Emma González afirma que la Marcha por Nuestras Vidas y el activismo homosexual “están estrechamente relacionados”


Mientras miles de manifestantes recorrían la avenida Pensilvania en Washington D.C. durante la Marcha por Nuestras Vidas del sábado, llevando carteles, niños cogidos de la mano y cargando sobre sus hombros con el peso del miedo y el dolor por la violencia armada, a las afueras, en el pequeño Pershing Park, emergía otra pequeña revolución. Allí, un centenar de activistas del grupo Jóvenes contra las Armas, (GAG, por sus siglas en inglés) con sede en la ciudad de Nueva York, establecieron su campamento durante la jornada para transformar el sombrío rincón de hormigón en un gran estandarte multicolor con cintas rosas de Mylar que ondeaban con la brisa.

En la puesta en escena resaltó un detalle: una pasarela alfombrada de color rosa, donde las personas animaban a los transeúntes a enseñarle a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) cómo “desaparecer”, en el lenguaje de RuPaul. Más tarde, un grupo más numeroso le imprimió un tono sombrío al evento vistiéndose de blanco, con los rostros cubiertos con velos y portando la foto con el nombre y una biografía corta de las personas que han perdido la vida como resultado de la violencia armada. La procesión silenciosa de “seres humanos” detuvo a los manifestantes a lo largo de su camino.

El grupo “Jóvenes contra las Armas” reclamó la autoría de este evento político. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)
El grupo “Jóvenes contra las Armas” reclamó la autoría de este evento político. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)

Durante todo el día, los activistas llevaron carteles coloridos pintados con espray que decían: “En mi escuela no”, “Paren los asesinatos de los transexuales”, “La NRA desaparecerá, antes de que volquemos el Congreso contra ti” (haciendo referencia al Mago de Oz), y por supuesto, la clave de la resistencia: “Lesbiana cabeza rapada”.

Esa fue la reivindicación a un insulto que uno de los candidatos legislativos de Maine lanzó contra la principal líder de este movimiento: Emma González, la estudiante con la cabeza rapada que apareció en el escenario nacional solo tres días después del mortal tiroteo del 14 de febrero que se produjo en su instituto Marjorie Stoneman Douglas en Parkland, Florida.

Fue entonces cuando el fascinante discurso de 11 minutos en el que dijo “nosotros lo llamamos B.S.” (las siglas que usó para referirse a “bullshit”, estupideces) se hizo viral, un discurso que avivó a un segmento de la nación que estaba harto de la violencia armada y sacó a la luz a un grupo de estudiantes tenaces e inteligentes de Parkland convirtiéndolos inmediatamente en el foco de atención.

Muy pronto, las personas comenzaron a tuitear que González debería postularse para presidenta. La joven de 18 años hizo notar que ya era presidenta de la Alianza Gay-Heterosexual (GSA, por sus siglas en inglés) de su escuela. Cuando le comentó al Washington Post que se consideraba bisexual, su intensa fuerza cobró más sentido para muchas personas, sobre todo para sus compañeros de la comunidad LGBTQ y activistas gais, para quienes la autoidentidad y la voluntad de defender la justicia han ido de la mano desde hace mucho tiempo.

“Como comunidad, siempre hemos estado a la defensiva. Por tanto, esta lucha ha surgido de forma natural. Durante décadas, o quizá siglos, hemos luchado por nuestros derechos”, le comentó a Yahoo Vida y Estilo, Cathy Marino-Thomas, organizadora del grupo GAG ​​y activista de toda la vida en la lucha por la igualdad matrimonial, refiriéndose a las batallas por la financiación del SIDA, la igualdad en el matrimonio, el derecho a adoptar, a no ser despedido del trabajo y a servir en el ejército, y otra gran variedad de derechos civiles que tanto ha costado ganar. “Creo que nuestra comunidad tiene menos miedo a luchar porque tenemos menos que perder y mucho que ganar. Históricamente, nadie ha defendido a los homosexuales. Hemos tenido que defendernos y, a menudo, luchar contra una gran oposición”.

