Estados Unidos o Venezuela. ¿Cúal equipo le conviene más a Cuba en la semifinal del Clásico Mundial?

Miami estará que arde este próximo domingo 19 de marzo con el primer partido de semifinal donde los cubanos tratarán de avanzar por el título del Clásico Mundial de Béisbol frente al ganador del desafío del viernes entre Venezuela y Estados Unidos.

Será la primera ocasión en las últimas seis décadas que un equipo nacional de Cuba actúe en Miami, una ciudad que está repleta de cubanos exiliados.

Sin duda, la adrenalina subirá dentro y fuera del terreno de juego por el nivel de los rivales, el fervor de los aficionados y el fanatismo político que siempre dice presente cuando de la isla se trata.

Los antillanos llegaron a esta instancia de manera sensacional luego de sufrir dos derrotas consecutivas (cerradas) ante los holandeses y los italianos, superando después de manera convincente a Panamá (13-4), Taiwán (7-1) y Australia (4-3).

Cuando realizamos en este diario nuestro pronóstico sobre las posibilidades de los cubanos, separamos mente y corazón. No aseguramos un triunfo, pero sí dijimos que reunían los elementos necesarios para ganar. Ubicamos a Japón y Cuba como favoritos para viajar a Estados Unidos. Y así ocurrió.

En esta etapa semifinal, el corazón me late a favor de Cuba, pero el cerebro me indica que el favorito para ganar este choque será cualquiera de los dos rivales, sea Venezuela o Estados Unidos.

El juego entre venezolanos y norteamericanos debe ser intenso. Los sudamericanos terminaron invictos en el Grupo D, mientras que los norteños tuvieron balance de tres triunfos y un revés.

Si Venezuela supera a Estados Unidos considero que debe eliminar a Cuba en la semifinal por tener un elenco más completo y con más peloteros estelares de Grandes Ligas.

En caso de que los estadounidenses derroten a Venezuela las posibilidades de los cubanos se reducen mucho más, pues el equipo de las barras y las estrellas está cubierto de superestrellas de las Mayores.

Hasta este momento, Venezuela ha sido el equipo con mejor actuación en este Clásico. Pero creo que Cuba tendría mayor posibilidad de ganar ante los venezolanos.

Para nadie es un secreto que Cuba debe perder en la semifinal. Pero recuerden amigos que en el béisbol se gana compitiendo en el terreno de juego y que un equipo no logra sus títulos únicamente por tener nombres famosos en los papeles con cifras millonarias depositadas en los bancos. Y muchos menos en una serie corta o en un desafío de vida o muerte.

En el juego de pelota existen factores que en ocasiones ocurren en partidos decisivos que pueden llevar a que un elenco más débil supere al más fuerte, entre ellos los siguientes: una mayor cohesión entre los jugadores, la suerte, la inspiración en busca del triunfo, los héroes previstos e imprevistos, las actuaciones magistrales; que la bolita blanca salga del bate rumbo a territorio de nadie con hombres en bases, así como algunos otros detalles que nada tienen que ver con los nombres famosos y con el dinero.

Además de estos elementos, el margen mínimo de triunfo que tiene Cuba podría aumentar con un despertar ofensivo de Luis Robert y que su buen pitcheo pueda controlar a los bateadores rivales.

Clasifiquen o no a la final, el solo hecho de que los cubanos estén jugando por primera vez con peloteros de las Series Nacionales unido a varios de Grandes Ligas y haciéndolo con el orgullo que han exhibido en busca de poner en alto al béisbol cubano, es un elemento positivo para futuros eventos.

El Team Asere (Cuba), Raisel Iglesias y la ruptura de un código

Cualquiera que sea el resultado, la actuación de Cuba la podemos considerar como exitosa. Si ganan realizan una proeza, si pierden terminarían entre los cuatro primeros del Clásico Mundial. Y todo ello, sin contar con sus mejores jugadores de Grandes Ligas.

El experto o fanático con un conocimiento mínimo de la historia conoce que si Cuba tuviera la oportunidad de insertarse de nuevo en el sistema del béisbol profesional de Estados Unidos, aspecto que solo podría ser posible si mejorarán las relaciones entre ambos países, en pocos años veríamos en Grandes Ligas a decenas de estrellas con similar nivel al que tienen los mejores peloteros de países como República Dominicana, Venezuela y Puerto Rico.

Aún sin existir conexión beisbolera con Estados Unidos y con decenas de problemas económicos que dificultan el desarrollo a nivel nacional, en estos momentos Cuba cuenta en Grandes Ligas con algunos peloteros que clasifican como estelares, incluso superestrellas del nivel de Yordan Álvarez (para muchos el bateador zurdo número uno del planeta) y José Abreu que ha sido uno de los grandes a la ofensiva en la Liga Americana en los últimos ocho años.

En caso de que alguien desee ignorar la historia, se la recordamos en breve síntesis: Cuando las autoridades de Cuba por decisiones absurdas decidieron eliminar el béisbol profesional, esta nación estaba ubicada (desde principios del pasado siglo) como la segunda mayor potencia del mundo teniendo hasta equipos propios en Ligas Menores y en las Ligas Negras de Estados Unidos, con decenas de estelares en Ligas Mayores, ganando cinco de nueve Series del Caribe y siendo de manera simultánea la primera potencia en el campo amateur.

Aquel enorme desarrollo se fue perdiendo de forma lenta pero inexorable por la separación que existió entre el béisbol cubano y el de Estados Unidos. Crisis que aumentó desde que comenzaron las llamadas deserciones de jugadores en busca de abrirse paso en Grandes Ligas.

En los últimos años se han dado movimientos positivos como la inserción de jugadores cubanos en torneos profesionales de Japón y el Caribe. Y aunque no sean pasos completos, a la cumbre se llega subiendo desde el primer escalón.

Estados Unidos o Venezuela salen como favoritos para vencer a Cuba en semifinales. Pero cualquiera que sea el resultado, la actuación de los antillanos ha sido exitosa y prometedora. Exitosa por terminar entre los cuatro primeros lugares del Clásico Mundial y prometedora debido a que para la próxima cita se pudieran incorporar un gran número de peloteros cubanos de Grandes Ligas para jugar con su país de nacimiento.

De lograrse, Cuba pudiera contar con un verdadero Equipo de Ensueño.