Estás (probablemente) equivocado.

 

Durante la campaña electoral de Donald Trump en 2016 (y de nuevo en 2020), muchas de las características de su retórica fueron (y siguen siendo) fuente de contención y análisis. Uno de los elementos más constantes en su discurso fue la cantidad de veces en que Trump afirmó: “ser el mejor” en tal o cual cosa, o que “nadie sabía más que él” sobre tal o cual tema. En alguna ocasión afirmó que era “probablemente, el ser humano más honesto que Dios jamás había creado”.

¡No es sólo Trump! Personaje aparte, la conversación en todos los entornos (no solamente el político, sino también en la familia, en la empresa y en la vida en general) está plagada de trampas psicológicas que los científicos llaman “sesgos cognitivos”. Los sesgos cognitivos son, en lenguaje llano, “atajos mentales” que facilitan nuestras decisiones, causando en el proceso juicios irracionales sobre el mundo que nos rodea.

Ninguno de nosotros está exento de estos sesgos, que nos impiden pensar y decidir con claridad. Los sesgos, por definición, son invisibles para el que los tiene. Nadie cree, por ejemplo, ser racista o machista: especialmente aquellos que lo son en grado extremo. Tú y yo, aunque no los veamos, tenemos distintos sesgos que nos hacen estar constantemente equivocados. Estar consciente de su existencia nos permite pensar mejor, ser mejores críticos de nosotros mismos y abrirnos a la cualidad empática de un diálogo verdadero. Saber que muchas veces podemos equivocarnos es un primer paso para conversar mejor y tomar mejores decisiones.

Estos son cuatro sesgos cognitivos comunes. ¿Es posible que tengas alguno de ellos?

  1. Sesgo de confirmación. Esta es la fuente de casi todos los sesgos: Estamos predispuestos a ver los datos que coinciden con nuestra creencia o la decisión que ya hemos tomado. Por ejemplo, si crees que comer carne es malo, o que debes comprar ese auto de lujo, tenderás a ignorar la información que no coincide con tu creencia, y a otorgar mayor valor a los datos que la apoyan, incluso sobreponiéndose a la disonancia cognitiva: racionalizando o buscando escape para datos que la contradicen. Pregúntate: ¿Estoy ignorando información solo porque no me conviene?

  2. Efecto Dunning Krueger. Sobreestimamos nuestro conocimiento sobre cosas que ignoramos por completo, como política, medicina o deporte. Esto convierte la discusión pública en un verdadero imposible: los expertos siempre están bajo sospecha mientras los ignorantes gozan de un altavoz aparentemente intocable, y consideran su opinión tan o más importante (y correcta) que la de cualquiera. Pregúntate: ¿Estoy sobreestimado mi experiencia en este tema? ¿Puedo aprender más?

  3. El efecto Halo. Instintivamente escuchamos y confiamos en personas bellas, ricas y exitosas. Es decir, afirmamos virtudes intelectuales o morales en las personas que nos parecen atractivas, aunque esto no sea cierto. Por ejemplo, damos mayor valor a la opinión de una persona famosa o millonaria, aunque no sea experta en el tema ni tenga una opinión válida. Pregúntate: ¿Estoy creyendo esto solo porque quien me lo dice me parece atractivo?

  4. Sesgo de autoservicio. Todo lo bueno que te pasa es culpa tuya; todo lo malo que te pasa es culpa de otros. Por ejemplo, si has tenido un buen año, sentirás que trabajaste duro y que eres muy inteligente; pero si quiebra tu negocio entonces sentirás que el gobierno es el culpable, o tus socios, o el mercado… Esto nos impide tomar responsabilidad de nuestras propias fallas, aprender y crecer. Pregúntate: ¿Verdaderamente esto es culpa de otros, o pude haber hecho mejor las cosas?

Si quieres saber un poco más te recomiendo los libros Mistakes were made (But not by me) de Carol Tavris y Elliot Aronson; Predictably Irrational de Dan Ariely y la página web www.yourbias.is.

Es difícil evitar los sesgos por completo. La solución empieza por identificarlos cuando suceden: hacer una nota mental cuando estas actuando de forma irracional, y tomar una pausa para tratar de corregir. Lo segundo es aprender a distinguir estos sesgos en los discursos políticos y sociales, de forma que no seamos víctimas fáciles de la manipulación. ¿Quieres mejores decisiones, mejores opiniones y mejor información? ¡Recuerda que puedes estar equivocado y eleva la conversación!

 

Francisco García Pimentel
@franciscogpr