El espectáculo sorpresa de Shakira no tuvo nada de improvisado
NUEVA YORK — Pueden parecer ocurrencias de último minuto, pero no lo son. Los espectáculos improvisados en Times Square no son tan espontáneos como sugiere el término inglés “pop-up show”.
La actuación de Shakira el martes por la noche apenas duró más que un viaje en metro desde la terminal de autobuses de la Autoridad Portuaria hasta Grand Central y se realizó sin contratiempos. Pero esto último en gran medida se debió a meses de planificación entre bastidores, que incluyó la obtención de permisos, múltiples reuniones con funcionarios del ayuntamiento y la policía, y una cuidadosa calibración del momento exacto en que se anunciaría el evento planeado en secreto.
Supervisó los preparativos Nick Holmsten, cofundador y codirector ejecutivo de TSX Entertainment, empresa que gestiona un gran escenario de concreto en las plantas tercera y cuarta de un edificio situado en la esquina de la Séptima Avenida y la calle 47 Oeste.
La mayoría del tiempo el espacio de espectáculos se oculta tras una valla publicitaria electrónica de 1672 metros cuadrados. Pero el martes, dos paneles que pesan 39.000 kilogramos se abrieron para mostrar a Shakira junto con sus bailarines y músicos a 9 metros por encima de la acera.
Unas 40.000 personas presenciaron desde abajo cómo Shakira abría su espectáculo con “Hips Don’t Lie”.
“Es muchísimo trabajo”, dijo Holmsten en una entrevista en la que describió los obstáculos que supone planificar una actuación musical sorpresa en el centro de Manhattan.
Además de organizar este tipo de eventos, TSX dirige una serie de empresas relacionadas con el entretenimiento, como estudios de grabación y un club de cena. La actuación de Shakira fue la tercera que TSX ha organizado en el local de la calle 47 Oeste. Post Malone se presentó en julio y el cantante pop surcoreano Jung Kook, en noviembre.
Además de los acuerdos con los artistas, Holmsten tiene que asegurarse de conseguir permisos de varias agencias de la ciudad y de la alcaldía, un proceso que suele empezar unos dos meses antes de que se celebre el espectáculo.
En el caso del número de Shakira, Holmsten dijo que obtuvo permisos para instalar altavoces en la plaza Father Duffy y autorización del Cuerpo de Bomberos para permitir el uso de humo como efecto especial.
Otro preparativo más consiste en decorar el escenario TSX, que Holmsten compara con “un almacén muy básico”. Ashley Evans, director creativo de Shakira para actuaciones en vivo, lo llamó “literalmente una caja de concreto”.
Evans y otros organizaron la instalación de una enorme pantalla de video como pared trasera del espacio, además de un suelo y un techo de espejos, para crear la imagen de lo que describió como “un cubo LED de video”. La idea, dijo Evans, era que Shakira “jugara con el hecho de que actuaba dentro de una caja”.
Holmsten, que creció en Suecia y creó una aplicación de música antes de trabajar en puestos directivos en Spotify, comentó que el Departamento de Policía participa desde el inicio cuando se planifican espectáculos sorpresa.
“Tenemos que informarles incluso del artista y conseguir que lo aprueben”, explicó.
Holmsten añadió que a la policía le interesan sobre todo las cuestiones de horario, lo que incluye saber cuándo tienen previsto llegar los artistas a Times Square (por ejemplo, cuando nadie los espera) y asegurarse de que los espectáculos no duren más de 15 minutos.
“A veces, si todo va bien después de 15 minutos, el Departamento de Policía puede dar el visto bueno” a un bis breve, mencionó Holmsten.
Tarik Sheppard, subcomisario de información pública del Departamento de Policía, indicó que los funcionarios también hacen planes para controlar el tráfico peatonal y vehicular alrededor de Times Square. Añadió que las oficinas de inteligencia y contraterrorismo del departamento están atentas a las amenazas que puedan afectar el evento.
Sheppard y Holmsten coinciden en que una de las cuestiones más cruciales es cuándo anunciar una actuación sorpresa. El objetivo es dar al público tiempo suficiente para acudir, pero no tanto como para que una gran multitud llegue demasiado temprano.
“¿Cómo encontrar ese punto óptimo? Creo que esa es la pregunta número 1”, comentó Holmsten.
La noticia de que Jung Kook actuaría se hizo pública con unos 30 minutos de antelación, dijo Holmsten, porque era de esperar que sus jóvenes y fervientes admiradores vieran enseguida los anuncios en las redes sociales y acudieran en masa a Times Square.
Los admiradores de Shakira son un poco mayores, así que su presentación se anunció en su cuenta de Instagram dos horas antes de su inicio previsto a las 7:15 p. m.
Por supuesto, eso significaba que miles de fanáticos de Shakira se aglomerarían en Times Square justo a la hora en que miles de asistentes a los teatros de Broadway estarían intentando llegar a tiempo a otros espectáculos.
Tom Harris, presidente de Times Square Alliance (la organización de mejora empresarial de la zona, que participó en las conversaciones), dijo que el Departamento de Policía había decidido que nadie podría cruzar la Séptima Avenida o Broadway entre las calles 45 y 47 cerca de la hora del espectáculo, pero hizo una concesión para los asistentes al teatro.
“Si alguien se acercaba a un agente de policía con boletos y le decía: ‘Oye, voy al Teatro Minskoff o al Teatro Richard Rodgers’, entonces se le permitía cruzar”, explicó Harris.
The Broadway League, que representa a muchos de los teatros, no respondió a una petición de comentarios sobre cómo le parecía que había transcurrido la velada.
En cuanto a la basura que dejaron los 40.000 espectadores del concierto, Times Square Alliance se encargó de la limpieza posterior, que Harris describió como mínima.
Holmsten dijo que la multitud se había dispersado de Times Square 40 minutos después. Los trabajadores entonces empezaron a retirar el equipo instalado para el espectáculo.
“Hacia las 10 u 11 de la noche, la mayor parte del material había desaparecido. Como si nada hubiera pasado”, señaló.
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