Elevar las casas puede inundar a los vecinos. ¿Arreglará el problema esta medida de Miami-Dade?

Es una escena cada vez más común en el sur de la Florida: una casa nueva, elevada según las normas de construcción más recientes, que supera en altura a las casas vecinas más antiguas, las cuales quizá hayan sido construidas incluso antes que existieran los mapas de inundaciones.

La queja que sigue también es cada vez más frecuente: que la nueva casa construida más alta para una mejor protección contra las inundaciones está empeorando las inundaciones para las casas circundantes, drenando su escorrentía hacia las propiedades más bajas.

Una nueva modificación del código de Miami-Dade, y otras que están por venir, están diseñadas para hacer frente a esta creciente preocupación.

El aumento de las inundaciones por el ascenso del nivel del mar y un mercado inmobiliario incesante han convertido los efectos de la elevación de las viviendas en un problema especialmente grave en Miami-Dade. Las casas nuevas pueden elevarse hasta 10 pies por encima del nivel del mar, y una nueva medida del condado exige que las calles nuevas, las orillas de los canales y los terrenos baldíos estén al menos a seis pies sobre el nivel del mar.

Los códigos de construcción, al menos sobre el papel, ya exigen que las viviendas retengan la lluvia (también conocida como aguas pluviales) que cae sobre su propiedad, pero un nuevo ajuste del código añadirá un nuevo nivel de revisión por parte de los funcionarios del condado para garantizar que así sea.

El comisionado Kevin Cabrera, copatrocinador de la legislación, dijo que espera que esta responda a las preocupaciones de los “numerosos” habitantes que han llamado y se han quejado del problema de las inundaciones debidas a las propiedades adyacentes.

“Tomar estas precauciones es un paso proactivo para salvaguardar nuestros barrios. Nos comprometemos a garantizar que la seguridad y la calidad de vida de nuestros habitantes no se vean comprometidas por los efectos de la escorrentía de las aguas pluviales”, afirmó en un comunicado.

Eso pudiera resultar, por ejemplo, en cambios en el diseño, como añadir muros bajos entre las nuevas construcciones más altas y los vecinos para retener o dirigir el agua de lluvia, dijo Marina Blanco-Pape, directora de la división de gestión del agua del condado.

“El hecho de que la escorrentía no vaya a parar a las propiedades adyacentes ya figuraba en el código”, dijo. “Lo que no ha habido, a veces, es una forma explícita de llegar a ese punto. ¿Hay alguna forma explícita de llegar a ese resultado?”

La nueva política, aprobada el martes por la comisión de Miami-Dade, es un primer intento normativo de abordar las turbias reglas en torno a lo que cuenta como inundar a los vecinos.

Una casa nueva en el barrio River Oaks de Fort Lauderdale está visiblemente elevada en comparación con sus vecinas más antiguas. Casas como esta parecen haber resistido mucho mejor las inundaciones.
Una casa nueva en el barrio River Oaks de Fort Lauderdale está visiblemente elevada en comparación con sus vecinas más antiguas. Casas como esta parecen haber resistido mucho mejor las inundaciones.

En las últimas décadas, la Florida ha exigido a las casas de nueva construcción que gestionen ellas mismas toda la lluvia que cae en su propiedad, un cambio respecto a las antiguas políticas que permitían a las propiedades drenar el exceso de lluvia a la calle. Las nuevas construcciones no pueden causar “impactos adversos”, como inundaciones, a sus vecinos.

Sin embargo, según expertos en gestión de llanuras aluviales, eso puede ser difícil de evitar en un estado en el que cada vez son más frecuentes las fuertes tormentas, las inundaciones provocadas por las mareas y los atascos en los sistemas de drenaje. Y, a juzgar por las crecientes quejas en torno a las nuevas construcciones en barrios antiguos, los constructores no siempre han diseñado planes de obra que cumplan el antiguo código.

El problema es de hidrología básica. El agua fluye cuesta abajo. Cuando se eleva la mitad de las casas de una calle, el agua que antes se asentaba uniformemente entre ellas ahora se concentra en las propiedades más bajas. Para esos vecinos, se trata de una inundación causada por la nueva urbanización. Pero ese impacto específico no se tiene en cuenta en los códigos de construcción.

Hasta ahora, este cambio de política solo se aplica a la zona no incorporada de Miami-Dade, pero Blanco-Pape dijo que su equipo ha estado trabajando en una revisión de los códigos de construcción en torno a las inundaciones que esperan estrenar pronto. Los posibles cambios incluyen la cantidad de concreto frente a los espacios verdes en las propiedades y la suciedad del agua que se vierte en los canales y vías fluviales. Y, al igual que el impulso del condado para elevar nuevas calles y terrenos, se aplicaría a una franja más amplia de Miami-Dade.

“Este cambio resultante de hoy es un paso, y lo que traeremos de vuelta a la junta en un par de meses es el siguiente”, dijo.