Por supuesto, nadie puede pensar que el actual movimiento anti-armas es un asunto exclusivo de la comunidad gay, ni siquiera el grupo GAG, para quien ambos temas están estrechamente relacionados. Sin embargo, existen algunos vínculos profundos e innegables, unos de índole personal y otros colectivos, como la Campaña de Derechos Humanos (HRC, por sus siglas en inglés), la mayor organización nacional por los derechos de la comunidad LGBTQ, que tuvo una presencia masiva en la marcha en Washington D.C. dirigida en parte por Karamo Brown, el co-presentador del programa “Queer Eye”, quien también se graduó en el Instituto Marjory Douglas Stoneman de Parkland.

González es uno de esos nexos personales. De hecho, en los días previos a la marcha del sábado le comentó a Yahoo Vida y Estilo que percibe una estrecha relación entre su orientación sexual y su deseo de dirigir el movimiento. “Para mí, existe una conexión personal. Si no fuera tan abierta, no habría podido hacer esto”, dijo. “En noveno grado, cursé una clase de escritura creativa en la que podía expresar lo que sentía, y eso me ayudó a descubrir quién era. Ahí fue cuando realmente entendí quién soy, me acepté y se lo dije a todos”.

Ser tan abierta, dijo González, “me ayudó a comprender que todos, sin importar quiénes son o su apariencia, tendrán que pasar por situaciones difíciles en su vida”. Ser la presidenta de la GSA de su escuela durante tres años ha fomentado sus habilidades como activista.

“Me ayudó a aprender a cambiar rápidamente la agenda, a planificar con anticipación y también a ser más flexible, entendí que puedes organizar una reunión del club teniendo a una persona en mente y que simplemente no acudan porque no han venido a la escuela, y que no puedes enojarte por ello”, dijo. “La mayoría de los jóvenes en GSA sufren depresión o tienen que lidiar con problemas en su hogar, y puedo entenderlo. Existen muchas otras personas en el país que también están lidiando con problemas similares, sobre todo en lo que se refiere a la violencia armada. Ni te lo imaginas. No sabes con cuántas personas de las que hablas a diario han sido víctimas de la violencia armada o han perdido a alguien por su culpa. Con GSA sucede igual. Se trata de un problema generalizado que tiene un gran alcance”.

La pasarela rosa era una atracción. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)
La pasarela rosa era una atracción. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)

González recuerda haber conocido a los representantes del grupo Jóvenes contra las Armas que acudieron a Parkland para mostrar su apoyo el día de la reapertura del instituto tras el tiroteo. “¡Fue genial!”, dijo al mencionar al grupo, a la vez que destacó cuán afortunada se sintió por la cantidad de carteles, volantes, chapas y la sombrilla que le dieron ese día. Sin embargo, su verdadera inspiración se remonta más atrás en la historia de los homosexuales: a la activista transexual Sylvia Rivera, una veterana del levantamiento de 1969 en Stonewall, más conocido como el inicio del movimiento por los derechos de los homosexuales.

“Hay un vídeo de ella subiéndose al escenario en uno de los mítines del Orgullo Stonewall, un par de años después del levantamiento, y todos la abuchean porque era trans. Pero ella les dice “¿Están bromeando? Ustedes son gais y yo soy trans. Todos formamos parte de esto Yo les traje hasta aquí. ¿Cuántas veces he tenido que luchar por ustedes? ¿Y me están abucheando porque soy trans?”, dijo la adolescente. “Al inicio me pareció que era muy injusto, sin fundamento e indigno, y me enojé mucho al verlo. Pero luego aprendí que siempre habrá personas que te odiarán y personas que estén equivocadas. Así que es bueno tenerlo en cuenta y recordar que sea lo que sea que estés haciendo, si lo que haces molesta a las personas, entonces probablemente sea algo bueno”.

