Esmeralda Pimentel posa en revista tras retirarse implantes mamarios

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 10 (EL UNIVERSAL).- A un año de que Esmeralda Pimentel se explantara los implantes mamarios que se colocó hace 12 años, la actriz posa en la portada de la revista "Noir" para hablar de su experiencia pero, sobre todo, mostrar lo orgullosa que se encuentra luego de haber combatido el miedo de no aceptarse a sí misma, pues fue precisamente eso lo que la llevó a realizarse una cirugía estética que le generó múltiples problemas de salud que arrastró por más de una década, sin siquiera sospechar que se trataba de un efecto secundario que le produjeron los implantes de seno.

Fue el 19 de marzo cuando la actriz compartió una serie de fotografías en las que posaba con los implantes mamarios que le fueron retirados hace un año, acompañadas de un mensaje empoderador en el que, si bien, expuso el dolor que la mantuvo esclava de una sintomatología que mermaba su calidad de vida mientras portó los implantes, también habló del proceso tan complicado que atravesó luego de explantarlos, por lo que Esme fue aplaudida por sus seguidores, debido al gran valor que ha demostrado al contar su experiencia y aceptarse tal cual es.

Y ahora, a poco más de un mes de compartir su historia públicamente, la actriz vuelve a hacer eco al posar para la portada para "Noir", la reconocida revista de moda mexicana, en la que Pimentel muestra su cuerpo sin ningún tipo de retoque y en el que son visibles las cicatrices, consecuencia de la explantación que vivió, sin embargo, el mensaje que envían estas fotografías y el mensaje que las acompaña no es de desaliento, sino de un discurso en que la famosa muestra cómo no sólo recuperó su salud, sino que -en el camino- se encontró para habitar su cuerpo con mucho más respecto que lo solía hacer.

En la portada de la revista, Esme luce su silueta sin ropa, tan sólo cubierta por una gabardina que cubre la mitad de su cuerpo, acompañada de la frase "Historias que inspiran", además, la actriz utiliza la frase "soy mis cicatrices" para expresar que el proceso que vivió la ha llevado a un estado emocional que la hecho sanar y conciliar con esa parte que la hacía juzgarse y buscar la perfección a toda costa, sensación que la llevó a colocarse implantes en el 2011, época en que Pimentel comenzaba su carrera en la telenovelas pues sólo había aparecido en "Verano de amor" en 2009.

De acuerdo con la actriz, luego de someterse a esta intervención estética comenzó a experimentar molestias como migrañas, ataques de ansiedad, dolores en las articulaciones, fatiga crónica, problemas de concentración y memoria, ojos rojos, taquicardia, falta de aire, entre otros, y aunque, a lo largo de los 12 años que los conservó dentro de su cuerpo, acudió a diferentes revisiones médicas para que desentrañaran qué era lo que le sucedía, las únicas respuestas que obtuvo es que, probablemente, se trataba de un problema hereditario o, en su defecto, era una efecto de la edad.

Por ello, cuando en 2020 dio con el testimonio de una mujer que padecía la enfermedad de implantes mamarios y se percató de que sus síntomas coincidían con las molestias que ella había presentado todos esos años, comenzó a investigar más acerca del tema hasta someterse a al explantación, un proceso que -ha narrado- vivió en compañía de su madre, Esmeralda Murguia y su hermana, Lu Espimentel, y en la cual contó con el apoyo profesional del doctor Ignacio Buenrostro, cirujano plástico y reconstructivo.

De hecho, fue su hermana Lu quien compartió un par de estrofas del mensaje de Eme, publicado en la edición de mayo de la revista:

"Hoy sigo trabajando mis miedos, pero desde la valentía; esa que se teje en comunidad. Hoy me enorgullezco de mis cicatrices porque son el testimonio vivo del poder que alberga mi cuerpo, me recuerda de dónde vengo y lo resiliente que soy. Hoy renuncio a pelearme conmigo misma, con el espacio y las distintas formas que ocupa mi cuerpo con el paso del tiempo. Comprendo que habrá días en los que no me sentiré tan cómoda con mi reflejo, y que eso es normal, es parte del proceso de regenerar mi sistema de creencias. Aceptarme es un logro que consigo todos los días con el acompañamiento de más mujeres que, al igual que yo, anhelan la libertad de habitarse con ternura. Celebro que soy mi propia casa y decido hacer de ella mi lugar favorito".