Las estrellas pop de la generación Z dejaron su marca en 2021, ancestros milénials… tengan cuidado

Taylor Swift se presenta en el Nationals Park durante su gira mundial del álbum 1989, en Washington, el 13 de julio de 2015. (Doug Mills/The New York Times).
Taylor Swift se presenta en el Nationals Park durante su gira mundial del álbum 1989, en Washington, el 13 de julio de 2015. (Doug Mills/The New York Times).

El 30 de agosto, Drake, el arquetípico milénial, reveló la portada de su nuevo álbum, “Certified Lover Boy”. Diseñada por el provocador artista británico Damien Hirst, muestra doce emoticonos de mujeres con diferentes tonos de piel, todas embarazadas, quizás por (¿el emoticono?) Drake.

Al igual que la portada del álbum de Drake de 2016, “Views”, en la que aparecía el artista de 35 años encaramado en la Torre CN de Toronto, esta imagen fue recibida primero con incredulidad, un poco de asco y luego se convirtió en un torrente interminable de memes. El más memorable provino de un antiguo trol de internet que, en los últimos años, se ha convertido en uno de los compañeros musicales de Drake: Lil Nas X.

En un tuit que se volvió viral, Lil Nas X, de 22 años, solo le da la vuelta al género: doce emoticonos de hombres, todos embarazados, al parecer por (la versión de emoticono de) Lil Nas X. Siempre astuto en la autopromoción, Lil Nas X subtituló el tuit con una referencia a “Montero”, su propio álbum de próximo lanzamiento, que iba a publicarse solo dos semanas después del de Drake.

En cuanto a las ventas de discos, Drake ganó esta batalla. Como casi todo lo que toca, “Certified Lover Boy” se convirtió en un coloso cultural, pues vendió más de 500.000 copias en su primera semana y pasó varias semanas consecutivas en la cima de la lista Billboard 200, lo que significó que cuando “Montero” fue lanzado, a pesar de una presentación bastante fuerte, debutó en el segundo puesto. En una reciente entrevista con GQ, Lil Nas X admitió que al principio se sintió decepcionado por esa estadística antes de darse cuenta, con asombro, de que “Drake es mi ídolo”.

Sin embargo, en términos menos cuantificables, “Montero” sirvió como recordatorio de que un nuevo tipo de estrella, más joven y por completo menos predecible, de repente está pisando los talones de Drake —y de toda su cohorte—. La competencia entre ellos es la prueba de una dinámica que se ha vuelto cada vez más evidente este año: la creciente división generacional entre los milénials del pop y sus herederos de la Generación Z.

Durante los últimos años, al menos entre las principales celebridades de la música, la susurrante Billie Eilish, de 19 años, ha sido tratada por los votantes de los Grammy y por los críticos como la “Zoomer” simbólica del pop, cargando con el peso de representar a toda su generación y todos los cambios que ha provocado en la industria musical. (Incluso ella cree que ha ganado demasiados Grammys). Pero este año —en las listas de Billboard, en las votaciones de los Grammys y en las listas de fin de año— ha surgido un nuevo frente de estrellas del pop de la Generación Z, como Lil Nas X, Olivia Rodrigo, Chloe Bailey y Kid Laroi, que han alcanzado una masa crítica. Citando a LCD Soundsystem, y por lo tanto a mí mismo como un viejo milénial, allá vienen los niños.

Algunos mentores pop de alto nivel se han alineado de manera activa con la nueva prole. Beyoncé ha defendido al dúo de hermanas de R&B Chloe x Halle desde el año 2015, cuando las fichó para su discográfica siendo aún adolescentes, por lo que se sintió como una especie de traspaso cósmico de la antorcha cuando el sensual sencillo en solitario de Bailey, de 23 años, “Have Mercy”, se lanzó la misma semana en que Queen Bey cumplía 40 años. En el omnipresente dúo “Stay”, Justin Bieber, de 27 años, representó una especie de versión musical pop de la película de clones de Will Smith, la historia de suspenso, “Proyecto Géminis”, cuando intercambió versos con su propio “doppelgänger” o doble más joven, el cantante de pelo corto Kid Laroi, de 18 años, quien alardea de su precocidad, empezando por su nombre artístico.