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Por supuesto, González no es la única líder detrás del movimiento juvenil anti-armas y la Marcha por Nuestras Vidas. En la semana previa a las manifestaciones, ella y el resto del equipo de Parkland emprendieron una agitada gira publicitaria, como resultado de la cual ocuparon varias portadas, entre ellas la del Time, aparecieron en el estudio de The Rachel Maddow Show y en una serie de Teen Vogue que incluía una historia en su otra publicación de la comunidad LGBTQ, Them, en la que anunciaba, “Adolescentes gais lideran el Movimiento por el Control de Armas”.

Podría parecer una pequeña exageración ya que solo González y su compañera de clase Sarah Chadwick se han identificado como parte de la familia LGBTQ, pero no hay dudas de que los jóvenes que lideran la resistencia comparten un mismo ideal que hace que parezca cierto. Así lo apuntó la estudiante de Parkland heterosexual, Jaclyn Corin: “A medida que la sociedad acepta determinadas cosas, como la legalización del matrimonio homosexual, nos muestra que el cambio que en un inicio parecía tan lejano en realidad puede ocurrir. Eso nos devuelve esperanza. Estamos siguiendo las mismas pautas que con el movimiento LGBT porque, en retrospectiva, es lo mismo. Trabajamos para lograr un objetivo común, como muchas otras personas que no tienen ninguna afiliación política. Eso es el matrimonio y la vida misma”.

Uno de los ingeniosos carteles de los “Jóvenes contra las Armas” en Washington D.C. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)
Uno de los ingeniosos carteles de los “Jóvenes contra las Armas” en Washington D.C. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)

El activista veterano Evan Wolfson, cuya campaña Libertad para Casarse ganó la lucha por la igualdad del matrimonio a nivel nacional en 2015 tras décadas de esfuerzo, considera que el paralelismo es válido.

“Todo se inspira en “Libertad para Casarse”, una campaña en la que a pesar de que las personas, los tribunales y la cultura decían que los homosexuales no podían casarse e incluso los propios homosexuales nos lo decían, no aceptamos una negativa por respuesta. Al no aceptar un no por respuesta, convertimos esa negativa en un sí”, explicó Wolfson a Yahoo Vida y Estilo el día anterior a la Marcha por Nuestras Vidas, a la que se sumó en la ciudad de Nueva York. “Eso es lo que resulta tan inspirador en estos jóvenes y su lucha. Ellos creen que pueden lograr un cambio y están inspirando a millones de personas”.

González con la sombrilla que le regalaron los Jóvenes contra las Armas (GAG). (Foto: Cortesía del publicista de González)
González con la sombrilla que le regalaron los Jóvenes contra las Armas (GAG). (Foto: Cortesía del publicista de González)

Ahora Wolfson está viajando por todo el mundo para analizar junto a otros activistas temas que van desde la anti-violencia y la reforma migratoria hasta la protección del medio ambiente y los derechos de los animales. Señala que, cuando se trata de que los activistas encuentren la pasión, “no puedes reducirla a una sola identidad, ya sea negra o blanca, gay o heterosexual, judía o cristiana. Las minorías han vivido siempre una historia de exclusión y opresión, pero también de solidaridad y lucha por el cambio. Todos compartimos algo, y tenemos que recurrir a ello para mejorar el mundo”.

Para los Jóvenes contra las Armas, ese algo tiene dos caras: la homosexualidad y, en estrecha relación, defenderse de la violencia. Como el grupo ha declarado en su sitio web y en los folletos que lleva a las protestas, la comunidad LGBT se ve desproporcionadamente afectada por la violencia armada: primero, porque la mayoría de las muertes por armas de fuego en Estados Unidos corresponden a suicidios y las personas de la comunidad LGBTQ representan una gran parte de las víctimas suicidas ya que el 92% de los adultos transgénero han intentado suicidarse en torno a los 25 años; y segundo, porque las personas de la comunidad LGBTQ son una minoría que tiene grandes probabilidades de convertirse en víctimas de un delito de odio.

