El embargo estadounidense a Cuba, motivo de discordia en un debate en el Congreso
¿Estados Unidos debe mantener su embargo a Cuba? El tema dominó y dividió durante un debate en el Congreso estadounidense entre quienes defendieron que es “lo correcto” y los que piensan que menoscaba la imagen de Washington.
“A 90 millas de las costas de Estados Unidos reside uno de los regímenes más represivos y brutales del mundo” que constituye una “amenaza para el pueblo estadounidense y nuestra seguridad nacional”, sobre todo a través de sus vínculos con China, denunció este miércoles el congresista republicano Christopher Smith.
“El Partido Comunista gobierna mediante la violencia y el miedo e intenta controlar no sólo la economía, sino todos los elementos de la sociedad”, añadió durante una sesión en el subcomité de Salud global, Derechos Humanos y Organizaciones Internacionales de la cámara baja.
Esta audiencia plantea la pregunta de “cuál es el objetivo final de la política estadounidense hacia Cuba”, afirmó la demócrata Susan Wild.
Y la fractura entre ambos partidos no puede ser mayor cuando faltan pocas semanas para que el presidente electo republicano Donald Trump asuma el cargo. Gobernará con una mayoría de escaños en las dos cámaras del Congreso.
Duplicar las sanciones
Como jefe de la diplomacia eligió al senador Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos y muy crítico con el gobierno castrista de Cuba.
Una elección que presagia sanciones.
Smith dio una idea de lo que se avecina: “duplicar las sanciones”.
Ileana Ros-Lehtinen, una excongresista republicana cubano-estadounidense, le da la razón.
“Aunque nadie más imponga un embargo (...) sigue siendo lo correcto”, declaró en calidad de testigo.
“Los países democráticos parecen tener siempre problemas para encontrar el verdadero norte de su brújula moral”, sostuvo la excongresista.
Wild discrepa: “nuestro enfoque hacia Cuba, que ha permanecido constante durante más de seis décadas, con la excepción del segundo mandato del expresidente (Barack) Obama, no ha beneficiado al pueblo cubano”.
“Sólo sirve para distanciar aún más a Cuba de la promesa de una sociedad libre, en lugar de proporcionar alivio a las dificultades económicas a las que se enfrenta el pueblo cubano”, añadió.
Ros-Lehtinen objetó que “todo el mundo comercia con Cuba, hay abundancia (...) y pueden proporcionárselo al pueblo cubano” pero “eligen hacer otras cosas con los alimentos y las medicinas que obtienen” como, según ella, venderlos.
Para Juan Pappier, subdirector de la oenegé Human Rights Watch (HRW) para las Américas “la política estadounidense ha sido contraproducente”, aunque “el gobierno cubano es el único responsable de los abusos que comete”.
El embargo y la inclusión de Cuba en la lista negra de Estados patrocinadores del terrorismo “han proporcionado al gobierno cubano una supuesta excusa para sus problemas, un pretexto para sus abusos, y una forma de ganar simpatía en el extranjero con gobiernos que de otro modo podrían haber estado dispuestos a condenar las prácticas represivas del país”, opinó.
El activista llamó al Congreso a “reemplazar progresivamente el embargo por sanciones específicas contra los funcionarios responsables de violaciones de derechos humanos” y buscar un enfoque multilateral.
Ni diálogo ni ruegos
María C. Werlau, directora del proyecto Archivo Cuba, opina lo contrario.
“El mundo entero se ha comprometido con Cuba” con presidentes, reyes, ministros y activistas de derechos humanos que durante décadas han intentado convencer al régimen cubano de que lleve a cabo reformas, explicó.
Pero “esos regímenes totalitarios no sucumben al diálogo ni a los ruegos”, afirmó.
Para Smith lo ideal es “redoblar esfuerzos y conseguir que otros países se unan” a Estados Unidos en las sanciones. Está convencido de que puede funcionar como con el Apartheid en Sudáfrica.
La pelota está en el campo republicano.
Los demócratas no piensan cambiar de política antes de la investidura de Trump, confirmó este miércoles el jefe de la diplomacia Antony Blinken.
“No preveo ningún cambio en nuestra política hacia Cuba de aquí al final de esta administración”, declaró durante otra sesión en el Congreso.
La demócrata Kathy Manning guarda la esperanza.
“Una cosa que hemos aprendido en las últimas dos semanas es que nunca se sabe lo que va a derrocar a un régimen opresivo”, dijo refiriéndose a la caída de Bashar al Asad en Siria.