¿Qué se puede esperar de los próximos cinco años de Von der Leyen?
Ursula von der Leyen ha recibido luz verde para iniciar otro mandato de cinco años como presidenta de la Comisión Europea, que comenzará el 1 de diciembre. "Estamos ansiosos por empezar", dijo la presidenta después de que el Parlamento Europeo aprobara su nuevo Colegio de Comisarios. "Es fundamental porque el tiempo apremia".
Durante su primer mandato en Bruselas, el bloque atravesó dolorosas crisis de escala sin precedentes, lo que obligó a su Ejecutivo a presentar –a menudo, apresuradamente– propuestas transformadoras que de otro modo habrían sido impensables. El enfoque práctico de Von der Leyen mejoró enormemente su perfil político y se ganó tanto admiradores como detractores.
Gestión en tiempos de guerra
La guerra definió la primera presidencia de Von der Leyen y también definirá la segunda. Su nuevo mandato comienza en un momento crítico para Ucrania, con tropas rusas logrando avances sustanciales en el terreno y aproximadamente 11.000 soldados norcoreanos uniéndose a la lucha en Kursk, la región que Kiev ha ocupado parcialmente. Mientras tanto, China continúa ignorando las súplicas de la UE y suministrando a Moscú la tecnología avanzada que las sanciones occidentales han restringido fuertemente.
Von der Leyen, que ha prometido repetidamente apoyar a Ucrania "mientras sea necesario", tendrá que garantizar que la ayuda militar, financiera y humanitaria a la nación devastada por la guerra siga fluyendo ininterrumpidamente, incluso después del regreso de Donald Trump. Reforzar las sanciones al Kremlin y cerrar las lagunas jurídicas, también ocuparán un lugar destacado en su lista de tareas pendientes.
Una previsible financiación insuficiente
A principios de este año, los Estados miembros adoptaron una propuesta de la Comisión para establecer un plan de 50.000 millones de euros que permita a Bruselas proporcionar asistencia financiera a Ucrania hasta 2027. El mes pasado, aprobaron un plan innovador que permite a los aliados del G7 emitir un préstamo de 45.000 millones de euros utilizando los activos congelados de Rusia como garantía.
Si bien ambas herramientas inyectan una previsibilidad muy necesaria, podrían resultar insuficientes si la guerra empeora y los problemas presupuestarios de Ucrania se profundizan. La implacable destrucción de plantas de energía e infraestructura civil por parte de Rusia se suma a la creciente factura.
Hacia el fin de la guerra en Ucrania sin integridad territorial
El presidente Volodímir Zelenski ha expresado su esperanza de que la guerra pueda terminar el año que viene "a través de medios diplomáticos", un proceso en el que Von der Leyen probablemente desempeñe un papel destacado dado el estatus de Ucrania como candidato a la UE. Estas conversaciones de integración entrarían en territorio inexplorado si Rusia retuviera los territorios ocupados en el Este.
"La Unión Europea es el socio más cercano de Ucrania. Ucrania es ahora un país candidato", dijo a 'Euronews', David McAllister, eurodiputado que preside la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo. "Esto también significa que, por supuesto, la Unión Europea participará activamente en la reconstrucción de una Ucrania pacífica y próspera".
Qué esperar: preguntas difíciles y decisiones cruciales sobre el futuro de Ucrania.
Los aranceles de Trump
Uno de los principios ideológicos centrales de Von der Leyen es una fuerte creencia en la alianza transatlántica. Sus estrechos vínculos con el presidente estadounidense Joe Biden son prueba de ello. Esta creencia pronto se verá sometida a graves tensiones cuando Donald Trump, el voluble multimillonario con un ardiente disgusto por el sistema multilateral, regrese a la Casa Blanca y cumpla su amenaza de imponer aranceles radicales a todos los productos extranjeros.
Estados Unidos es el mayor socio comercial de la UE: el año pasado, la UE exportó bienes por valor de 502.000 millones de euros e importó 344.000 millones de euros, lo que resultó en un superávit de 158.000 millones de euros. A Trump le molesta este desequilibrio y dice que el bloque debería pagar un "alto precio" a cambio.
El cierre de exportaciones sería demoledor para la UE
Para la UE, los aranceles llegarían en el peor momento posible: la lenta demanda de los consumidores, los altos precios de la energía, la estricta política monetaria, la escasez de mano de obra y la decepcionante inversión en nueva tecnología han empujado al bloque a una peligrosa espiral de declive industrial.
Las exportaciones son una de las pocas opciones que tienen las empresas para amortiguar el golpe y mantener a flote sus operaciones. Si el enorme mercado de Estados Unidos de repente se viera plagado de restricciones comerciales, el impacto sería inmediato y devastador. Los líderes de la UE ya han planteado la idea de llegar a un acuerdo con Trump, apelando a sus instintos de empresario. Von der Leyen sugirió, para empezar, aumentar las compras de gas natural licuado estadounidense.
Las exigencias de China
Los aranceles de Trump coincidirían con un empeoramiento de las tensiones comerciales con Pekín, que ha reaccionado furiosamente a los aranceles adicionales del bloque sobre los vehículos eléctricos chinos. Las exportaciones europeas de carne de cerdo, brandy y lácteos están en el fuego cruzado y pronto podrían seguir más productos.
Durante el primer mandato de Von der Leyen, la Comisión se armó de nuevas herramientas legales para proteger sus intereses económicos que le resultarán útiles para su segundo mandato.