Un ejemplo fue lo que ocurrió el 12 de junio de 2016, cuando se produjo la masacre en el club nocturno gay Pulse en la que murieron 49 personas, en lo que se consideró el mayor tiroteo masivo en la historia de Estados Unidos, al menos hasta que ocurrió el tiroteo de Las Vegas.

De hecho, la organización Jóvenes contra las Armas se formó como respuesta a esa tragedia: personas de una generación más joven e indignada se unieron a los activistas más experimentados, algunos de los cuales fueron los organizadores de ACT UP en los inicios de la crisis del SIDA, y aportaron al grupo sus habilidades de acción directa para llamar la atención, como “hacerse el muerto”, los cánticos increíblemente ingeniosos y movimientos de desobediencia civil en los que se sentaban en la calle con el objetivo de ser arrestados. Una semana después de su creación, GAG tuvo una enorme y conmovedora presencia en la Marcha del Orgullo de la Ciudad de Nueva York, en la que un grupo de más de 750 personas entonaron muy fuerte “¡Alto a la NRA!” y representaron a personas muertas a lo largo de la Quinta Avenida. Desde entonces el grupo ha celebrado protestas de acción directa y se ha mantenido en primera línea de batalla apostado por la educación a través de las exhibiciones de armas a lo largo de todo el país.

“Creo que las personas queer se sienten intrínsecamente excluidos, una sensación muy poderosa cuando sabes sacarle provecho”, dijo Kevin Hertzog, miembro fundador de GAG, quien vivió la crisis temprana del SIDA y perdió a muchos de sus amigos durante el proceso. “Cuando te estás muriendo, haces cualquier cosa”, dijo el sábado en Washington D.C., refiriéndose a la conexión entre los primeros días del activismo en la lucha contra el SIDA y el actual movimiento anti-armas. “Era evidente que nadie nos iba a ayudar, así que tuvimos que ayudarnos entre nosotros”.

Karamo Brown, en el centro, y Brandon Wolf marchan durante la Campaña de Derechos Humanos, el sábado en la Marcha por Nuestras Vidas en Washington, D.C. (Foto: Campaña de Derechos Humanos/Facebook)
Karamo Brown, en el centro, y Brandon Wolf marchan durante la Campaña de Derechos Humanos, el sábado en la Marcha por Nuestras Vidas en Washington, D.C. (Foto: Campaña de Derechos Humanos/Facebook)

“No es casual” que González sea queer, dijo. “Algunas personas se asombran por el hecho de que estos jóvenes hayan podido comenzar este movimiento. Sin embargo, si lo analizas en el contexto queer, no te asombraría en absoluto”.

El cofundador de GAG, Hal Moskowitz, quien también es cofundador de la organización por la lucha contra el Sida Crisis de Salud de los Hombres Homosexuales (GMHC, por sus siglas en inglés), comentó: “Me veo reflejado en los activistas de Parkland. Noto esa motivación que dice: “Es tu problema, me vas a escuchar y voy a seguir intentándolo hasta que lo hagas”. También comentó que la actitud del estudiante David Hogg, quien reconoce ser privilegiado y habla sobre “los niños y las personas afroamericanas cuyas voces no se escuchan” ha sido muy impresionante.

La procesión de “seres humanos” de los Jóvenes contra las Armas en la que representan las vidas que se han perdido a causa de la violencia con armas de fuego. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)
La procesión de “seres humanos” de los Jóvenes contra las Armas en la que representan las vidas que se han perdido a causa de la violencia con armas de fuego. (Foto: Beth Greenfield para Yahoo Vida y Estilo)

De hecho, los adolescentes que lideran esta causa en Parkland, una comunidad mayoritariamente blanca y pudiente conocida por su seguridad, son conscientes de que tienen que hacer todo lo posible por cambiar el enfoque en el que se centran las entrevistas para abordar desde el tema de los estudiantes afroamericanos hasta los problemas de las comunidades más pobres. Nadine Smith, directora ejecutiva de Equality Florida, un grupo que defiende los derechos de los homosexuales, tomó nota de ese esfuerzo.

