Escribí un perfil sobre Diddy. Su cambio de nombre a “Love” fue una “estrategia psicópata”
La veterana escritora y socióloga Tressie McMillan Cottom llamó a su madre después de salir de la entrevista más planeada que jamás había realizado: nada menos que a Sean Combs, antes conocido como Puff Daddy, antes conocido como Diddy, y en ese entonces, intentando ser conocido como “Love” (“amor” en español).
“Recuerdo que le dije a mi madre que sonaba como un niño”, cuenta Cottom a The Independent sobre el rapero del que hizo un perfil para la edición de septiembre de 2021 de Vanity Fair.
Combs se encontraba en plena transición hacia su cambio de nombre de “Love” —algo que la misma Cottom admite que no le causó gracia— y la invitó a su extensa propiedad de Malibú. Ella relata que durante la conversación, se refirió repetidamente a sí mismo en tercera persona mientras presumía de ser atractivo.
“No dejaba de decir que era un joven atractivo”, afirma Cottom sobre Combs, que entonces tenía 51 años y varios más que la propia escritora. “Me pareció muy extraño el hecho de que la primera palabra con la que se describiera fuera ‘joven’. Resulta revelador que haya creado una versión de sí mismo que es poderosa, sexy y físicamente atractiva cuando la realidad es que es rico”.
“Sin el dinero y el poder de figura pública, no estoy segura de que lo viéramos y pensáramos esas cosas, pero es el tipo de historia que un niño muy asustado y cohibido escribiría sobre sí mismo, ¿verdad?”, plantea. “Las mujeres me adoran. Soy muy poderoso. Soy muy genial. Soy un mujeriego. Sonaba como un niño”.
Las preparaciones para la entrevista habían sido tensas y “agresivas”, recuerda Cottom. El representante de Combs exigió conocer a la escritora y el enfoque del artículo sin darle acceso a prácticamente nadie más del círculo del magnate para ser entrevistado para el perfil. Combs no precisó por qué estaba eligiendo ese momento en particular para promover su nuevo nombre “Love”, que había planteado por primera vez en broma en 2017 antes de presentar una petición dos años después para cambiar su segundo nombre.
En mayo de 2021, insistió con el cambio de nombre con una publicación en Instagram en la que mostraba una foto de su carné de conducir —abajo de su foto decía “Sean Love Combs”— y la descripción: “Miren lo que acabo de recibir hoy por correo. ¡¡¡ES OFICIAL!!! BIENVENIDOS A LA ERA DEL AMOR”.
Esa publicación de Instagram, junto con casi todas las demás del perfil de Diddy en la plataforma, desaparecieron tras la avalancha de acusaciones que ha acumulado en menos de un año. De hecho, en 2017 llegó a un acuerdo por una demanda de acoso sexual interpuesta por una exempleada, la cual Cottom mencionó en su artículo junto con una nota de que el entonces representante del rapero calificó ese asunto resuelto como “una demanda frívola de una exempleada descontenta que fue despedida con motivo”.
Sin embargo, en noviembre de 2023 se presentaron tres nuevas demandas en virtud de una ley de Nueva York que ofrecía a los supervivientes adultos un plazo de un año para presentar demandas independientemente de la prescripción. En tales demandas se alegaba que Combs había drogado y violado a tres víctimas distintas, acusaciones que en algunos casos se remontaban a décadas atrás; él no dejó de negar categóricamente todas las afirmaciones.
Cottom fue recibida en la extensa mansión de Combs en el verano de 2021, más de dos años antes de que se presentaran esas demandas. Pero la legislación había sido aprobada en el Senado de Nueva York en junio de 2021 y allanó el camino para que el gobernador la convirtiera en ley al año siguiente; entró en vigor en noviembre de 2022, y las tres demandas de Combs se presentaron justo antes de que expirara el plazo.
Cottom recalcó que le costó trabajo entender por qué al preparar la entrevista para el perfil de 2021, el equipo de Combs fue “bastante agresivo”.
“Lo único que me parece lógico es que, en retrospectiva [...] me pregunto si, al conocer el volumen de posibles demandantes, estaba intentando adelantarse a la ampliación del plazo para presentar una demanda civil”, sugiere.
Fueran cuales fueran las razones, las negociaciones se concretaron. Ella llegó con su ayudante, estudiante de posgrado, a la casa de Diddy, frente al mar, para un encuentro estrafalario. El personal de Combs le dijo que estaba atendiendo llamadas de negocios importantes de última hora, así que ella observó el entorno mientras lo esperaba.
“El primer piso estaba decorado de forma muy deliberada”, relata a The Independent, describiendo un expositor de botellas de Ciroc en su bar y una pared de fotografías familiares profesionales. “Pero había un montón de actividad que podía oír, la gente en el segundo piso [...] sonaba como que tal vez había una docena de personas en el piso de arriba”.
Cuando Diddy se dignó a bajar, la escritora explica que el rapero intentó actuar de manera seductora de una forma “demasiado planeada”. Ella describe su comportamiento como “la forma en que un hombre flirtea con la madre de tu amiga [...] intentando seducirla, pero no de una forma seria, sexual”.
“Tenía la sensación de que nunca había interactuado con una mujer como yo, alguien que no necesitaba nada de él”, afirma. “Y él no tenía mucha práctica [...] así que siguió probando diferentes tácticas”.
Le enseñaba los paisajes, su diario, fotos con Biggie, cualquier cosa que pudiera hacer para impresionarla. Por otro lado, su personal fue “muy, muy respetuoso”.