A pesar de sus diferencias estilísticas, lo que tienen en común estos artistas más jóvenes es que han crecido en internet, lo que significa que su historia de admiración o incluso de obsesión compulsiva con los artistas que ahora son sus contemporáneos está bien documentada, siempre a una búsqueda en Google de distancia (o al menos en Wayback Machine). Lil Nas X fue miembro del formidable ejército de admiradores de Nicki Minaj y el prolífico cartel detrás de la cuenta de Twitter @NasMaraj. Olivia Rodrigo, de 18 años, se identifica como una “gran Swiftie” y considera que la música de su supuesta madre, Taylor Swift, es tan formativa para su propia música que interpoló el “riff” de piano del tema de Swift de 2017 “New Year’s Day” en “1 Step Forward, 3 Steps Back”, de su álbum debut, “Sour”.

Pero a medida que Lil Nas X y Rodrigo han demostrado ser no solo artistas con un solo éxito sino fuerzas formidables en el firmamento del pop, sus relaciones con sus antepasados se han vuelto un poco más complicadas. Drake y Minaj rechazaron las invitaciones de Nas para participar en “Montero”. Como hija del espíritu creativo de internet, los homenajes abiertos de Rodrigo a sus influencias también pueden haber sido contraproducentes: Swift y los miembros de la banda de rock Paramore fueron añadidos como compositores de sus éxitos “Déjà Vu” y “Good 4 U”, ninguno de los cuales hace un guiño a sus canciones de manera tan directa como “1 Step Forward”.

Quizás estos resultados no sean sorprendentes: Después de todo, estos dos artistas novatos se enfrentan a algunos de los protagonistas más poderosos de la industria. Pero también representan algo emocionante y nuevo, de un modo amenazador, para algunos.

Lil Nas X, como artista de hiphop abiertamente gay que trabaja en un género que en su momento fue tan machista desde una sola dimensión y heteronormativo que propagó el mantra “no homo”, ha experimentado un ascenso radical. Sin duda, la forma en que ha llegado a centrar su sexualidad en sus videos musicales y en sus actuaciones en las galas de premios causó algunas molestias en algunos miembros de la vieja guardia, pero también ejemplifica a una generación más joven conocida por sus opiniones abiertas sobre el género y la fluidez sexual. Como dijo en septiembre en “The Breakfast Club”, defendiendo las imágenes alegres y subversivas en los videos musicales de “Montero (Call Me by Your Name)” e “Industry Baby”: “Quiero que los videos sean entretenidos. Y te guste o no, ver a los hombres hacer cosas diferentes a las que siempre hacen los hombres es mucho más entretenido”.

Mientras sus antecesores evolucionan hacia la madurez o descienden a la autoparodia, yo tendría que estar de acuerdo. Rodrigo ha encajado con facilidad en el espacio en blanco que dejó Swift cuando empezó a hacer música menos orientada al pop con los álbumes “Folklore” y “Evermore”. (En cierto sentido, también, hizo un mejor álbum de Lorde que la misma Lorde este año). Y Lil Nas X es capaz de evitar con agilidad los puntos ciegos más incómodos de sus ídolos, como el extraño giro de Minaj en 2020 “solía ser bi, pero ahora sólo soy het’ro”. “Di que eres lesbiana, chica, yo también”, rapea Drake con pereza en “Girls Want Girls”, un sencillo de “Certified Lover Boy” que se siente a la vez desmañado y anticuado, y que recuerda más a la época en la que los artistas fingían ser homosexuales de manera descarada, como cuando Katy Perry besó a una chica, que cuando Lil Nas X se besó con un hombre en los BET Awards.

“Siento que esta nueva generación de raperos que están llegando, y los que están aquí, van a tener que remodelar sus pensamientos”, le dijo Lil Nas X al dramaturgo Jeremy O. Harris en una entrevista reciente, cuando se le preguntó por “las rupturas hipermasculinas que han estado ocurriendo en el hiphop en los últimos tiempos”.

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