Esta es la razón de que los medicamentos sean tan costosos en Estados Unidos

¿Busca al responsable de lo mucho que cuestan las medicinas que requieren millones de adultos mayores en Estados Unidos? Uno de peso, y al que muchos apuntan el dedo, es el Congreso de mayoría republicana, que prohibió al gobierno federal negociar los precios de esos medicamentos (aunque tenga que pagar miles de millones por ellos) y a los congresistas que han mantenido ese esquema.

Entre los beneficios del seguro médico público Medicare, que protege en Estados Unidos a las personas de 65 años o más que cotizaron de modo suficiente durante su vida laboral, un componente importante es Medicare Part D, un seguro voluntario que cubre una porción del costo de los medicamentos de receta que debe tomar el asegurado.

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Las medicinas en Estados Unidos son mucho más caras que en otros países, pero muchos políticos han mantenido y ahondado ese problema. (Kilinger)

Ciertamente, contar con Medicare Part D concede al beneficiario un importante ahorro en lo que paga en medicamentos, que en Estados Unidos suelen ser estratosféricamente caros, pero eso no significa que le salga gratis, y a veces tampoco que le sea posible pagarlo, pues Medicare Part D implica precios subsidiados en fármacos de receta pero también tiene, como otros seguros, un costo de prima, de deducible y de copago que debe realizar el asegurado.

Por ejemplo, en 2017, las primas promedio de Medicare Part P subirán un 9% en Estados Unidos, aunque el incremento y el monto a pagar varía en función del plan y la aseguradora (Medicare Part D, aunque recurre a fondos públicos para subsidiar precios de medicamentos y primas de seguro, es operado por aseguradoras privadas).

Así, según datos de la Fundación Kaiser Permanente, las primas mensuales costarán en Estados Unidos, en promedio, 42.17 dólares por persona, aunque hay planes más baratos y más caros en función de la cobertura que cada uno ofrezca. Y esto adicionalmente a lo que cada persona debe pagar en sí a la hora de comprar sus medicamentos de receta. Y como los beneficiarios de Medicare Part D son adultos mayores que en gran medida deben tomar fármacos todos los días, el costo de ello resulta alto y constante.

Pero eso podría ser diferente, y más barato para el bolsillo de las personas y de las arcas nacionales, si la ley que creó Medicare Part D hubiese sido formulada con un componente distinto. En 2003, como comenta Mother Jones, cuando durante la administración de George W. Bush el Congreso aprobó la ley que, entre otras cosas, estableció ese programa de subsidio a medicamentos (Medicare Modernization Act), se prohibió que el gobierno federal interviniera para negociar los precios de las medicinas cubiertas.

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El entonces presidente George W. Bush al firmar en 2003 la ley que estableció el programa Medicare Part D. (AP)

Esa medida, avalada por la mayoría republicana que entonces existía (como hoy) en ambas cámaras del Congreso, se habría fundado en la noción de que el mercado (empresas aseguradoras y farmacéuticas) libremente puede y debe regular esos precios vía la competencia y que el gobierno no debe intervenir.

El problema es que el mercado con frecuencia no se ha regulado a sí mismo necesariamente para ofrecer el menor costo a las personas y a los contribuyentes, sino para obtener los mayores beneficios posibles para sus participantes corporativos, las grandes empresas farmacéuticas, de seguros y de cadenas comerciales.

Y aunque desde hace al menos una década se ha tratado de eliminar esa prohibición establecida por las mayorías republicanas, hasta el momento esos intentos han sido infructuosos.

En contrapartida, según Mother Jones, las industrias beneficiadas habrían gastado unos 1,960 millones de dólares en lobbying ante el Congreso para impulsar y defender el esquema, que prohíbe la intervención gubernamental en la negociación de precios de Medicare Part D.

Y el gasto público es sustantivo. Se estima que este año se destinará a Medicare Part D 103,000 millones de dólares del presupuesto federal y de acuerdo a un análisis de 2015 en The Wall Street Journal, si el gobierno pudiera negociar el precio de los medicamentos cubiertos en ese esquema podría ahorrarse unos 16,000 millones de dólares en recursos públicos, y habría también una reducción en lo que la población beneficiaria debe desembolsar.

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Estados Unidos gasta cada año miles de millones de dólares en planes vinculados a medicinas, que podrían ahorrarse con un esquema distinto. (AP)

Pero aunque, según el Journal, el costo per cápita de esas coberturas es el doble en Estados Unidos que en otros países desarrollados, y se podrían ahorrar ingentes sumas permitiendo que el gobierno negocie lo que al final acaba pagando, el Congreso, y sobre todo los republicanos, han mantenido el esquema sin cambios. Y muchos de esos congresistas, representantes y senadores, han sido beneficiados por fuertes contribuciones de campaña por parte de la industria farmacéutica.

De acuerdo a datos del Center for Responsive Politics, tan solo en el periodo 2015-2016 la industria farmacéutica y de la venta al por mayor han canalizado 24.2 millones de dólares en donaciones políticas a partidos y campañas de congresistas, el 63% de ese monto a republicanos/conservadores y el 37% a demócratas/liberales.

No habría, así, mucha motivación para modificar un esquema que drena recursos públicos y de las familias pero, en cambio, engorda los bolsillos de grandes corporaciones y de políticos. Y aunque continuamente se presentan iniciativas para reformar el sistema, hasta el momento han sido infructuosas y no habría muchas perspectivas de que un cambio pueda darse en el corto plazo.

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