“Aplaudo a los estudiantes por usar el escenario que han conquistado para decir cómo el racismo y la homofobia impactan en la respuesta a la violencia armada. Son capaces de ver claramente la gran diferencia entre cómo Tallahassee respondió al tiroteo de Parkland en comparación al de Pulse”, señaló Smith en un comunicado. “Los legisladores, quienes tuvieron que ser humillados para permitir un momento de silencio por los 49 asesinados en Orlando, asignaron rápidamente fondos para un monumento conmemorativo y aprobaron una legislación defectuosa e incompleta. Cuando los estudiantes de la GSA, incluida Emma, ​​hablaron en nuestra Gala en Miami, se aseguraron de mencionar a Pulse. Los estudiantes también han ido a Chicago para reunirse y sumar fuerzas con otros alumnos que llevan años luchando contra la violencia armada”.

Tanto Brandon Wolf, quien lideró el contingente HRC, como Brown, de Queer Eye, quienes estaban en Washington D.C. el sábado, también estaban en el Pulse cuando sonaron los disparos. Sus amigos Drew Leinonen y Juan Guerrero fueron asesinados. Al respecto, dijo que vivir esa experiencia lo convirtió en un activista de la noche a la mañana. “Creo que esa unión natural entre la comunidad LGBTQ y la lucha contra la epidemia de la violencia armada se debe a que las personas homosexuales, sobre todo los afroamericanos, temen desde una edad temprana a convertirse en el blanco de atención, resultar heridos o incluso, algo peor, simplemente por ser lo que son”, le comentó Wolfe, de 29 años, a Yahoo Vida y Estilo. “Así que existe un motivo que nos impulsa a protegernos y apoyarnos mutuamente contra esa violencia, y creo que los homosexuales saben mejor que nadie qué se siente al vivir con miedo todo el tiempo”.

Agregó: “Cuando era joven pasé por muchas cosas, tuve que lidiar con mi familia y la comunidad y tuve que atravesar todo el proceso de cambio de mi identidad. Y creo que eso te convierte en un defensor porque has tenido que luchar por tu propia seguridad y bienestar desde tu juventud”.

Emma González desde la Marcha por Nuestras Vidas el sábado. (Foto: Getty Images)
Emma González desde la Marcha por Nuestras Vidas el sábado. (Foto: Getty Images)

Ahora, a medida que la nueva generación de jóvenes crece mientras tiene que luchar por su seguridad y bienestar defendiéndose de la violencia con armas de fuego, están descubriendo sus propias estrategias para hacer oír sus voces y satisfacer sus demandas, recurriendo tanto a técnicas instintivas como a otras que han ido aprendiendo por el camino.

“Una de las cosas que hemos aprendido de las generaciones anteriores de activistas, y que he compartido con los estudiantes de Parkland, es el poder de la paciencia”, comentó Wolf. “Podemos aprender del testamento de la generación anterior que nos muestra que podemos conseguís nuestros objetivos trabajando duro, aunque no sea a la primera, así no nos desanimaremos por el hecho de que a la legislatura de Florida hoy no le interese el asunto. El cambio real tendrá lugar cuando votemos a las personas que de verdad estén dispuestas a aplicar ese cambio”.

Por otro lado, González dejó claro qué puede enseñarle su generación a las anteriores, además del poder de las redes sociales.

“Uno de los principales aprendizajes es que muchas personas se involucran solo con una parte, ya se trate del partido republicano o demócrata. Sin embargo, la mejor manera para lograr los cambios consiste en apelar a ambas partes y escuchar, que es lo que hemos estado haciendo hasta ahora”, dijo. “No pretendo criticar a nadie, pero nos hemos enfocado en la inclusión e intentamos conjugar a las distintas comunidades diseminadas por Estados Unidos. Hemos intentado poner a todos al mismo nivel, averiguar qué piden y ver si podemos, como un gran movimiento, alzar la voz juntos”.