De ‘esclavo’ a conde, la historia del médico cubano de Miami que atiende gratis a los disidentes

Antes de soñar con ser médico, Alfredo Melgar respondía preguntas de sus vecinos buscando en los textos de farmacología de la biblioteca de su abuelo, Angel Amado García del Busto, a quien llamaban “el médico de los pobres” en Camagüey, en la región central de Cuba.

Hoy en Miami Melgar es conocido por atender sin cobrar a activistas que vienen de Cuba con la salud deteriorada, a veces desahuciados, como la Dama de Blanco y ex presa política cubana Xiomara Cruz Miranda, que llegó con la piel pegada a los huesos, una grave infección y un pulmón colapsado.

Más recientemente cuidó de la actriz y disidente Iris Ruiz, una de las fundadoras del Movimiento San Isidro, que vino a Miami en octubre del 2021 con el vientre abultado, dolores intensos, sangramiento, infección en los riñones y el nivel de azúcar disparado.

Tanto Xiomara como Iris están recuperadas y Melgar las llama “sus milagros”, pero la realidad es que el doctor hace una labor sostenida que recibe menos atención de los medios, pero que es igual de entregada. Atiende a pacientes en 22 asilos de Miami y recibe a adultos de todas las edades en su oficina médica en The Florida Clinic, en Miller Drive y la avenida 100, en el suroeste de Miami, la que ahora, como todos los centros médicos, está en constante actividad por la cantidad de contagios de la variante omicrón.

“Hace falta que salgan a las farmacias medicamentos antivirales, y que haya más disponibilidad de tests, para que la gente no vaya al hospital”, dijo Melgar sobre lo que apremia.

Al mismo tiempo celebró los avances de la geriatría, que ahora se enfoca más en la prevención, en cuidar que las personas mayores tengan que ir menos al hospital, al tiempo que les dan menos medicamentos que les impidan mantenerse alertas y activas.

Además de ser tres veces médico, porque se graduó en Cuba, obtuvo la homologación del título en España y revalidó en Miami para después hacer la especialidad en medicina interna en Nueva York, la vida de Melgar está llena de méritos profesionales y de generosidad.

Ha colaborado con los médicos de la isla, y con los que como él logran escapar, a veces después de estar años castigados, para salir a empezar de nuevo en una profesión que, para ejercerla, hay que pasar múltiples y difíciles exámenes.

“Siempre he alternado mi profesión con el trabajo de activismo sobre Cuba”, dijo Melgar, que es uno de los fundadores del grupo Solidaridad sin Fronteras, que en Miami ayuda a inmigrantes que son profesionales de la salud a insertarse en el sistema médico de Estados Unidos.

Melgar también colaboró con el fallecido padre Francisco Santana, de la Ermita de la Caridad, a enviar medicamentos a Cuba, que él como médico, se encargaba de clasificar y explicar su uso para informar a sus colegas en la isla.

Más recientemente estuvo ayudando a los médicos isleños que fueron culpados por las autoridades del ministerio de Salud, de la crisis sanitaria por el Covid-19 en Cuba.

Cuba, una medicina discriminatoria

Melgar cuenta que cuando decidió irse de Cuba después de graduarse de médico en el 1989 fue castigado y lo quisieron enviar a trabajar al campo para “humillarlo”, pero el director de un hospital en un municipio de Camagüey lo dejó ejercer allí con la advertencia de que se cuidara mucho porque lo estaban vigilando.

Durante el tiempo que ejerció la medicina en Cuba presenció “discriminación” por las diferencias en los servicios que se ofrecen a funcionarios del gobierno y a sus familiares y a los extranjeros en comparación con lo que recibe el pueblo.

“En los hospitales hay zonas para los funcionarios del Partido [Comunista] y su familia a las que el pueblo no tiene acceso. Son como vitrinas, esas medicinas no llegan al pueblo, que enfrenta un déficit de medicamentos”, dijo, mencionando centros bien equipados que atienden a los privilegiados, como la Clínica Cira García, en Miramar; el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (CIMEQ), donde se atendió el gobernante venezolano Hugo Chávez, y el Hospital Hermanos Ameijeiras, en Centro Habana, que tiene también dependencias dedicadas a los extranjeros.

El doctor Alfredo Melgar muestra fotos de algunos de los activistas cubanos que ha atendido en su clínica.
El doctor Alfredo Melgar muestra fotos de algunos de los activistas cubanos que ha atendido en su clínica.

