#EnvíoSinPlástico: una ONG urge a la CDMX a regular el uso de plásticos en el comercio electrónico

Plásticos en el comercio electrónico
Plásticos en el comercio electrónico

En 2019, el Congreso de la Ciudad de México aprobó modificar la Ley de Residuos Sólidos local para prohibir la comercialización, distribución y entrega de productos plásticos de un solo uso. Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la organización Oceana, el comercio electrónico emplea el mismo material para sus envíos, lo que ha generado uso indiscriminado.

Almohadillas de aire, embalajes y burbujas de diversos tamaños están entre los elementos empleados.

De acuerdo con el informe Plástico y comercio electrónico. Una crisis que la CDMX puede resolver —presentado en octubre—, en 2021 el comercio electrónico generó 10 millones de kilogramos de basura plástica por los empaques de sus envíos en el país.

Respecto de las almohadillas, Oceana reportó que en 2020 la compañía Amazon generó suficiente basura plástica para dar la vuelta al mundo más de 600 veces y advirtió que, si México no regula este uso, se corre el riesgo de tener daños a la salud y el ambiente.

Ante esto, Oceana llama a la ciudadanía a sumarse a la campaña #EnvíoSinPlástico, para exigir una regulación de estas almohadillas y que las compañías de comercio electrónico se comprometan a no utilizarlas, como sucedió en India.

“Entendemos que el comercio electrónico está para quedarse y no estamos enojados con eso. El comercio electrónico ha resuelto ciertas cosas. Es esa misma analogía del plástico cuando se usa para las prótesis médicas, es un gran material. Pero cuando se usa para hacer productos desechables que son basura de un solo uso, es un pésimo material”, explica en entrevista Nick Leopold, ingeniero y encargado de la campaña de Océanos sin plásticos para Oceana México.

De lo ganado en 2019, al retroceso

Las modificaciones aprobadas en 2019 por el Congreso capitalino a la Ley de Residuos Sólidos —fracción XI Bis del artículo 25— señalan la prohibición de “la comercialización, distribución y entrega de tenedores, cuchillos, cucharas, palitos mezcladores, platos, popotes o pajitas, bastoncillos para hisopos de algodón, globos y varillas para globos, vasos y sus tapas, charolas para transportar alimentos, aplicadores de tampones, fabricados total o parcialmente de plásticos, diseñados para su desecho después de un solo uso, excepto los que sean compostables”.

La medida entró en vigor el 1 de enero de 2021. Entre las sanciones previstas, el Reglamento de la Ley de Residuos Sólidos refiere que estas ocurrirán de acuerdo con el tipo de establecimiento comercial. Los montos van de los 42 mil hasta los 168 mil pesos; para esto, la verificación se hace a través del área de Vigilancia Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

Sin embargo, durante la pandemia, el comercio electrónico tuvo un crecimiento impulsado por el confinamiento. Con esto, el uso de embalajes plásticos para los pedidos también comenzó a tener un uso excesivo.

“Buscamos que se creen legislaciones para regular a la industria del comercio electrónico. Vemos que la industria —desde su boom en el año 2000— no ha parado de crecer. Es una industria que en la pandemia, cuando cientos de empresas tuvieron que cerrar las puertas y varias incluso quebraron, logró tener un crecimiento global de mercado del 7%, lo cual es enorme y es una tendencia que va a seguir creciendo”, señala Leopold.

Cifras recopiladas por la Sedema sobre los plásticos muestran que, en promedio, una familia mexicana consume 16 bolsas rectangulares transparentes para acarreo de frutas o verduras. Incluso, se llegan a consumir hasta 14 bolsas tipo camiseta para empacar todas las compras en el mismo periodo y menos del 1% se recicla, muchas veces porque no hay opción para este material.

La alianza #Desplastifícate, compuesta por 35 organizaciones civiles en Baja California Sur, señala que una bolsa de plástico dura, en promedio, 15 minutos en las manos de las personas y 150 años en el mar, donde las tortugas las confunden con medusas y mueren tras comerlas.

El Atlas del plástico. Datos y cifras sobre el mundo de los polímeros sintéticos, de la Fundación Heinrich Böll y Break Free From Plastic, explica que no todos los plásticos son creados de la misma manera. “Algunos artículos tienen una duración que puede medirse en décadas. Pero la mayor proporción la constituye el empacado, y lo usual es que este tenga un período de vida útil muy corto”, dice el estudio.