"En China vemos una especie de hegemonía en materia de política industrial con muchos subsidios ilegales. Tenemos que reaccionar, asegura Lange". ¿Qué esperar de todo esto? una Comisión a la defensiva, con la vista ansiosa puesta en la Casa Blanca.
Del 'Pacto Verde' al 'Acuerdo Industrial Limpio'
Poco después de la repentina llegada de Von der Leyen en 2019, se dirigió a la prensa para presentar su primera propuesta histórica: el Pacto Verde Europeo, que aclamó como el momento del "Hombre en la Luna" de Europa. Lo que siguió fue una serie de propuestas ambiciosas y de gran alcance para guiar al bloque hacia la neutralidad climática para 2050.
Pero el gran impulso tuvo un alto precio: una reacción de la derecha que las protestas de los agricultores aceleraron. Desde entonces, Von der Leyen ha modificado su narrativa para adaptarla a la nueva corriente principal. Las directrices para su segundo mandato hablan poco del Pacto Verde y más del "Acuerdo Industrial Limpio", que se espera que se dé a conocer en los primeros 100 días.
Vacunas contra el estancamiento económico
También pretende aceptar un "diálogo estratégico" sobre el futuro de la industria automovilística europea, que atraviesa profundas turbulencias y elimina miles de puestos de trabajo. Es revelador que ninguna de las carteras de su nuevo Gobierno tenga la palabra "verde" en su título, incluso si ella enfatiza que todos los compromisos climáticos deben respetarse.
Otro "acuerdo" que Von der Leyen tendrá la tarea de hacer realidad es el Nuevo Acuerdo de Competitividad Europea que los líderes respaldaron recientemente en un intento por curar el estancamiento económico de la UE, descrito por Mario Draghi como una "lenta agonía".
Incluye promesas de desbloquear el "pleno potencial" de los mercados únicos, desencadenar una "revolución de simplificación", desarrollar "tecnologías disruptivas", fomentar la "soberanía energética estratégica" y construir una economía "eficiente en el uso de recursos", entre otras cosas. Se pedirá a la Comisión que traduzca esta ambiciosa retórica en propuestas tangibles.
Qué esperar: un gran enfoque en impulsar el crecimiento económico y reducir la burocracia, junto con una lucha por mantener vivo el Pacto Verde.
Cuando el bloque completó en mayo su muy reñida reforma para gestionar la llegada de solicitantes de asilo, Bruselas, quizás demasiado ingenuamente, pensó que sería suficiente para bajar la temperatura de la conversación y centrar las mentes en la implementación.
De "soluciones innovadoras" en inmigración a comprar centros de detención
Poco después de que se aprobara la reforma, un grupo cada vez mayor de Estados miembros se presentó exigiendo "soluciones innovadoras" para frenar la migración irregular. Las líneas comenzaron a converger en torno a planes no probados y no detallados para trasladar una parte de los procedimientos de asilo del interior al exterior del territorio de la UE. En otras palabras: subcontratación.
Von der Leyen, hábil lector de los vientos políticos, se subió al carro y abrió la puerta a –al menos explorar– la idea de construir campos de detención en países extracomunitarios para trasladar a solicitantes de asilo cuyas solicitudes hayan sido rechazadas. Lo mismo que el primer ministro británico Rishi Sunak quiso hacer sin éxito en Ruanda. Las ONG rápidamente criticaron el proyecto, advirtiendo que alimentaría violaciones desenfrenadas de los derechos humanos.
La presidenta también ha prometido nueva legislación para acelerar las deportaciones, revisar el concepto de "terceros países seguros", tomar medidas enérgicas contra la migración instrumentalizada y firmar más acuerdos financiados por la UE con países vecinos, siguiendo el modelo de Túnez.
Qué esperar: planes controvertidos para frenar la migración irregular que pondrán a prueba los límites del derecho europeo e internacional.
¿Pero de dónde debería venir el dinero?
Apoyar la reconstrucción de Ucrania, aumentar las capacidades de defensa, reemplazar los combustibles fósiles con energía renovable, promover la tecnología de punta, hacer frente a las represalias comerciales, construir campos de detención en países lejanos: nada de esto es barato.
Ursula von der Leyen será quien responda a la pregunta fundamental cuando abra la caja de Pandora y presente su tan esperada propuesta para el próximo presupuesto a largo plazo (2028-2034), que se espera llegue en algún momento antes de la vacaciones de verano.
El presupuesto tendrá que hacer malabares con las dotaciones tradicionales que algunas capitales guardan celosamente (la Política Agrícola Común, los fondos de cohesión) y las inversiones estratégicas que otras capitales quieren priorizar (clima, innovación, investigación, defensa), teniendo en cuenta factores externos que son imposibles. calcular (la guerra en Ucrania, las crisis humanitarias, los desastres naturales, los flujos migratorios, los cambios demográficos).
La colosal lista de gastos hará resurgir el explosivo debate sobre la deuda conjunta, que Mario Draghi considera "indispensable" para afrontar la plétora de desafíos. Von der Leyen, que adoptó plenamente el endeudamiento común para establecer el fondo de recuperación COVID de 750.000 millones de euros, hasta ahora ha procedido con cautela en el polémico asunto, por temor a una reprimenda de países frugales, como Alemania y Países Bajos. Sin embargo, si persiste el declive industrial de la UE, si continúa el expansionismo ruso, si la crisis climática se agrava, es posible que no tenga más remedio que tomar partido en el debate.
Qué esperar: una feroz batalla entre los Estados miembros, con crecientes llamados a modernizar el presupuesto y condicionar todos los fondos de la UE al Estado de derecho.