Estados Unidos vs. TikTok: el Congreso avanza para prohibir la red social si no corta sus vínculos con China

Esta imagen muestra la app de TikTok en un dispositivo móvil
Esta imagen muestra la app de TikTok en un dispositivo móvil - Créditos: @Kiichiro Sato

WASHINGTON.- El Congreso de Estados Unidos dio el primer paso para prohibir el uso de TikTok en el país a menos que corte sus vínculos con su empresa madre en China, una movida que marca un nuevo punto de deterioro en las relaciones entre las dos potencias globales y es un reflejo de la profunda desconfianza que genera en Washington la influencia global de Pekín.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles un proyecto de ley que le da a ByteDance, la compañía madre de TikTok, seis meses para vender su plataforma a una empresa en Estados Unidos o, de lo contrario, la aplicación será desterrada de las tiendas de aplicaciones de Apple y Google dentro del país. El proyecto, que fue aprobado de forma inusualmente veloz por una abrumadora mayoría de 352 votos a favor y 65 en contra –una coalición bipartidista atípica para la época actual de grieta profunda–, quedó ahora en manos del Senado, donde su aprobación está en duda. La iniciativa cuenta con el respaldo de la Casa Blanca.

TikTok, la red social de mayor crecimiento, especialmente popular entre los jóvenes, se ha convertido en el blanco de muchos legisladores en el Capitolio, demócratas y republicanos, que ven a la plataforma como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, un caballo de Troya del Partido Comunista Chino (PCC) para espiar al país.

La plataforma ya ha sido prohibida o restringida en varios países. La India y Nepal, vecinos de China, y Afganistán directamente vedaron su uso. La Unión Europea, Canadá, el Reino Unido, Australia, Taiwán y Nueva Zelanda, entre otros, prohibieron el uso de la red en teléfonos oficiales o de funcionarios públicos. Canadá dijo que la decisión se debía a que la aplicación “presenta un nivel inaceptable de riesgo para la privacidad y la seguridad”, una muestra de que la alarma por una posible filtración de datos trasvasa las fronteras norteamericanas.

En Estados Unidos, TikTok tiene más de 150 millones de usuarios, y su popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años. Una de las últimas prueba de ello: la campaña del presidente, Joe Biden, abrió recientemente una cuenta en la plataforma para reforzar su llegada al electorado joven. Su rival, el expresidente Donald Trump, estuvo durante mucho tiempo a favor de prohibir TikTok, pero cambió hace poco esa postura porque, dijo, una veda beneficiará a Facebook, una plataforma con la que quedó enfrentado desde que suspendieron sus cuentas tras el ataque al Congreso del 6 de enero de 2021. Facebook luego levantó esa suspensión, pero Trump igual la considera “muy deshonesta”.

Desconfianza

La ofensiva política contra la red social es un reflejo de la enorme preocupación y desconfianza que genera en Washington el avance de China en el mundo, incluido el mundo virtual.

“Esta última legislación, aprobada a una velocidad sin precedentes, sin siquiera el beneficio de una audiencia pública, plantea serias preocupaciones constitucionales”, indicó Michael Beckerman, vicepresidente de políticas públicas de TikTok, en una carta dirigida a los copatrocinadores del proyecto de ley.

Los autores del proyecto, el congresista republicano Mike Gallagher y el demócrata Raja Krishnamoorthi, así como también la Casa Blanca, argumentan que el proyecto de ley no es una prohibición de Tiktok, sino, más bien, a China al ordenar que la plataforma se desvincule de ByteDance. Otros legisladores adoptaron el argumento. Nancy Pelosi, presidenta emérita de la Cámara de Representantes y una de las figuras más influyentes del Capitolio, dijo en su discurso en el recinto que la intención era mejorar la plataforma, no prohibirla.

“No es un intento de prohibir TikTok. Es un intento de mejorar TikTok”, dijo.

TikTok estaba en la mira del Congreso desde hace ya tiempo. La plataforma se ha convertido en uno de los principales blancos, sobre todo de aquellos legisladores más duros con China, y más preocupados, también, por su avance en el mundo. La coalición bipartidaste que le dio su respaldo al proyecto volvió a reafirmar que, en Estados Unidos, China cierra la grieta ideológica: republicanos y demócratas están en profundo desacuerdo en casi todos los temas, salvo en que China es una amenaza. A la hora de enfrentar a Pekín, las diferencias ideológicas quedan a un lado.

“Le hemos dado a TikTok una opción clara”, dijo la representante Cathy McMorris Rodgers, republicana del estado de Washington. “Separarse de su empresa matriz ByteDance, que está en deuda con el PCC, y permanecer operativo en los Estados Unidos, o ponerse del lado del PCC y enfrentar las consecuencias. La elección es de TikTok”, dijo.

La respuesta de China

China advirtió el miércoles que la medida “inevitablemente se volvería en contra de Estados Unidos”.

“Aunque Estados Unidos nunca ha encontrado pruebas de que TikTok amenace la seguridad nacional estadounidense, no ha dejado de reprimirla”, afirmó el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, condenándolo como un “comportamiento de intimidación”.

El CEO de TikTok, Shou Zi Chew, intentó hace poco defender a la plataforma ante un comité del Senado en una audiencia altamente picante que dejó al descubierto la tensión latente entre el poder político norteamericano y la plataforma, vista ampliamente en Washington como un tentáculo tecnológico de Pekín.

“TikTok ha permitido a millones de estadounidenses expresar sus voces de una manera auténtica y ha proporcionado un escenario global para su creatividad de una manera que no se puede replicar en ninguna otra plataforma ni en ningún otro medio”, dijo Chew.

El ejecutivo buscó desligar a la compañía del Partido Comunista Chino y dar seguridades sobre la privacidad de la información de los usuarios, el principal punto de preocupación del arco político norteamericano.

“Permítanme afirmar esto de manera inequívoca: ByteDance no es un agente de China ni de ningún otro país”, afirmó Chew sobre el final de su testimonio en la apertura de la audiencia.

Un intercambio particularmente subido de tono con el senador de Texas, Tom Cotton, se llevó gran parte de la atención de la audiencia. Chew es ciudadano de Singapur, pero Cotton le preguntó si tenía también la ciudadanía de China, y también si tenía algún otro pasaporte. Chew respondió que no. Cotton también le pregunto si había pertenecido al Partido Comunista de China, una pregunta que pareció descolocar a Chew.

“Senador, soy de Singapur. No”, insistió.