Bajo estrés bélico, los refugiados se agolpan por una garrafa de agua en Sudán del Sur

Rosa Soto

Renk (Sudán del Sur), 17 may (EFE).- En pleno desierto, en la frontera entre Sudán del Sur y Sudán, un grupo de refugiados se agolpan alrededor de una fuente para llenar una garrafa de agua, un bien preciado ante los problemas que causa el estrés bélico en las infraestructuras sanitarias.

Camiones cisterna cargados de agua recorren el centro de tránsito de Renk para distribuir agua potable en las diferentes fuentes habilitadas para las personas acogidas, que aguardan su salida hacia el campamento de refugiados de Mabán o la localidad de Malakal para regresar a sus comunidades de origen, más al sur.

Decenas de personas esperan su turno ante los diferentes grifos para llenar sus garrafas y bidones de agua potable, mientras otro camión cisterna se encarga de la limpieza y desinfección de los lavamanos portátiles y las letrinas de emergencia instaladas a pocos metros.

Con las garrafas sobre la cabeza, las mujeres regresan a sus tiendas de campaña improvisadas con mantas y lonas antimosquitos, donde cocinarán platos sencillos con este agua y productos locales que hayan comprado en las pequeñas tiendas a las puertas del centro de tránsito.

EFE constató sobre el terreno que estas infraestructuras forman parte de la acción de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para garantizar el acceso a agua limpia de estas personas desplazadas, al tiempo que les ofrece paquetes de higiene personal con jabón para garantizar una correcta limpieza, así como productos de higiene menstrual para niñas y mujeres.

Con la escalada de las hostilidades, la infraestructura de agua, saneamiento e higiene se ha visto gravemente afectada en Sudán y en las zonas fronterizas con Sudán del Sur, Egipto, Chad y Etiopía, donde la OIM ha reforzado su acción para ofrecer agua potable a las comunidades más vulnerables.

La campaña WASH ('Water, Sanitation and Hygiene') de la OIM incluye asistencia en los lugares fronterizos como la localidad de Renk, en el norte de Sudán del Sur, y el centro de tránsito aledaño, que acoge alrededor de 14.000 personas, entre retornados sursudaneses, refugiados sudaneses y nacionales de terceros países que huyen de la guerra en Sudán y que abandonarán las instalaciones tras medio mes de trámites y atenciones sanitarias.

En esta línea, las intervenciones de la OIM que forman parte de la campaña WASH incluyen actividades de concienciación sobre las enfermedades transmitidas por el agua y la promoción de la higiene, para evitar la propagación de males como el cólera, que registró cerca de 3.000 posibles casos en el vecino del norte, Sudán, a finales del pasado año.

Con ello, la OIM, junto a organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Unicef, tratan de cubrir las necesidades básicas de todas las personas que llegan al centro de tránsito a través del paso fronterizo de Joda, huyendo del conflicto entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que estalló hace más de un año.

"También se impartirá formación a los miembros de la comunidad que formen parte de los comités de gestión de agua, saneamiento e higiene y se promoverán actividades de fomento de la higiene a través de campañas de higiene de emergencia y de recogida de basuras", describe la OIM en su programa.

La gestión de los residuos forma parte del programa de la OIM para evitar la contaminación del entorno y del centro de tránsito, en cuyos alrededores se acumulan bolsas y botellas de plástico, entre otros desechos, que se extienden en los márgenes de carreteras y caminos de tierra sin asfaltar.

Algunos dueños de pequeñas tiendas pagan una pequeña cantidad a hombres que recogen los desperdicios y los trasladan en un carro tirado por un burro para quemarlos en medio de la nada, ante la ausencia de infraestructuras que permitan su correcta gestión o reciclaje. EFE

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