“Creo que en un momento dado le pregunté cómo dirigía una organización tan bien manejada, y me dijo: ‘No [...] ellos conocen el tipo de ambiente con el que necesito trabajar, y el trabajo de todos es mantener ese ambiente’”.
La propia Cottom se sintió como si hubiera estado en la película The Truman Show, revela a The Independent.
“Recuerdo que pensé: Todo lo que no se está diciendo es tan importante como lo que él dice; quiénes están aquí, dónde están, quiénes están en silencio, la gente que entraba y salía de la sala y que, de alguna manera, sabía exactamente lo que tenía que hacer [...] todo eso, para mí, formaba parte de la historia, y era algo único”.
“Y me gusta pensar que he hablado con algunos personajes extraños, pero esto estaba en el nivel máximo de extrañeza”.
Incluso se percató de un nivel de paranoia extrema, ya que el personal no quería compartir nombres.
La escritora se esforzó mucho por ser “deliberada en la elección de palabras para describir el escenario”, por ejemplo, porque quería intentar captar “lo claro” que le resultó, en ese momento, que se trataba en gran medida de una “actuación”.
Combs siguió insistiendo en “seducirla” y la llevó al exterior para enseñarle las vistas a su impresionante panorama. Además, pidió específicamente al personal que le llevara una “pashmina”, mientras no paraba de expresar halagos sobre lo mucho que le gusta cuidar de las mujeres y disfrutar de su compañía. Cottom hace hincapié en que le pareció “demasiado deliberado”, algo que el rapero decía con la intención de que quedara por escrito.
Escribe en el artículo que le sorprendió que Combs hablara del movimiento MeToo antes que de Black Lives Matter. En retrospectiva, le parece estratégico, además de vacío.
Combs es citado en el perfil de Vanity Fair alabando el movimiento y cómo, “cuando dijeron en el #MeToo, que cuando se acabó, se acabó [...] El movimiento #MeToo, la verdad, es que me inspiró. Me demostró que se puede conseguir el máximo cambio”.
Cottom afirma haber intentado que contestara más preguntas al respecto, como por qué le afectaba el movimiento y qué pensaba como padre de una niña, pero no obtuvo muchas respuestas.
“Ni siquiera podía actuar bien [...] Fue otro de esos momentos en los que estaba claro que las citas que exclamaba estaban fuera de contexto”, sostiene. “Quería que hiciera el artículo, pero no tenía nada que lo hiciera significativo. Y se puso muy incómodo cuando le hice preguntas de seguimiento”.
Ahora que Combs está sufriendo su propio momento #MeToo —no solo demandas por agresión sexual, sino una letanía de cargos criminales y condenatorias imágenes de video de él golpeando a una víctima— Cottom tiene una interpretación mucho más siniestra de su cambio de nombre a “Love”.
“Me parece especialmente atroz”, afirma. “Después de que todo saliera a la luz, elegir ‘Love’ me pareció una estrategia psicópata. No bastaba con intentar cambiar de nombre y hacer toda la gestión de su reputación, pero para las personas afectadas parecía que se estaba haciendo la víctima. Eso, para mí, significó que era [...] algo enfermizo”.
Le horrorizaron las imágenes de 2016 obtenidas y publicadas por CNN en mayo en las que Combs golpea brutalmente a su entonces novia Cassie en un hotel; al final, el rapero se disculpó por las imágenes difundidas.
Sin embargo, antes de eso, la demanda de Cassie —presentada bajo su nombre legal, Casandra Ventura— provocó que Cottom volviera a repasar su notas desde esa perspectiva.
“Lo que más me sorprendió es que mis notas coinciden con la persona que ella describió”, observa Cottom y señala “todo, desde la cantidad extrema de control” hasta “lo mucho” que intentó seducirla en la entrevista.
También recordó cómo el equipo de Diddy no ofreció ninguna fuente o amigo que pudiera completar el perfil “de manera oficial” sobre su “nueva etapa”.
“Recuerdo que fue muy extraño”, compartió y añadió: “Creo que es porque se había aislado”.
“Ojalá hubiera aprovechado ese artículo, en plan: ¿por qué la gente no está dispuesta a hablar de él? ¿Por qué no tiene amigos? ¿Por qué sus socios no están dispuestos a hablar con nosotros?”.
“Y también me sentí [...] un poco sucia”, acepta. “Siempre supe que formaba parte de su cambio de imagen, y detestaba pensar que yo había sido cómplice de su campaña de relaciones públicas”.
Sin embargo, cree que ya no habrá más cambios de nombre para Diddy.
“Creo que lo que importa ahora es que al parecer ya recibió su castigo del tribunal de la opinión pública y, a diferencia de un Harvey Weinstein, no puede volver. No creo que haya una historia de redención para Diddy”.
“No era lo bastante poderoso”, afirma Cottom, que también es socióloga. “Era popular, pero no es lo mismo que poderoso. Así que estoy bastante segura de que este es el final [...] Creo que alguien con el aspecto que tenía, cuando golpeó a Cassie en ese video y luego se desentendió, de la forma en que lo hizo —el momento en que volvió a meterse en su personaje— me pareció bastante escalofriante”.
“Creo que esa persona es capaz de haber hecho casi cualquier cosa”.
Cuando se le preguntó esta semana si Combs tenía algún comentario sobre el perfil de Vanity Fair, sus citas en el mismo o el momento de la portada y el cambio de nombre a “Love”, la respuesta de su equipo de relaciones públicas fue: “No tenemos ni idea de lo que están preguntando”.
Traducción de Michelle Padilla