Elizabeth Thompson Goizueta y la vanguardia cubana del siglo XX

Elizabeth Thompson Goizueta es licenciada por la Universidad Estatal de Georgia, su tierra natal. Hizo un máster en dicha universidad y cursó estudios de doctorado en la Universidad de Salamanca (España). Durante muchos años ha sido profesora de estudios hispánicos y arte, cultura y literatura latinoamericana y peninsular en Boston College, y curadora adjunta del McMullen Museum of Art, Boston. En estos momentos se desempeña como profesora jubilada de estudios hispánicos en Boston College y curadora independiente.

Elizabeth Thompson Goizueta es curadora de la exhibición ‘The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde” en el Patricia and Phillip Frost Art Museum.
Elizabeth Thompson Goizueta es curadora de la exhibición ‘The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde” en el Patricia and Phillip Frost Art Museum.

En la última década Thompson Goizueta ha desarrollado una formidable labor de investigación y curaduría en torno a artistas fundamentales para comprender la vanguardia cubana del siglo XX como, por ejemplo, las retrospectivas a Wifredo Lam (Cuba, 1902-París, 1982), “Imagining New Worlds, (2014-2015); Rafael Soriano (Cuba, 1920-Estados Unidos, 2015)The Artist as Mystic” (2017) y Mariano Rodríguez (Cuba, 1912-1990), “Variations on a Theme”, (2021). En “The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde” (2024), Thompson Goizueta enfoca la creación, entre 1949 y 1959, de cerámicas por un grupo de mujeres artistas, hasta ahora desconocidas, en el Taller de Santiago de las Vegas.

‘Flower Pot with Fish-Man’, 1953, de Mirta García Buch y Juan Miguel Rodríguez de la Cruz. Cerámica pintada, 8.1 × 8.1 pulgadas. Colección privada.
‘Flower Pot with Fish-Man’, 1953, de Mirta García Buch y Juan Miguel Rodríguez de la Cruz. Cerámica pintada, 8.1 × 8.1 pulgadas. Colección privada.

¿Cómo fue el acercamiento a la vanguardia cubana?

Fueron mis indagaciones en el surrealismo de España en la Generación del 27 que me llevó al surrealismo de Andrés Bretón, y ello me llevó al surrealismo de Roberto Matta y de Wifredo Lam.

Exhibición “The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde”, obras de Amelía Peláez en sala.
Exhibición “The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde”, obras de Amelía Peláez en sala.

¿Cuándo se produce esa inmersión?

Esa inmersión se produce de Matta a Lam. Lam estuvo 15 años en España y nadie había hecho una investigación. Lam supuestamente había ido de Cuba a Francia directamente. Había conocido a Pablo Picasso y tuvo sus exposiciones antes de la II Guerra Mundial, y luego terminó en Cuba con un ir y venir a Francia después de la guerra. Pero resulta que la primera esposa y el primer hijo de Lam mueren en España de tuberculosis. Después tuvo una aventura con una mujer casada, Balbina Barrera, que igual que Lam, apoyaba a la causa republicana en la Guerra Civil Española (1936-1939). Ella es la musa en muchos de los cuadros de Lam pintados por esas fechas. Es decir, es una etapa que lo marca mucho y estaba poco documentada y pensé que podía aportar cosas nuevas.

Amelia Peláez y Juan Miguel Rodríguez de la Cruz. Jarrón pintado con figura de gemelos, 1950. Cerámica pintada, 9 × 7.3 pulgadas de diámetro. Colección Isaac & Betty Rudman.
Amelia Peláez y Juan Miguel Rodríguez de la Cruz. Jarrón pintado con figura de gemelos, 1950. Cerámica pintada, 9 × 7.3 pulgadas de diámetro. Colección Isaac & Betty Rudman.

¿Das el salto a Cuba desde España investigando la obra de Wifredo Lam?

Sí, me llevó diez años hacer la exposición de Lam. Años en los que viajé mucho a Cuba a investigar en el Museo Nacional de Bellas Artes. Roberto Cobas, el curador de arte moderno fue un asesor maravilloso. También Ramón Cernuda me abrió sus archivos. Investigué en Francia en el archivo del hijo de Lam, Skil Lam en París, investigué en Cuba y también aquí en Estados Unidos. Ha sido la exposición más difícil que he tenido por los motivos políticos. Los archivos en París habían puesto un pleito a Cuba; a su vez, Cuba estaba peleada con los Estados Unidos. Los cubanos americanos cuando vieron que estaba tratando de juntar la colección de Lam con obras de Cuba, de los Estados Unidos y de Francia, tuvieron problema con esa idea y muchos retiraron los cuadros. Fue muy complicado, pero valió la pena. A final la exposición se hizo sin las obras de Cuba y viajó por Estados Unidos y Europa.

