Las especies invasoras que surfean la basura provocada por Fukushima

March 18, 2011-Rikuzen Takata, Japan-View of Flooding stadium at Debris and Mud covered on Tsunami hit Destroyed city in Rikuzentakata on March 18, 2011, Japan.  On 11 March 2011, an earthquake hit Japan with a magnitude of 9.0, the biggest in the nation's recorded history and one of the five most powerful recorded ever around the world. Within an hour of the earthquake, towns which lined the shore were flattened by a massive tsunami, caused by the energy released by the earthquake. With waves of up to four or five metres high, they crashed through civilians homes, towns and fields. (Photo by Seung-il Ryu/NurPhoto via Getty Images)
(Photo by Seung-il Ryu/NurPhoto via Getty Images)

Hace ya 10 años de él, pero todavía se recuerda el tsunami de 2011 de Japón. El que muchos conocemos y recordamos por Fukushima, pero que tuvo otras muchas consecuencias: acabó con la vida de 16.000 personas y vertió al mar aproximadamente cinco toneladas de residuos.

Pero no sólo eso. Porque entre esa enorme cantidad de residuos, el tsunami de 2011 también dispersó por todo el planeta cerca de 300 especies con potencial invasor – según un estudio del Centro de Estudios Medioambientales del Instituto Smithsonian son 289 especies – que han acabado repartidas por las costas del océano Pacífico. Especies entre las que se pueden encontrar caracoles marinos, anémonas o isópodos, un tipo de crustáceos. Pero también micro-algas con potencial tóxico, peces…

Que algunas, muchas, de estas especies tengan potencial invasor es muy importante, aunque resulta un poco complejo de explicar. El ciclo de una invasión biológica pasa porque una especie llegue a un lugar donde no podría llegar por sus propios medios, se asiente en el ecosistema, mantenga poblaciones estables y una vez haya conseguido esto, suponga un impacto o una presión sobre las especies locales.

Si hablamos de potencial invasor de una especie, es porque esta especie ya ha llegado a donde no podría sola, se ha naturalizado y mantiene poblaciones estables y ha empezado a generar presiones sobre el ecosistema y las especies que lo habitan. Todavía no está claro que vaya a suponer un serio problema para la biodiversidad local, pero por sus características podría hacerlo. Está en el paso entre ser una especie naturalizada y una invasora.

El efecto de las especies invasoras es bien conocido: afectan a poblaciones locales, pudiendo llevarlas hasta la extinción, reducen la biodiversidad… y sobre todo, simplifican los ecosistemas. Y los ecosistemas más simples son más frágiles, menos resilientes, a los cambios.

El caso de las especies de Fukushima – por ponerles un nombre rápido – demuestra otra cosa, una muy interesante: que las especies han sido capaces de sobrevivir hasta seis años a la deriva por el Pacífico.

Que grandes acumulaciones de residuos, principalmente plásticos, floten y se muevan a la deriva por los océanos no es nada sorprendente. Que algunas especies surfeen estas masas de basura, tampoco. Pero que haya especies capaces de sobrevivir seis años en estas “barcas artificiales” sí que llama la atención. Especialmente si tenemos en cuenta que para algunas de estas especies, seis años pueden ser incluso varias generaciones, por ejemplo en el caso de microalgas.

Algunas incluso han cambiado su modo de vida. En términos técnicos, llamamos bioincrustación al proceso por el que una especie se “pega” a una estructura para sobrevivir. Y algunas de las especies presentes en los residuos generados por Fukushima han desarrollado bioincrustación, algo que en su medio natural no hacían.

En definitiva, que el tsunami de 2011 de Japón sigue dando malas noticias después de diez años.

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