“Escenario aterrador”: expertos argentinos confirman que la resistencia bacteriana es uno de los mayores desafíos en salud

La resistencia de los patógenos a los antibióticos genera alerta a nivel global
La resistencia de los patógenos a los antibióticos genera alerta a nivel global - Créditos: @NIAID

Un informe reciente publicado en la revista The Lancet advierte que las enfermedades bacterianas resistentes a los antibióticos podrían causar más de 39 millones de muertes en los próximos 25 años y contribuir indirectamente a otros 169 millones de fallecimientos. Para 2050, si no se implementan medidas correctivas, las decesos anuales directamente atribuibles a la resistencia a los antibióticos alcanzarán 1,91 millones, mientras que las relacionadas indirectamente con esta problemática sumarán 8,22 millones.

La resistencia antimicrobiana es uno de los principales factores que derivan en un aumento de las enfermedades y fallecimientos a nivel mundial. A eso se le suma el cambio climático, que facilita la propagación de patologías infecciosas y la disminución de las tasas de vacunación, que deja a muchas poblaciones vulnerables. Combinados, estos factores representan un desafío significativo para los sistemas de salud globales y complican el control de futuras epidemias. Los especialistas consultados por LA NACION advierten que esta crisis podría llevar a la humanidad a la era preantibióticos.

Alejandra Capozzo, investigadora principal del Conicet y directora del Centro de Investigación en Salud de la Universidad Abierta Interamericana en Buenos Aires, señaló que la resistencia a los antimicrobianos ha sido una crisis silente, eclipsada por la pandemia de Covid-19 y otras enfermedades virales emergentes. “Este problema tiene el potencial de hacernos retroceder a la era preantibióticos, un escenario aterrador”, afirmó Capozzo. La investigadora destacó que el uso excesivo de antibióticos, tanto en la medicina humana como en la producción animal, es una de las principales causas de esta crisis, permitiendo la aparición de bacterias resistentes.

Capozzo explicó que el uso masivo de antibióticos en la producción de carne bovina, aviar, porcina e incluso en la piscicultura –muchas veces como promotores de crecimiento– es particularmente preocupante. “Estos antibióticos liberados en el ambiente facilitan la aparición de bacterias que ya no podemos eliminar con los medicamentos disponibles”, alertó. Y subrayó la necesidad de adoptar el enfoque de “Una Salud”, que reconozca la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental.

Jorge Geffner, investigador del Conicet y miembro del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Universidad de Buenos Aires, destacó la gravedad del problema de la resistencia bacteriana. Refirió que las bacterias “están aprendiendo a ser resistentes a los antibióticos, lo que nos limita mucho la capacidad de combatirlas”. Geffner agregó que esta resistencia se debe a mecanismos complejos que las bacterias desarrollaron para evadir el tratamiento y enfatizó que este fenómeno está estrechamente relacionado con el uso inapropiado de esas drogas.

La actividad agropecuaria emplea antibióticos en grandes cantidades, lo que genera una presión evolutiva sobre las bacterias, permitiéndoles adaptarse
La actividad agropecuaria emplea antibióticos en grandes cantidades, lo que genera una presión evolutiva sobre las bacterias, permitiéndoles adaptarse - Créditos: @NATIONAL INSTITUTES OF HEALTH.

Sumó que, además del uso indebido de antibióticos por personas sin indicación médica, otro factor determinante es la utilización masiva de estos fármacos en la agroindustria. “La actividad agropecuaria emplea antibióticos en grandes cantidades, lo que genera una presión evolutiva sobre las bacterias, permitiéndoles adaptarse y volverse resistentes”, expresó. Esta situación es particularmente preocupante porque las bacterias, al igual que los virus, tienen la capacidad de adaptarse rápidamente, lo que reduce la efectividad de las herramientas disponibles para tratarlas.

Además, Geffner subrayó que el desarrollo de nuevos antibióticos es insuficiente, en gran parte debido a la falta de incentivos económicos. “Las grandes farmacéuticas invierten menos en el desarrollo de antibióticos porque estos tratamientos suelen ser de corta duración, lo que no genera tantos ingresos como las terapias para enfermedades crónicas, como el cáncer o las patologías inflamatorias”, indicó. Este contexto, según el especialista, ralentizó significativamente la innovación en el campo de los antibióticos, lo que agrava el problema global de la resistencia.

Políticas estrictas de monitoreo

Ambos expertos coincidieron en que los países deben implementar políticas estrictas de monitoreo y regulación del uso de antibióticos. Capozzo remarcó la importancia de seguir las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para promover un uso racional de estos fármacos, especialmente en contextos de enfermedades virales ante las que los antibióticos no tienen efecto, pero se siguen utilizando “por las dudas”. Geffner también destacó la urgencia de una mayor inversión en la capacitación de los profesionales de la salud para el uso adecuado de los antimicrobianos, así como en la investigación y desarrollo de nuevos tratamientos.

“La resistencia bacteriana a los antibióticos es un problema global grave, especialmente en la Argentina. Las causas principales son el uso irracional de antibióticos y la dificultad en desarrollar vacunas y nuevos tratamientos. A pesar de la inversión en investigación, aún no se encontraron nuevos antibióticos efectivos. Se prevé un aumento de muertes si no se regula adecuadamente el uso de antibióticos, especialmente en entornos hospitalarios. Es fundamental promover su uso racional para combatir esta pandemia silenciosa”, apuntó Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

Además de las consecuencias sobre la salud global, las proyecciones indican que la resistencia a los antibióticos podría generar pérdidas económicas entre 1 y 3,4 billones de dólares anuales para 2030. Las advertencias subrayan la importancia de tomar medidas urgentes y el tema será central en la próxima reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se discutirán posibles soluciones a esta crisis creciente.