Obras en sala en el Patricia and Phillip Frost Art Museum, de la exhibición “The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde”.
Obras en sala en el Patricia and Phillip Frost Art Museum, de la exhibición “The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde”.

¿En este punto la inmersión se expande hacia otros artistas de la vanguardia?

Si, porque investigué mucho en el museo nacional y en otros archivos y entonces vi la obra de Rafael Soriano, después la de Mariano Rodríguez. Siempre que vuelvo a Cuba encuentro nuevos artistas. Recuerdo la primera vez que vi la obra de Mariano en su totalidad, empezando en las obras de los años 1930 y terminando en los años 1980. Era una maestría.

“The Lost Generation: Women Ceramicists and the Cuban Avant-Garde” es tu más reciente proyecto sobre la vanguardia cubana. ¿Es pionera esta propuesta?

Yo creo que sí, en ese sentido sí es pionera. Desde el siglo XIX, la academia de San Alejandro había admitido mujeres. Eso de por sí, me parece un paso muy avanzando. No sé si, para esas fechas, en Estados Unidos y Europa las artistas mujeres estaban inscritas oficialmente en las clases, pero en Cuba sí.

¿Y esto te llamó la atención?

Sí, porque en mi propia investigación lo que más me reclamaba la atención era que todo lo que había hecho era solamente hombres. Estaba un poco fastidiada de no poder encontrar mujeres y no sabía qué habían aportado las mujeres a la vanguardia.

Elizabeth Thompson Goizueta es curadora de la exhibición ‘The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde” en el Patricia and Phillip Frost Art Museum.
Elizabeth Thompson Goizueta es curadora de la exhibición ‘The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde” en el Patricia and Phillip Frost Art Museum.

¿Cuándo es que te topas con las obras de cerámica que están ahora en la muestra?

Fue en La Habana hablando en un panel sobre la obra de Rafael Soriano que se me acercó un señor y me comentó que tenía una colección importantísima de cerámica. Tenía cerámica de Lam, Potocarrero, Matínez Pedro, Mariano… todos hombres. Pero de pronto me enseñó obras de Marta Arjona, que yo había conocido como directora del Museo Nacional de Bellas Artes, obras de María Elena Jubría, profesora de Historia del Arte, de Rebeca Robés Massés, y de Mirta García Busch. Muchas las conocía pero no sabía que eran ceramistas. Y me pregunté, ¿cómo es posible que haya investigado tanto y que no conociera estas obras? ¿Y qué tenían en común? Pues que todas eran mujeres. Fue en ese momento que me dije, voy a hacer una exposición sobre estas cerámicas y las voy hacer sobre las mujeres.

Estarían los otros artistas, pero el enfoque sería sobre las mujeres. No puedo decir que fuera un movimiento solo de mujeres, pero sí empezó como un movimiento de mujeres, como un colectivo de mujeres que después de la II Guerra mundial necesitaban económicamente trabajar y le ofrecieron trabajo en el Taller de Santiago de las Vegas.

Comenzaron por su cuenta a dibujar, a diseñar y contaron con el apoyo del dueño, Juan Miguel Rodríguez de la Cruz. Comenzaron a crear diseños vanguardistas aprendidos en la academia que eran originales y superiores, yo diría, a los esfuerzos de los hombres. La exposición va a demostrar que las mujeres tenían más imaginación y hasta Lam decía, cuando miraba estas obras “claramente no tengo imaginación”. Pero incluimos a los hombres porque ellos también aportaban muchísimo al movimiento de la cerámica.

¿Esta exposición supone una nueva inscripción en la historia de la vanguardia artística cubana?

Sí, es una inscripción porque es algo que desconocíamos. Hablamos de que era una relación muy simbiótica entre esas artistas ceramistas, los pintores y la pintora Amelia Peláez, porque ella era la única del colectivo de mujeres ceramistas que era también pintora y apenas conocíamos este fenómeno. Gracias a una disertación inédita de María Elena Jubrías, conocemos como se gestó. Entre 1949 y 1952-3 ya la cerámica, que había empezado como una rama del arte visual desconocida, explotó en Cuba incorporándose a los edificios modernos más importantes.

“The Lost Generation. Women Ceramicists and Cuban Avan-Garde”, Patricia and Phillip Frost Art Museum, 10975 SW 17th St, Miami, FL 33199. Hasta septiembre 29. Para más info. www.frost.fiu.edu

Dennys Matos es crítico de arte, curador y editor. Especialista en arte latinoamericano.dmatos66@gmail.com