Enheduanna, la mujer que se adelantó a los hombres y nunca fue reconocida por lo que hizo

Enheduanna fue princesa, sacerdotisa y poetisa de la ciudad de Ur, en la antigua Mesopotamia. La imagen muestra un adorador conducido por una diosa menor a la presencia de un hombre sentado, posiblemente el deificado U Nammu, rey de Ur. (Photo by Werner Forman/Universal Images Group/Getty Images)
Enheduanna fue princesa, sacerdotisa y poetisa de la ciudad de Ur, en la antigua Mesopotamia. La imagen muestra un adorador conducido por una diosa menor a la presencia de un hombre sentado, posiblemente el deificado U Nammu, rey de Ur. (Photo by Werner Forman/Universal Images Group/Getty Images)

Enheduanna fue la primera escritora en la historia de la humanidad. Sus palabras y su nombre tallados en tablas cuneiformes de la antigua civilización de Mesopotamia son la prueba inequívoca de que fue una mujer la pionera en atribuirse la autoría de sus escritos hace 4.300 años.

Se le adelantó mil quinientos años a Homero y unos dos mil años a Aristóteles, a quien se le conoce como el padre de la retórica.

¿Pero quién fue esta mujer con un legado tan extraordinario que ha echado por tierra la creencia de que las mujeres estaban relegadas a un segundo plano en las áreas del conocimiento en el mundo antiguo?

Enheduanna, cuyo nombre sumerio significa literalmente "suma sacerdotisa, ornamento del cielo", era la hija del rey Sargón de Akkad y vivió alrededor del 2300 a.C. Su padre dominaba un reino que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Mediterráneo, abarcando lo que hoy conocemos como Kuwait, Irak, Jordania y Siria. Así como Enheduanna es la primera escritora de la que se tiene registro, se cree que Sargón habría sido el primer emperador.

La ambición de Sargón era insaciable. En una maniobra política para tener legitimidad en el sur de su imperio, el gobernante nombró a Enheduanna como suma sacerdotisa del dios de la luna en la ciudad de Ur. Con esa acción mataba dos pájaros de un tiro. Además de sus obvias responsabilidades religiosas, también colocaba a su hija en la cúspide del poder político y administrativo de la región.

La sacerdotisa de las palabras

Enheduanna fue una escritora prolífica. Los arqueólogos han encontrado dos himnos a la diosa mesopotámica Inanna, el mito de Inanna y Ebih y una colección de 42 himnos del templo.

En una reciente exposición sobre Enheduanna en la Biblioteca y Museo Morgan de la ciudad de Nueva York, su curador, Sidney Badcock, elogió la belleza de la escritura de la sacerdotisa.

Una de sus principales obras es La exaltación de Inanna, un poema que demuestra su talento como escritora porque cambia elegantemente de perspectiva, al pasar de primera a tercera persona, para narrar hechos y elogiar a una deidad femenina, según Badcock.

También se trata de una obra autobiográfica en la Enheduanna describe un momento crítico de su vida tras la muerte de Sargón, cuando un hombre llamado Lugal-Ane se rebela y toma el control de Ur. En el ataque, el hombre no solo destierra a la sacerdotisa sino que también la violenta sexualmente.

Uno de los primeros poemas firmados de la historia relata la agresión sexual, el escape de Enheduanna por un ventana y su ruego a Inanna, la diosa sumeria del amor, la fecundidad y la guerra para que interceda por la dinastía de Sargón. El texto termina con el regreso a la normalidad en la ciudad y el ascenso al poder de su sobrino.

La importancia de ese poema es tal que era uno de los 10 textos utilizados durante siglos por las escuelas de escribas para enseñar a leer y escribir.

Entre incrédulos y devotos

La obra de Enheduanna fue encontrada en 1927, cinco años después de que el arqueólogo británico Leonard Woolley comenzara a excavar la ciudad de Ur.

Allí desenterraron un disco de piedra caliza blanca con la imagen esculpida de Enheduanna presidiendo un ritual en el templo y varias tablillas de arcilla con escritura cuneiforme. Pero Woolley no le dio importancia al descubrimiento porque estaba concentrado en la historias de los grandes hombres. En sus publicaciones ni siquiera mencionó el nombre de Enheduanna, sino que la describió simplemente como la hija de Sargón.

Los expertos en literatura babilónica William W. Hallo y J. J. A. van Dijk fueron los primeros en traducir los textos en sumerio de Enheduanna al inglés en 1968. También fueron los primeros en darle el valor que merecían.

“Ahora podemos discernir un corpus de poesía de primera fila que no solo revela el nombre de su autor, sino que lo delinea para nosotros de una manera verdaderamente autobiográfica”, escribieron Hallo y van Dijk en su introducción a la traducción. “En la persona de Enheduanna, nos enfrentamos a una mujer que era a la vez princesa, sacerdotisa y poetisa”.

Los investigadores reconocieron que todavía no conocían el alcance de la obra literaria de Enheduanna pero aseguraron que su estilo y sus convicciones eran tan fuertes que seguramente podrían detectar otros escritos de autoría en otros hallazgos arqueológicos menos conservados.

Pero otros expertos, como el británico W.G. Lambert, han cuestionado que la sacerdotisa fuera la autora de los textos , alegando que pudieron haber sido concebidos por alguno de los escribas que trabajaban para la realeza sumeria.

Benjamín Foster, profesor de Asiriología en Yale, no tiene ninguna duda de Enheduanna es la autora de los textos que firma por la calidad íntima de la voz narrativa. La exaltación fue escrita por una mujer por el lenguaje que usa para hablar de la violación o por elegir la metáfora de un parto al hablar de la escritura.

Hoy se sabe que las mujeres mesopotámicas del cuarto y tercer milenio antes de Cristo realizaban todo tipo de actividades. Podían ser trabajadoras, gobernantes, sacerdotisas o escribas.

Los himnos de Enheduanna trascendían mucho más de lo religioso y lo estético. Lo que deseaba era unificar todas las tradiciones de cultos de esos vastos territorios mesopotámicos.

Badcock dice que el trabajo de Enheduanna es importante no solo porque es la primera autora conocida hasta el momento, sino porque habla de temas que todavía nos conciernen. Ella escribió sobre sus inseguridades, sobre el abuso, sobre el proceso creativo, sobre las dificultades de escribir un poema, sobre la devastación de la guerra, sobre la devastadora fuerza de la naturaleza.

Enheduanna nos abrió un camino literario y estético hace 4.300 años que apenas comenzamos a explorar.

Fuentes: The Morgan Library and Museum, Discovery Magazine, The New Yorker, NYBooks, National Geographic.

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