Almohadillas y microplásticos

El plástico surgió como un material revolucionario que trajo soluciones como prótesis médicas o para tuberías de agua potable. Sin embargo, cuando la industria vio una oportunidad para generar materiales baratos y en serie, la falta de regulación trajo millones de productos hechos de este componente que hoy son una amenaza para los océanos.

De acuerdo con el Atlas del plástico, entre 1950 y 2017 se produjo un total de 9.2 mil millones de toneladas de plástico: casi más de una tonelada por cada habitante del planeta. La mayor porción de ese tonelaje se compone por productos y empaques de un solo uso. Menos del 10% del total del plástico se recicla.

Respecto de las almohadillas de aire, la campaña #EnvíoSinPlástico busca que el gobierno capitalino las regule.

Leopold explica lo difícil que es entender cómo es que se sigue permitiendo el uso indiscriminado de las almohadillas y otros materiales plásticos por la contaminación que generan.

Lee más: ¿Por qué no basta con prohibir los plásticos?

De acuerdo con el especialista, estas almohadillas en particular están hechas del material conocido como HDPE, por sus siglas en inglés, o polietileno de alta densidad en película plástica. Este material no se recicla en México por pertenecer a una cadena de suministro difícil para el reciclaje.

“Lo complejo de los plásticos es que, si uno quiere tener un reciclaje adecuado, entonces uno busca tener el mismo tipo de material, eso va de la mano con los aditivos que se usaron y los colorantes que se usan para estas letras (a las) que les ponen la marca a esas almohadillas”, dice.

Leopold, quien también es maestro en Ciencias del Medio Ambiente con especialidad en Desarrollo Sustentable, advierte que, aunque el uso de este material para empaques y embalajes no está prohibido en el comercio electrónico, es el mismo que se usa con las bolsas de plástico que sí se regularon en 2019.

“Ya es un problema hoy y, si no lo atendemos ahorita, se va a convertir en algo verdaderamente enorme que después no es fácil solucionar. Recordemos que cuando los plásticos se convierten en microplásticos es prácticamente imposible tener soluciones para removerlos del medio ambiente”, advierte.

Sin opción para los consumidores

En su informe, Oceana presenta ejemplos de naciones que han intentado regular el uso de plásticos innecesarios. Por ejemplo, Bangladesh fue el primer país que los prohibió, en 2022. India, Brasil, Indonesia y Portugal se suman a los gobiernos que han intentado legislar el uso de estos componentes.

Aunado a esto, la ONU analizó que, de 30 países con legislación para reducir plásticos, solo 60% tuvo una reducción en el consumo y la contaminación por plásticos. India, por ejemplo, logró la prohibición de plásticos innecesarios en 2019, haciendo que Amazon se comprometiera a eliminarlos en su cadena de suministro.

Para las y los consumidores tampoco hay opciones como clientes. “Te obligan a consumir plástico y eso es preocupante. No te dan soluciones para poder elegir”, señala Leopold.

En el capítulo “Culpando al consumidor”, dedicado la responsabilidad extendida de las empresas con el consumidor final, el Atlas del plástico explica cómo las empresas petroquímicas y las industrias del plástico centran su atención en la gestión de residuos y en el reciclaje, para así poder evadir la responsabilidad que tienen sobre el problema real: el crecimiento del volumen de plásticos fabricados.

También advierte que este desequilibrio de poder ha provocado que surjan regulaciones que favorecen a las industrias petroquímicas y de plásticos por encima de los derechos de las personas y el acceso a un ambiente sano.

“El cabildeo de la industria conduce a políticas centradas en el reciclaje y el comportamiento de las personas consumidoras (es decir, ‘evitar tirar la basura’) e ignora la necesidad de reducir la producción de plásticos”, dice el informe.

Con este llamado a la ciudadanía, Oceana invita a las personas a recuperar las almohadillas de aire que reciben del comercio electrónico, para llevarlas a las instalaciones del Huerto Roma Verde para exigir que las empresas dejen de contaminar y la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, empuje una regulación.

Además, convoca a la ciudadanía a reunirse este domingo 18 de diciembre a las 12:00 horas, en la explanada de Bellas Artes, para tomar acciones para evitar que el problema de contaminación plástica en la ciudad siga creciendo. Las personas también pueden firmar una petición aquí.

“Necesitamos ese apoyo de la gente. Es una forma de decirle a las y los legisladores que no es Oceana quien quiere esto, somos las y los mexicanos que no queremos que nuestros impuestos subsidien la basura plástica de compañías multinacionales”, dice Leopold.

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