“Los consultorios de los médicos están devastados, lo que impera es la politiquería, lo que quieren es estadísticas, y por eso le ponen presión a los médicos”, apuntó.

Mientras que la población se ve afectada por las “negligencias médicas”, el régimen ataca de manera directa a los presos políticos, dice, según lo que ha observado al atender en Miami a los disidentes y al leer las historias clínicas de algunos presos que han mandado de la isla.

“Puede venir un enfermero e inyectarles algo en vena y después la salud empeora”, dijo, retomando testimonios de presos políticos que alegan que los enfermaron a propósito.

Escape y carrera de un médico cubano

Melgar señaló que los médicos cubanos son tratados como “esclavos” porque necesitan una “carta de liberación”, que tiene que firmar el ministro de Salud y aprobar al director provincial, y con esa carta entonces los profesionales de la salud deben ir a Inmigración para que les aprueben la visa.

La Resolución Ministerial 54, que recoge La Gaceta Oficial, obstaculiza y regula de manera oficial el movimiento de los médicos y profesionales de la salud, que no pueden ser contratados fuera del país ni ejercer su trabajo de manera independiente sin la autorización del ministro.

“Esa carta de liberación podía tardar años. Los médicos iban a La Habana a entrevistarse con el ministro y no los recibía. Una secretaria les decía: ‘Vaya a esperar a su provincia’ “, rememoró.

Su salida se produjo finalmente en 1992 por una petición que hizo durante una visita a la isla el político español Manuel Fraga, entonces presidente de la Xunta de Galicia. Fraga, que fue ministro durante el Franquismo, mantuvo excelentes relaciones con Fidel Castro.

Melgar es hijo del médico español Alfredo Melgar, quien llegó a la isla con su mamá, Margarita Alexandre, una de las mujeres pioneras del cine español, que tenía ya una carrera como actriz y productora.

El doctor Melgar con parte de su equipo de The Florida Clinic, de izq. a der.: Milka Padron, RN, Leticia Fernandez, MP, y Kaitlyn Lugo, MA.
El doctor Melgar con parte de su equipo de The Florida Clinic, de izq. a der.: Milka Padron, RN, Leticia Fernandez, MP, y Kaitlyn Lugo, MA.

“Mi abuela iba en camino a ver a Luis Buñuel en México cuando decidió quedarse en Cuba”, contó Melgar sobre Alexandre, que trabajó como productora en algunas de las primeras películas rodadas en Cuba después de 1959, como Las doce sillas y La muerte de un burócrata, junto al director Tomás Gutiérrez Alea.

Alexandre se quedó en Cuba hasta que comenzó a chocar con la censura.

“Mi padre no pudo terminar de estudiar medicina en La Habana. Estaba en la universidad cuando empezaron los campos de la UMAP”, dijo Melgar sobre los campamentos de trabajo forzado donde el régimen recluyó a religiosos, homosexuales y cualquiera que fuera tildado de “contrarrevolucionario”.

Finalmente el padre de Melgar pudo salir a Suiza y después siguió su vida en España. Recientemente Melgar recibió de este el traspaso de un título nobiliario. Así que ahora el doctor de Miami puede añadir a su nombre el de Conde de Villamonte y sumarse a la corta lista de cubanos que tienen títulos nobiliarios.

“Como persona lo que más destaca es su humanidad y sus valores”, dijo la doctora Leticia Fernández, que trabaja en la clínica con Melgar desde el 2019. “Como médico, el trato al paciente, que es maravilloso”.

El doctor Alfredo Melgar atiende gratis a disidentes que llegan a Miami de Cuba en estado grave. También atiende a pacientes adultos en su oficina The Florida Clinic en el suroeste de Miami y visita a más de 20 asilos de ancianos en la ciudad.
El doctor Alfredo Melgar atiende gratis a disidentes que llegan a Miami de Cuba en estado grave. También atiende a pacientes adultos en su oficina The Florida Clinic en el suroeste de Miami y visita a más de 20 asilos de ancianos en la ciudad.

The Florida Clinic, 10000 SW 56th St Unit.17-19, (305) 223-2436

Si conoce a una persona cuya historia de superación personal y profesional pudiera ser reflejada en esta serie de perfiles de el Nuevo Herald, se puede comunicar a smoreno@elnuevoherald.com o gguerra@miamiherald.com.