechazos anteriores, decidió probar una nueva técnica y “cambiar de código”. Relató que “puso su voz estadounidense” y usó ciertas palabras clave como llamar al negocio potencial un estudio de tatuajes, no una tienda de tatuajes.

“Es lo mismo, hacemos tatuajes, pero necesitábamos elevarlo”, dijo.

El agente de la arrendadora resultó ser el complemento perfecto. Habían ayudado recientemente a otro negocio de tatuajes a establecerse en Elk Grove y comprendían las dificultades de los Cabral.

‘De dueños centroamericano y mexicano’

El origen centroamericano de David es parte integral de Ghost Ink Company.

Parte del tapiz del estudio está decorado con las montañas de Honduras, mientras que otras secciones presentan fotografías y dibujos de artistas hondureños. Muchas de las fotografías son de granos de café, el principal cultivo de exportación del país. Y en la entrada, la mesa está repleta de plantas y una orquídea, que es la flor nacional de Honduras.

El enfoque en el país es intencionado, dice Gerardo. En su opinión, con demasiada frecuencia se asocia a los latinos únicamente con México y es necesario que haya una comprensión más completa de la comunidad.

“Esa representación es importante”, dijo Gerardo. “Somos propietarios latinos, pero si lo desglosas es de un propietario centroamericano y uno mexicano”.

El estudio emplea actualmente a tres artistas, dos de los cuales son latinos. El otro es filipino.

David dijo que el objetivo del negocio es encontrar y dar la bienvenida a nuevos artistas latinos del tatuaje que no han recibido oportunidades. Espera apoyarlos para que puedan acelerar sus carreras más rápido de lo que él pudo hacerlo.

“Queremos traer artistas de otros países: Colombia, Honduras, México y otras partes de Centroamérica”, dijo. “Artistas que han trabajado mucho en su oficio para que la gente pueda reconocerlos”.